Artículo de opinión
10 nov 2019 . Actualizado a las 16:46 h.Un año después, el entrenador del Real Sporting de Gijón analizó en la sala de prensa lo que más de uno lleva viendo estos meses, los jugadores rojiblancos no tienen una calidad suprema y cuando no ponen más intensidad que el rival, lo normal es perder duelos y caer derrotados en esta categoría de plata. Así lo repitió José Alberto en varias ocasiones: "Esta categoría es de duelos, de ser fuertes en cada uno por uno, si no consigues eso, es complicado ganar partidos más allá del talento".
Su discurso llega tarde y parece haber caído en oídos sordos por parte de la afición sportinguista. Curiosamente, su complicidad con el vestuario rojiblanco le ha dado vida extra frente a las altas esferas de la SAD, donde Javier Fernández viene siendo su único apoyo, pero también puede haber obrado su futuro despido en función de la reacción de los futbolistas. Es hora de ver si los protagonistas ofrecen un paso adelante en el derbi asturiano, o bien dejan caer a José Alberto en el Carlos Tartiere. Ayer no le hicieron la famosa cama, aunque por momentos lo parecía, yo mismo lo pensaría si no me constase que entre los jugadores titulares se encontraban algunos de los más fervientes defensores de su continuidad. El Sporting fue un equipo sin alma, que llegó a bajar del 40% de posesión en El Molinón y con el marcador en contra durante el comienzo de la contienda, algo tan inadmisible como la parsimonia con la que se realizaban los saques del balón parado.
El partido frente al Numancia no tiene mayor análisis táctico que el citado, además de una serie de errores individuales puntuales, como ocurre en el único gol de la tarde. Entre Molinero y Álvaro Vázquez no se cubre el primer poste, mientras Cristian Salvador pierde la marca en la segunda jugada. El propio José Alberto reconocía que sus jugadores no habían cumplido el plan del partido trabajado durante la semana y por ahí se debe empezar todo. Todo fue simplemente un desbarajuste a nivel ofensivo y defensivo, algo de lo que él también tiene responsabilidad, ya que sus ejercicios y palabras no parecen tener efecto.
Centrados ya en la alineación, más allá de los gustos personales de cada uno, el doble pivote compuesto por Javi Fuego y Cristian Salvador se volvió a mostrar muy plano sin el marcador a favor. El asturiano es más táctico y el zamorano más explosivo, pero en el fondo se trata de cromos repetidos, prueba de ello es que Borja López tuvo que llevar el balón jugado desde su área hasta el campo rival. No son capaces de construir juego y además desconectan a Manu García. La entrada de Nacho Méndez, sin ser una maravilla, le dio otra cara al equipo, que encontró un mayor pegamento entre líneas a la hora de crear jugadas.
Nota a José Alberto y el cuerpo técnico
Suspenso. Un año después no hay once de gala, no hay estilo, no se compite y no se cambió el guión del partido desde el banquillo. Hay los mismos problemas que supusieron el cese de Rubén Baraja.
