Pizarra: Las 5 claves del triunfo del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Pedro y Álvaro
Pedro y Álvaro Real Sporting

Artículo de opinión

14 jul 2020 . Actualizado a las 16:36 h.

Victoria importante para el Sporting en lo que a matemáticas se refiere. Los rojiblancos alejan definitivamente la sombra del descenso y mantiene con vida, aunque sea con respiración asistida, las opciones de Playoff de cara a esta última semana de campeonato. Djukic podrá estar muy satisfecho con la versión de los suyos ante el Málaga, pero seguramente preguntándose por qué este tipo de partidos no los venían haciendo antes. El Sporting ha convertido la irregularidad en algo cotidiano, lo cual no invita a creer demasiado en estas dos jornadas que restan.

Un gol tempranero

Es raro que en el Sporting aflore el acierto de cara a puerta. No es casualidad que sea uno de los equipos que menos goles cuenta a su favor del campeonato, por lo que hacer diana en tu primera ocasión ayuda mucho a otorgar ese plus de confianza y comodidad en el partido. Un condicionante que jugó a favor de los locales y que vino desde la incorporación y definición de uno de los laterales, lo cual añade aún más imprevisibilidad al asunto. Preludio perfecto de lo que Djukic había planeado para este encuentro.

Una banda derecha clave

Ante las subidas constantes de Juankar, el carrilero zurdo malagueño, y la preponderancia de los de Sergio Pellicer por atacar por ese costado, el Sporting encontró la grieta perfecta en el sector diestro de su ofensiva. Javi Fuego volcaba el juego hacia esa zona, donde los rojiblancos se contaban a pares con Nacho Méndez y/o Pedro Díaz acercándose a dar cobertura al poleso. Si bien en los minutos que estuvo Unai Medina sobre el campo el bilbaíno acostumbró a subir mucho por su banda, tras su lesión, la instrucción se repetía con Molinero, aunque éste estuviera menos acertado en la mitad de cancha rival. Tanto a la hora de construir juego atrayendo a las marcas hacia esa zona -cuestión clave en el segundo gol-, inclinando claramente el campo, como cuando tocaba lanzar algún contraataque, el sector diestro del Sporting fue el filón que trató de explotar Djukic. Un motivo de peso que ensombreció la actuación ofensiva de los jugadores del carril contrario.

Mucha movilidad arriba

Con el juego tan volcado hacia un mismo sector, el Sporting necesitaba sorprender en el último tercio para no ser fácilmente defendible. Tanto Murilo acercándose mucho al carril interior abandonando la cal, como Álvaro Vázquez moviéndose por todo el ancho del ataque, permitieron al Sporting ese punto de movilidad tan necesario para oxigenar la jugada y atacar las zonas más liberadas. Especialmente acertado estuvo el catalán con un repertorio de desmarques de ruptura de lo más inteligentes ante una defensa malacitana que vivía demasiado lejos de su portería. Algún acierto más como los maravillosos pases de Nacho y Pedro para las asistencias de ayer y el resultado podría haber sido más abultado a favor del Sporting.

Una defensa ordenada

Especialmente en la primera mitad, con un Málaga que encontró muchas dificultades con balón, el Sporting mostró dos versiones bien diferenciadas a la hora de organizarse en fase defensiva. Combinó tramos de presión adelantada en bloque, con el equipo comenzando a defenderse muy arriba, con otros en los que no salía a presionar al conjunto malacitano, esperándolo en campo propio, en un bloque medio, pero siempre con un alto componente colectivo: líneas juntas, equipo en pocos metros, saltando a la presión en el momento oportuno y vigilando muy bien el tapar los pasillos interiores para evitar que filtraran pases peligrosos que rompieran líneas de presión. Ambas fórmulas dieron resultado para incomodar a un Málaga que mejoró su versión ofensiva en la segunda mitad, con un Sporting que le concedió más metros y que esperaba más cerca de Mariño sus opciones para dañar a la contra.

La gestión de la ventaja

Y es que, hilado con lo anterior, el Sporting hizo muestra de manejar bien el marcador a su favor. De una versión más atrevida y destapada en ataque a resguardarse más y tratar de aprovechar alguna opción con espacios ante un rival cada vez más volcado. Es algo que al Sporting se le solía atragantar esta temporada, pero ante el Málaga hizo buena muestra de cómo gestionar el resultado. Es cierto que ninguno de esos contraataques fructificó, con alguna que otra toma de decisión en momentos clave que resultaron erráticas, pero al menos pudimos evitar esa clásica versión de un Sporting encerrado que termina sufriendo e incluso perdiendo puntos. El gol visitante llegó en un clamoroso despiste en el descuento, por lo que el balance general de dicha gestión resulta positivo.

Los cambios

Babin por Unai y Gaspar por Pablo Pérez. Ambos obligados a la media hora de partido por la lesión de los dos titulares en la banda derecha. Babin desplazó a Molinero al carril que, aunque tenía instrucciones de continuar con lo que había logrado Unai, lo cierto es que -gol aparte- no consiguió igualarlo en campo contrario. Gaspar, siendo un perfil diferente a Pablo, estuvo muy participativo y atrevido en banda derecha, aunque Pérez estaba firmando un partido correcto. Babin ocupando su rol habitual en el centro de la zaga continuó con su buena dinámica reciente y no acusó el cansancio acumulado.

Salvador por Pedro y Manu por Murilo. Cambios de hombre por hombre en cuanto al rol, ninguno de los dos llegó a brillar demasiado en los veinte minutos que dispusieron, pero tampoco se les puede achacar nada. Aportaron refresco sin mayor incidencia en lo táctico.

Berto por Nacho Méndez. Pudimos ver de corto a Berto sobre el césped de El Molinón, pero más allá de esto, no hubo tiempo para más en un cambio que se produjo en el descuento del partido.

Nota a Djukic y al cuerpo técnico

Notable. Gestionó bien el marcador favorable, planteó una buena defensa en diferentes aspectos para incomodar al Málaga y supo cómo atacar las debilidades de un rival que venía a Gijón acumulando ocho horas sin encajar un gol. El Málaga fue vulnerable atrás e inoperante en ataque, mucho más por mérito de los locales que demérito de los de Pellicer.