Los afectados deciden no desvelar sus identidades
30 dic 2020 . Actualizado a las 09:54 h.Ley del silencio. La sacudida en la actualidad del Real Sporting de Gijón provocada por la confirmación del brote de Covid-19 en el vestuario rojiblanco obliga a cerrar filas. El escueto comunicado oficial del club despejaba las especulaciones en cuanto al número de afectados, pero no los nombres de los protagonistas. La entidad, amparada por la Ley de Protección de Datos, evitaba revelar qué futbolistas se encuentran infectados, un proceder habitual entre los clubes de LaLiga. Las diferencias en comparación a sus pares han aparecido con el paso de las horas.
Mutismo en la plantilla. Con los rojiblancos integrando la larga lista de clubes afectados por el coronavirus desde el comienzo de la pandemia, la ausencia de comunicados particulares entre los contagiados separa al vestuario sportinguista de un camino normalizado entre sus rivales. Acción y reacción a la que los seguidores del mundo del fútbol se han acostumbrado; los ejemplos se encuentran sin mayor dificultad y sin tener que mirar demasiado lejos. En el Sporting se ha elegido otro camino.
Desde la entidad rojiblanca se ha 'recomendado' a los afectados que sopesen no desvelar mediante los habituales mensajes en redes sociales su inclusión en la lista de positivos, buscando de este modo evitar agravios comparativos entre los que así lo decidieran y los que prefirieran mantenerse en silencio. En la balanza, la libertad individual frente a la protección del grupo. En juego, la salud particular de los afectados, pero también la trayectoria exitosa de la primera mitad del curso. Nadie rompe filas.
El núcleo rojiblanco ha decidido no conjugar los verbos normalizar y comunicar empujados por el recelo. Con la duda de si dar el paso ayudaría a acallar el ruido externo y la rumorología o por el contrario generaría una corriente negativa o de presión máxima sobre alguno de los afectados. La decisión, silencio total en el Sporting. El primer día de vuelta a Mareo no servirá para sacar a nadie de dudas, sin luz, taquígrafos ni cámaras en la sesión, estirando las incógnitas que el regreso a la competición terminará por desvelar.
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