Las 4 claves del empate del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Djuka
Djuka Real Sporting

Artículo de opinión

01 mar 2021 . Actualizado a las 20:45 h.

Punto es punto. Los de David Gallego, una jornada más, demuestran que en su feudo, en El Molinón ? Enrique Castro ‘Quini’, solo saben sumar, sea cual sea el rival. El de esta cita dominical, precisamente, podía presumir de ser de los “gallos” de la categoría. Y sí, subió el nivel del fútbol sobre el tapete gijonés en un duelo con momentos para cada uno, algunas luces pero también varias sombras. El punto, vista la renuncia de ambos en los últimos minutos, parecía contentar a todos. Analizamos a continuación algunas de las claves de este encuentro:

Dominio con protagonista

Dibujando en nuestro imaginario la previa del partido, podíamos esperar un Sporting más reactivo, confiando en su buen hacer defensivo, con la intención de alejar al Espanyol de la portería de Diego López para así tener espacios para atacar con verticalidad y juego directo. No podemos negar que la intención estuvo ahí, pues fueron esos envíos a la espalda de la zaga blanquiazul la vía de ataque más peligrosa en favor de los intereses rojiblancos, sin embargo, los de Vicente Moreno fueron capaces de dominar con balón a un Sporting que durante largos tramos del partido (especialmente inicio de la primera mitad y el conjunto de la segunda) no tuvo opción de réplica. Los de Gallego, encerrados cerca de Mariño, no tenían alternativa; despeje a tierra de nadie intentando un milagro más de Djuka en cada disputa.

Los mejores minutos del Sporting llegaron precisamente con el guion opuesto, cuando los locales consiguieron hacerse dueños del balón. Tras sacudirse un inicio fulgurante de los catalanes, los de Gallego comenzaron a amasar posesiones más largas, atrayendo al rival con una salida de balón lenta pero bien organizada, estirando las líneas pericas para saltarse su presión con envíos a media distancia sobre Djuka o cambios de orientación que facilitaban un posterior ataque vertical por fuera. Atraer para generar espacios, una premisa básica que permitió a los locales poner contra las cuerdas al cuadro catalán. Algo que apenas duró los veinticinco minutos que acontecieron entre el enésimo gol del serbio y el tiempo de descanso.

Eligiendo cuándo presionar

Ahondando todavía más en esos buenos minutos rojiblancos, puesto que en la segunda parte el guion cambió casi por completo, hubo otro factor, este sin balón, que permitió al Sporting crecer en el partido: la elección de momentos para presionar arriba al rival. La iniciativa estaba siendo visitante, pero los de David Gallego se mostraban tan ordenados defensivamente como acostumbran. Sin embargo, se tomaron algunos riesgos en una presión alta que terminó siendo fundamental para el gol local. Unos riesgos estudiados y bien elegidos, pues Djuka no se desgastó corriendo tras el rastro del esférico, sino que dosificó energías para presionar siempre bien acompañado en coordinación con los hombres de ataque rojiblanco. El Espanyol comenzó a acumular pérdidas en campo propio, una de ellas desencadenando en gol, algo que logró limitar en la segunda mitad consiguiendo situar el bloque perico unos metros más adelante, ahogando a un Sporting incapaz de salir.

Juego de iguales en banda

No es nada nuevo en el fútbol; las jugadas comienzan por dentro, se cocinan a fuego lento por los carriles exteriores y se vuelve al pasillo central, al área, para finalizarlas. El juego por bandas siempre es clave para entender el desempeño ofensivo de un equipo, pero en este partido en concreto, su importancia fue aún mayor. Sin su referencia ofensiva habitual, el Espanyol se aferraba a la figura de Embarba para marcar sus opciones en ataque, algo que el Sporting controló muy bien con un Saúl que supo desactivarlo, además de las ayudas de Gaspar. En el otro lado también se jugaba una parte importante del partido, con un Puado que estuvo muy activo, atacando en velocidad y poniendo en aprietos a un Guille Rosas que posiblemente aún no se había visto tan exigido en la temporada. Aun así, los de David Gallego supieron frenar el ímpetu visitante por banda, por lo que en sentido defensivo se aprueba la labor de los rojiblancos. Sin embargo, en ataque, como reconocería en la rueda de prensa posterior al choque el propio míster, las bandas también eran el objetivo prioritario para los asturianos. Las diagonales al espacio de Gaspar y Aitor, encontrando facilidades para avanzar espacialmente a la espalda del lateral derecho perico, Óscar Gil, era algo premeditado y ensayado. Los cambios de orientación citados anteriormente, que se dieron con mayor frecuencia de lo habitual, tenían su razón de ser. Un partido de juego exterior que el Sporting supo plantear tanto ofensiva como -especialmente- defensivamente.

La gestión de los cambios

Posiblemente sea uno de los pocos lunares que se le pueden encontrar a David Gallego esta temporada en cuanto a su toma de decisiones, la cual raya la perfección. Un Sporting maniatado en campo propio, con varios jugadores sancionados sobre el verde, estaba viendo cómo esta situación le estaba perjudicando en materia defensiva. No fueron pocas las acciones de jugadores como Manu García o Javi Fuego evitando entrar con intensidad o cortar algún avance peligroso del rival por no tentar a la suerte con una segunda amarilla. Ya no es tanto buscar un cambio para modificar el rumbo de partido -algo que no siempre es posible aunque se le demande siempre al entrenador-, sino ser más precavido, jugar con aquello que te está limitando no parece la opción más comedida. El primer cambio sin lesión mediante llegó en el minuto 80. Sintomático.

Los cambios

Bogdan por Rosas. Cambio obligado por lesión en el lateral diestro. Ante las lágrimas del gijonés, el ucraniano cumplió bien con su cometido, asomándose en un par de incorporaciones al ataque y defendiendo bien en el uno contra uno, aunque a punto estuvo de salir en la foto tras medir mal en un centro lateral.

Carmona por Gaspar. Cambio para tratar de tener mayor control del esférico, ya que se estaba perdiendo muy rápido tras recuperar, y sumar piernas frescas en las ayudas defensivas. Aun así, con apenas diez minutos en un partido que ya rozaba la tregua, el balear no tuvo tiempo para hacer nada reseñable.

Pedro por Manu y Nacho por Aitor. Más piernas de refresco para los últimos minutos, sin tiempo para hacerse notar.

Nota a David Gallego y el resto del cuerpo técnico:

Bien. Se vio, al menos por la primera parte del equipo, un planteamiento de partido definido y estudiado. El Sporting supo qué tenía que hacer, actuó en base a sus virtudes y no se arrugó ante un candidato claro al ascenso directo. La imagen de la segunda mitad no fue tan positiva, pero al menos los rojiblancos hicieron lo que ya han demostrado saber hacer esta temporada. Citando a Gustavo López en la retransmisión televisiva: “el Sporting en la primera parte ha sabido competir y en la segunda ha sabido sufrir”. Es el resumen perfecto.

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