Pizarra: Las 4 claves de la derrota del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Gallego
Gallego LaLiga

Artículo de opinión

11 abr 2021 . Actualizado a las 18:00 h.

Primera vez que el Sporting encadena dos derrotas consecutivas en toda la temporada, precisamente a la hora de afrontar la recta final, cuando toca jugarse los objetivos. De nuevo, un partido en el que entran en juego versiones muy diferentes de un mismo Sporting. Luces y sombras en Tenerife que, como últimamente en dinámica rojiblanca, desemboca en contra de los intereses de David Gallego y los suyos. Analizamos a continuación algunas de las claves de esta derrota:

Faltos de profundidad y desequilibrio

Resulta necesario discernir lo que fue el primer tiempo del Sporting del segundo dado el nivel de juego mostrado en ambos. Los cuarenta y cinco minutos iniciales arrojaban cierta luz por varios aspectos positivos. El equipo era capaz de adueñarse de la posesión, salía jugando desde atrás sin grandes dificultades a un ritmo de circulación más elevado que en otras citas, algo que se trasladaba también a la parcela contraria, donde la acumulación de jugadores por dentro, con Manu acercándose a la base y Nacho incidiendo por dentro, permitía que se sucedieran combinaciones de buen nivel. Se intercalaba juego horizontal con pases filtrados en vertical para conectar con la delantera, liberando los carriles exteriores para las incorporaciones de los laterales, que cuando tenían la opción de aparecer lograban generar peligro.

Sin embargo, todas estas virtudes quedaban aminoradas cuando tocaba acercarse al área rival. No había espacios para los clásicos desmarques de Djuka, mientras los laterales apenas lograban ganar línea de fondo. Sin esta profundidad tan necesaria, solo quedaba agarrarse al desequilibrio individual en el uno contra uno, algo que permitiera generar desajustes en la defensa rival, pero esto no terminó llegando. El Sporting adoleció de un punto más de acierto y agresividad en el último tercio que le permitiera traducir en peligro real todo aquello que estaba haciendo bien en los pasos previos. En la segunda mitad la película ya fue otra.

Bajón de rendimiento en la segunda mitad

Hasta el último mes, el Sporting nos había acostumbrado a todo lo contrario de su dinámica actual: iniciar cada parte de manera frenética, calmar las aguas en el primer tiempo e imponerse y hacer los goles en el segundo. En estas últimas jornadas la desconexión en los primeros minutos parece instalarse cada vez que saltan al verde, sumando además un bajón de rendimiento en las segundas partes que empieza a ser preocupante. Esta vez el despiste inicial no se quedó solo en eso, sino que se reprodujo durante toda la segunda parte. Las buenas sensaciones -aunque inofensivas- del primer tiempo se esfumaron enseguida. No hubo ni rastro de lo mencionado en el párrafo anterior, y el Sporting, ahora a merced de su rival, no tuvo la capacidad de reaccionar y darle la vuelta a la situación.

Pérdida del control de partido

Desde el balón, el Sporting logró superar a su rival en la primera parte, o al menos le permitió no sufrir y controlar el contexto de partido. Sin embargo, en cuanto el Tenerife comenzó a ganar cuota de posesión, la balanza fue inclinándose en favor de los locales. Los de David Gallego perdieron la iniciativa, empujando al bloque cada vez más cerca del área de Mariño, lo que indirectamente favorecía que la presión de los canarios fuera más efectiva al disponer de más piernas en mitad de campo rojiblanca.

En esta situación, el Sporting tenía que rendir a muy alto nivel para zafarse de dicha presión, combinar y adueñarse de nuevo del balón. No fue capaz. Las imprecisiones, fruto de una mezcla de la presión rival y las prisas por tener que escapar de dicha defensa alta, dieron lugar a un nerviosismo que impidieron a los de Gallego volver a adueñarse del cuero, ni siquiera se logró de forma clara con el marcador en contra. El Sporting perdió la manija del encuentro para no volver a recuperarla.

Sustituciones sin efecto

Con el Sporting acumulando dudas, tanto por la pronunciada falta de profundidad como por esa pérdida del control de balón, se antojaba necesario que los cambios permitieran dar la vuelta a dicha situación, pero no fue así. Ninguna de las decisiones desde el banquillo permitió virar el rumbo, y la imagen del equipo con los jugadores que entraron de refresco desde el banquillo no mejoró, ni siquiera con la necesidad acuciante de ir abajo en el marcador.

Los cambios

Carmona por Pablo Pérez. Buscaba más presencia entre líneas Gallego con la entrada del balear. No tuvo demasiadas intervenciones en un momento plano de los rojiblancos con balón. La presencia del 10 no sirvió para solventar las dificultades con balón.

Gaspar por Fuego. Más verticalidad con balón y cambio de rol en algunas piezas. Al igual que con Carmona, el canterano no gozó de oportunidades ni incidencia para cambiar la dinámica.

Cumic por Nacho. Un cambio que podría tener la intención de sumar mayor desequilibrio individual y velocidad para el último tercio, pero dándose ya con el tiempo cumplido, no hay manera de poder valorarlo.

Nota a David Gallego y el resto del cuerpo técnico:

Insuficiente. La primera parte tuvo ciertos aspectos positivos, aunque siempre con margen para la mejora. El segundo tiempo fue todo lo contrario; el Sporting se desdibujó, superado por su rival, y no hubo opción ni reacción desde el juego. Igualmente, no es hora de ser agoreros ni hacer leña de un árbol que hay quienes creen ver caído. Este Sporting está donde está por méritos propios, toca seguir buscando un objetivo que no estaba marcado allá por agosto afrontando un partido que siempre tiene un valor superior a los tres puntos.

Lo menos que se puede hacer desde fuera es seguir creyendo, confiando, porque si siquiera tenemos eso entonces, ¿qué nos queda?

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