«La herida»

David Herrero García

SPORTING 1905

Pablo Pérez
Pablo Pérez Real Sporting

Artículo de opinión

12 abr 2021 . Actualizado a las 20:20 h.

Lo escribió Faulkner y lo canta Nacho Vegas: «entre el dolor y la nada: elegí el dolor». Entre las dos últimas temporadas vagando por los puestos intrascendentes de la clasificación y la decepción que supone enlazar por primera vez dos derrotas consecutivas en abril: elijo perder en Tenerife.

La Segunda división te confunde, como un trilero que se las sabe todas, te dobla la apuesta y de pronto los vasos se mueven a una velocidad que escapa de tu visión y ni idea de dónde está ahora la pelotita. Todos los años pasa lo mismo. Todos los años hay varios equipos que se la pegan en el momento menos adecuado. La Segunda división es así de agorera. Nunca celebres nada hasta que no termine la competición: lo saben en Gran Canaria, en Girona o en Coruña. También hay quien sorprende en las últimas jornadas. El equipo que se cuela en la fiesta sin invitación, sin conocer a ninguno de los presentes y, mientras el resto trata de mantenerse en pie, se gana un viaje a primera por la cara. Luego está el metódico, el que antes de caerse toma conciencia de su situación y sale a la terraza a tomar el aire. El que rellena su copa a escondidas para que nadie le copie el truco: poco alcohol y mucho hielo. Se queda hasta el final, pero cuando encienden las luces no se asusta.

Compromiso

El Sporting no mereció ganar en Tenerife aunque tampoco mereció perder y, a estas alturas de competición, la nada irrita más que la herida. El juego del equipo preocupa mientras que la plaza para el playoff sigue a buen recaudo con siete puntos de ventaja sobre el séptimo. Pareciera que solo Espanyol y Mallorca han sumado puntos, pareciera que la categoría ha decidido conceder una tregua durante estas últimas dos semanas.

Ahora es fácil ver las carencias del equipo, criticar los planteamientos de partido, sugerir cambios en el once o pronunciar las palabras que nunca fallan: «falta compromiso». El mismo compromiso del que nos vanagloriábamos dos semanas atrás, los mismos planteamientos que ganaban partidos hace apenas dos encuentros o el mismo guardameta que dejaba la portería a cero en casi la mitad de sus partidos. Es lógico el descontento, pero sería muy imprudente permitir que diera paso a la frustración.

En el próximo encuentro, el Sporting se enfrenta al Oviedo en el derbi asturiano y no hay mejor escenario para despejar las dudas y volver a hacer de El Molinón un fortín. Volver a la senda de la victoria es necesario, ganar al eterno rival es casi una obligación.

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