«Las 4 claves de la derrota del Sporting»

Dani Souto

SPORTING 1905

Abelardo
Abelardo La Liga

Texto de análisis

18 sep 2022 . Actualizado a las 22:29 h.

Apenas había contabilizado dos derrotas en sus registros en la categoría antes de volver a tomar las riendas del banquillo rojiblanco. Tomándonos la licencia literaria de no contar el partido perdido en la última jornada del pasado curso, esta temporada Abelardo Fernández ya suma el mismo número de derrotas que aquel año del ascenso en la 14/15.

Segunda vez, y consecutiva, que cae el Real Sporting de Gijón en este inicio de curso, con la peor imagen de la temporada y sin hacer gol por tercera vez (de 6) en este primer mes de competición. Mucho por mejorar tras una derrota que tratamos de analizar a partir de 4 claves.

Distancia entre líneas: equipo muy estirado

Un factor con doble lectura, pero negativa en ambas. El Sporting estuvo lejos de ser un equipo compacto en La Romareda, un aspecto clave para entender los desajustes del equipo en la presión, las amplias distancias a recorrer para realizar las ayudas y coberturas defensivas cuando se requerían, los espacios entre líneas que permitían el avance rival con verticalidad o, en el aspecto con balón, la falta de apoyos y líneas de pase para que el equipo pudiera trenzar jugadas con el esférico controlado. Todo ello cuestiones que salieron mal en clave sportinguista y que parten de esa misma premisa de base: las amplias distancias entre las líneas rojiblancas.

Sin propuesta con balón

Añadido al punto de partida anterior, el Sporting no fue capaz de sumar posesiones de valor hasta que el guion de partido cambió sustancialmente con el gol local. Durante una hora de juego, con los de Abelardo siendo presionados cuando intentaban salir desde atrás, el cuadro asturiano no hizo ni el amago de buscar combinaciones por dentro o circulaciones de balón que les permitiera avanzar en alguna ocasión con el esférico controlado. Todo se resumía en: cuero al lateral y envío largo de este intentando que llegara un Djuka que al cansancio fue sumando desesperación viendo que no podía hacer bueno ni uno de estos intentos. Ningún envío era preciso ni, aunque pudiera llegar serlo alguno de ellos, tampoco sería aprovechable -volviendo a las distancias que impedían apoyos de segunda línea adecuados-.

La presión no fue tal como para fiarlo todo a este tipo de envíos ni tampoco la efectividad (un 72% sobre el total de los pases, segunda cifra más baja tan solo superada por la del día del Andorra) ayudó a que el envío directo fuese un camino a seguir por los rojiblancos. Sin líneas de pase en fase de iniciación ni apoyos si se conseguía hacer una recepción en campo rival, solo quedaba la resignación. Solo cuando el Zaragoza replegó y concedió metros dejó que el Sporting tocara en campo rival, aunque sin gran brillantez.

Descoordinados y desorganizados

Especialmente relevante en dos fases del juego defensivas: la presión alta y la defensa adelantada. La presión habitualmente era iniciada por uno de los hombres más adelantados (Djuka - Zarfino) y rara vez era acompañada por su socio en la primera línea ni por los que debían sumarse a continuación. De igual manera, más allá de la acción del gol en la que de nuevo la línea no está bien tirada rompiendo el fuera de juego, se volvió a ver mucho desorden en la toma de decisiones de jugadores de todas las líneas, casi como si fueran un ente individual y no parte de un engranaje colectivo; saltando cuando no toca, abandonando posición, no realizando la cobertura, mal colocados -de nuevo las distancias-... Un partido que destapó la peor cara de un equipo que en líneas generales venía siendo ordenado en boca del propio Abelardo. Esta vez no estará satisfecho en ese aspecto.

Sin acierto de cara a puerta

En un partido donde todo lo que se resalta es malo, quizás resulte llamativo apelar una vez más al (des)acierto, pero no es para menos. El Sporting tuvo en su mano por dos ocasiones (muy claras) igualar el marcador, pero marró en ambas. Esto no quita que el Zaragoza también desaprovechara las suyas para ponerse por delante antes o sentenciar el partido con una renta de dos goles, pero al final lo que cuenta para el resultado es que la pelota entre, y en el caso de los maños solo lo hizo una vez, mientras que el Sporting tuvo de cara el poder hacerlo y no lo logró por demérito suyo. Si entran la de Djuka o la de Gragera las sensaciones del partido serían las mismas, pero al menos te llevarías la "alegría" de sacar algo en forma de puntos de un partido que mereciste perder. "Sorprendentemente", el Sporting llegó a realizar 11 disparos, pero solo uno entre los tres palos.

Los cambios

Milo y Queipo por Djuka y Aitor. Refresco ya con el marcador adverso. El delantero serbio no llegó a aportar mucho más allá de algún forcejeo con la zaga rival, mientras que Queipo tuvo alguna acción de peligro en el entorno del área rival. Destellos individuales del canterano que mejoraron ligeramente al equipo en ataque.

Bamba y Cristo por Insua y Zarfino. Debut del central ante una situación delicada por la tarjeta que arrastraba un Insua que se jugó la expulsión. El suizo estuvo correcto en lo que tuvo que intervenir en líneas generales. Cristo, con el equipo teniendo más protagonismo en ataque de lo que había sido el resto del partido, mejoró la versión de Zarfino, aunque tampoco logró aportar algo diferencial en los últimos metros.

Nota a Abelardo y el resto del cuerpo técnico:

Insuficiente. Equipo desdibujado desde el primer minuto y que hasta que no superó la hora de juego, con un cambio de contexto propiciado más por el rival que por sí mismo, no llegó a entrar en el partido. Muy mala versión del equipo en todas las líneas y en todas las facetas.

Las principales virtudes del Sporting que parten del orden, rigor, trabajo y fútbol vertical no se dieron en ninguna circunstancia en este encuentro. Toca resetear el chip tras la segunda derrota consecutiva, esta con peor sabor de boca si cabe.