«Las 4 claves de la victoria del Sporting y su golpe sobre la mesa»

Dani Souto

SPORTING 1905

Abelardo Fernández
Abelardo Fernández Real Sporting

Texto de análisis

18 oct 2022 . Actualizado a las 22:58 h.

Victoria incontestable y de gran valor al llegar tras el peor resultado de la temporada y de las últimas dos décadas en la categoría. Además, por la entidad del rival, tiene si cabe mayor relevancia.

El Real Sporting de Gijón ofreció su mejor versión anoche en El Molinón - Enrique Castro 'Quini' para doblegar, con superioridad, a la SD Eibar. Los de Abelardo Fernández se enganchan al amplio grupo que pelea por los puestos altos de la clasificación con tres puntos balsámicos. Un 2-0 que bien pudo ser más abultado.

Idea definida en la presión

Era previsible que el Eibar fuese quien dominase el grueso de la posesión de balón durante el partido. De igual manera, se podía esperar que los de Gaizka Garitano tratasen de salir combinando desde atrás, con diferentes sistemas y una serie de permutas y movimientos ya trabajados por el técnico vasco desde la pasada temporada. Planteaba un desafío importante al Sporting, que si bien gusta de presionar alto, no venía siendo eficaz en ese campo en las últimas semanas. Nada que ver en este partido.

Los de Abelardo, con Djuka y Zarfino tapando líneas de pase interiores y saltando para complicar la acción a los centrales cuando consideraban conveniente, no sufrieron tampoco cuando les tocó defender en inferioridad esa primera línea con Sergio Álvarez incrustado entre centrales (3vs2), algo llamativo. Esto, incluso, dio facilidades en el centro del campo para repartir responsabilidades (2vs2 con Pedro y Rivera). El Sporting tenía clara su idea: evitar la progresión por dentro, orientar y tratar de forzar al rival a jugar por fuera y ahí, con menos espacios, apretar a alta intensidad. Y lo ejecutaron de maravilla.

Versión optimizada en el área

En líneas generales, y conociendo el peligro del Eibar en los centros laterales, acumulando mucha gente de ataque en área rival, el Sporting mostró una gran solidez en la defensa de su zona de castigo. Tanto por alto como con centros bajos, apoyados en un gran trabajo en este caso de la pareja de centrales, Cali e Insua, los rojiblancos fueron un seguro cerca de la zona de influencia de Mariño, que apenas tuvo una intervención en todo el encuentro.

Si bien hubo momentos de mayor dificultad, y una ocasión clara procedente de un centro lateral -algo lógico e incluso corto en el conjunto de los 90 minutos-, el desempeño defensivo de la zaga gijonesa, más concretamente en su propia área, rozó la perfección. 

Aprovechando los espacios a la espalda

Si bien el Sporting no tuvo largas posesiones a lo largo del encuentro, sí supo qué hacer con él cuando le tocó construir sus ataques diferenciando las fases por las que atravesó el partido. Supo mantener algo más de balón en los últimos minutos, como una pura gestión de la ventaja en el marcador, pero sobre todo supo hacer daño al Eibar y su planteamiento defensivo. Los de Garitano, con capacidad para llegar a campo rival con suficiencia, plantaban el bloque a elevada altura sobre el terreno de juego, concediendo espacios a la espalda de su línea defensiva que el Sporting supo aprovechar.

De ahí puede derivarse la elección de Abelardo por Djuka y Zarfino, y esa 'charla táctica' que el técnico tuvo con Cristo, un jugador de otro perfil. Montenegrino y uruguayo fueron un incordio constante para los centrales armeros, tirando desmarques constantemente al espacio, buscando las disputas y trabajando con intensidad durante todo el encuentro. Buena lectura también de las debilidades del rival.

Manejo de los tiempos de partido para no sufrir

Sin ver un cambio de sistema, el Sporting sí mostró diferentes versiones a lo largo del partido. Inició muy bien ambas mitades, gestionó la parte intermedia del primer y segundo tiempo, más replegados pero generando sus situaciones sin verse expuestos atrás, y también supo sufrir cuando tocaba con apenas una ocasión clara para el rival, como comentamos anteriormente.

Solo se le puede poner un pero al partido además en este sentido, y fue el no cerrarlo antes. Ocasiones hubo, y de las más claras, pero incomprensiblemente hubo que esperar hasta la recta final para encontrar la calma con el 2-0. Algo que recae sobre la responsabilidad individual de los que erraron con todo a favor, pues en lo colectivo sí se les propició esas situaciones de ventaja. Parece que ser sportinguista tiene que ir ligado sí o sí a sufrir, aunque sea un ratito.

Los cambios 

Gragera por Pedro. Cambio obligado por las molestias físicas del sierense. El gijonés mantuvo el equilibrio en el centro del campo y leyó bien lo que le demandaba el partido para darle continuidad al plan del Sporting, algo meritorio al sustituir a uno de los jugadores más destacados del encuentro.

Jony por Queipo. El cangués sumó alguna intervención en un contexto que a priori le favorecía, con espacios para lanzar contragolpes. Aun así, tampoco difirió demasiado de la versión de Queipo.

Pol y Cristo por Otero y Djuka. Doble lateral por derecha con un Pol que sumó piernas frescas para ayudar a Guille Rosas, más enfocado en esa tarea defensiva que en la ofensiva, mientras que Cristo supo aprovechar sus pocos minutos con intensidad, trabajo y un gol de mucha clase. 

Nota a Abelardo y el resto del cuerpo técnico

Notable alto. Un partido que rozó la perfección desde lo colectivo y lo individual. El plan del cuerpo técnico, ajustado al rival tanto en ataque como -especialmente- en defensa funcionó, y el Sporting superó a su rival en todas las facetas. No fue dominador de la posesión de balón, pero no le hizo falta.

Sí controló el contexto de partido, que es a la postre lo que cuenta. Sí se sufrió en un tramo de la segunda mitad, donde el marcador pudo moverse en contra del Sporting, donde algún refresco desde el banquillo podía haber ayudado. Aun así, claramente fue el mejor partido de la temporada rojiblanca.