
Texto de análisis
18 sep 2023 . Actualizado a las 21:49 h.Por extraño que resulte, más hay que recalcarlo, pero anoche el fútbol volvió a ser justo y lo hizo nuevamente en los minutos de añadido. El Molinón - Enrique Castro 'Quini' volvió a vibrar con la belleza de un gol pasado el minuto 90 y que sirvió para dar un triunfo al Real Sporting de Gijón que bien se había trabajado durante el tiempo reglamentario. Todo un logro ante un CD Tenerife que llegaba como uno de los equipos en mejor forma de la categoría y que no pudo dar continuidad a esa buena versión en el templo rojiblanco. Analizamos en base a 4 claves la agónica victoria de anoche:
Concesiones clave para las segundas jugadas
Apenas en el primer cuarto de hora se dieron dos situaciones que resultaron en el principal motivo de enfado de Miguel Ángel Ramírez tal y como expresó tras el partido. Las pérdidas evitables en el entorno del área resultan fundamentales en esta categoría, con tanta igualdad de fuerzas. El Sporting, que estaba bien plantado defensivamente, fue presa de sus errores al momento de recuperar la posesión. Primero Gaspar, luego Cote, apenas en escasos minutos, ambos curiosamente protagonistas unos instantes después para empatar el partido. Ese sector izquierdo sumó un par de pérdidas en salida tras recuperación, el momento en el que más riesgos asumes por tener una cantidad relevante de jugadores rivales cerca que acudirán a presionar la pérdida mientras tú te vas preparando posicionalmente para iniciar el ataque. Hay que tomar riesgos, sí, pero también se debe evitar que estos se traduzcan en problemas. Un despeje a tiempo a veces también es una victoria. El Sporting, anoche, no lo hizo, dando vidas extra a su rival y permitiéndole adelantarse en el marcador tras una de estas pérdidas. Sin duda, el gran lunar en una noche que dejó mayormente cosas positivas a rescatar.
Buena defensa de las transiciones rivales
El Tenerife llegaba a El Molinón siendo un equipo reconocible en su propuesta, con el juego directo y las transiciones como sus principales señas de peligro en ataque. Hasta ahora sólo el Zaragoza había logrado pararle, pero ya se puede sumar al Sporting a esa lista. El sistema de Ramírez, descolgando a Pascanu como tercer central cuando los rojiblancos llegan a campo rival, desligándolo de responsabilidades ofensivas más allá de las propias de un central en salida -aunque el atrevimiento para dividir en conducción se junta en izquierda primero con Pier y posteriormente con Insua-, volvió a ser clave para no sufrir en demasía ante el juego directo rival. Pier no tuvo demasiado tiempo para lucirse, pero tanto Insua como Izquierdoz estuvieron inconmensurables en los duelos, a lo que el propio Pascanu también contribuyó. Secaron a la referencia rival, Enric Gallego, e impidieron con oficio las descargas y segundas jugadas. Defensa adelantada y prioridad a que haya o duelo directo por alto o espacio a la espalda siempre bien controlado entre los centrales, que contaban además con Yáñez como apoyo. Todo para estar lo menos exigido en los retornos de los perfiles más ofensivos. Funcionó.
La posición de Gaspar y el potencial por derecha
Una de las particularidades en el planteamiento de ayer estuvo en la banda diestra y la altura de Hassan sobre el campo, especialmente en salida de balón. El cuerpo técnico tenía estudiada la propensión del lateral zurdo rival, el veterano Nacho, a seguir a su par, independientemente de la distancia a recorrer y lo que eso lo aleje de los centrales. Eso generó un amplio espacio a su espalda, con los centrales fijados por Djuka y Otero. Esto trató de ser aprovechado en un inicio por Nacho Méndez, siendo el primero en detectar ese espacio para picar a la zona con un desmarque que le despojaba de su par, Corredera.
Ramírez prefirió otra vía. Corrigió a Nacho, le dijo que aguantara la posición y que incluso se acercara en apoyo a Pascanu para atraer al '10' chicharrero o de lo contrario ser una opción en corto. Con todos fijados, ¿Quién quedaba libre? La respuesta fue Gaspar. El teórico extremo zurdo comenzó a aparecer no sólo por dentro, como acostumbra, sino también por ese agujero generado en derecha. Y fue un terrible dolor de muelas. Con el ajuste, que se da curiosamente por primera vez en la jugada que da pie al 1-1, antes de llevar el esférico a la izquierda, el Sporting sacó partida a su potencial por banda derecha, que ya en la segunda parte, sin el mismo comportamiento por parte de los de Garitano, avanzó a Hassan como extremo puro, sin privar con ello de esa libertad clave para Gaspar en ofensiva mientras estuvo en el campo.
La zurda de José Ángel Valdés
No podía faltar la clave que permitió decantar el partido y que en el luminoso figurase un 2-1 final. La zurda de Cote volvió a marcar diferencias, tanto en acciones a balón parado como en situaciones de juego dinámico. Todo un repertorio de centros; rasos a la zona del primer palo, al corazón del área, largos globos al segundo palo, centros tensos a la zona del punto de penalti... Fue una masterclass en el golpeo en una acción tan difícil de medir como los centros. Pareciera haber nacido aprendido. Eso sí, derrochando naturalidad, pues seguramente no cogió por sorpresa a ninguno de los presentes en El Molinón. Esta siempre fue su arma especial, un aporte diferencial al que debe acompañar un buen estado de forma para que luzca por completo. Ahora mismo tenemos esa fortuna con el de Roces.
Los cambios
Izquierdoz por Pier. Cambio obligado por la lesión del central gallego. Estaba en su nivel de seriedad habitual, aunque sin tiempo suficiente para medirlo, pero Izquierdoz lo suplió con garantías. El central argentino mostró oficio, contundencia y su característico hacer por alto. Ramírez dudó de si introducir a Rosas y mover a Pascanu al centro, pero la elección fue finalmente acertada.
Varane y Queipo por Martín y Gaspar. Cambio de plan por el contexto de partido. Queipo pasó a atacar en amplitud, como extremo más puro, en lugar de un Gaspar mucho más interior. Además, la presencia de Varane dotó del físico a la medular, también ante la posibilidad de que el partido se abriera más.
Villalba y Mesa por Hassan y Méndez. Minutos finales para dos jugadores que aportan tanto control con balón como desequilibrio en el tramo final. Villalba y Mesa se buscaron y se encontraron, combinaron por dentro tirando paredes y dieron muestra de un entendimiento que tiene un elevado potencial. Mesa, con todos sus condicionantes, demostró que su juego va a otro ritmo; cerca estuvo incluso de tener en sus botas la opción de la remontada antes del descuento.
Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico
Notable. Apenas las concesiones en segundas jugadas y algún ligero desajuste al inicio del encuentro por el sector diestro penalizan un notable encuentro del Sporting. Controló el partido en su mayor parte tanto con balón como sin él. Por tramos, pudo dar la sensación de que faltó algo de colmillo para llegar a portería rival, aunque se ajustó adecuadamente y a tiempo desde el banquillo.
El partido pudo cerrarse antes con algunas situaciones de peligro e incluso un remate al larguero, pero fue el balón parado, un arma fundamental en esta categoría, la que volvió a hacer que la balanza se decantara del lado rojiblanco. Fue lo más justo; un gol que valió los 3 puntos, pero que no altera la valoración de un notable partido de los de Ramírez en tantos aspectos. A repetirlo ahora lejos del templo.