«Las 4 claves de la derrota del Sporting y del suspenso a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

El entrenador del Real Sporting de Gijón, Miguel Ángel Ramírez en el derbi asturiano entre el Real Oviedo y el Real Sporting de Gijon en el estadio Carlos Tartiere
El entrenador del Real Sporting de Gijón, Miguel Ángel Ramírez en el derbi asturiano entre el Real Oviedo y el Real Sporting de Gijon en el estadio Carlos Tartiere César Quian

Texto de análisis

06 feb 2024 . Actualizado a las 13:18 h.

Noche para olvidar, con muchas cosas que apuntar para corregir, la sufrida anoche por el Real Sporting de Gijón en La Romareda ante el Real Zaragoza. Derrota abultada como castigo por un partido repleto de errores fatales y que reflejó igualmente diversas carencias colectivas. Correctivo seguramente demasiado severo, pero que debe servir de aprendizaje y debate interno para que sea punto de inflexión y no comienzo de una pronunciada caída. Analizamos en base a 4 claves lo más destacado de la derrota del Sporting:

Inferioridad numérica interior para no superar la presión

Podemos incluir nuevamente los primeros 45 minutos de anoche entre uno de los peores tramos de juego colectivo del Sporting en lo que va de temporada. La diferencia táctica se evidenció desde los sistemas planteados de inicio por ambos equipos, algo no tan frecuente en el caso rojiblanco. El Zaragoza, con su 1-5-3-2 de base y el Sporting, con el habitual 1-4-4-2, marcaron unas dificultades que fueron insalvables hasta el descanso.

La superioridad numérica de los maños en el carril central (3vs2) fue diferencial en el partido en ataque y defensa.La buena presión alta de los de Velázquez, emparejando uno a uno las dos primeras líneas rojiblancas para impedirles combinar, obligó al Sporting a jugar demasiado en largo, sin posesiones de más de dos pases y cediendo mucho terreno en lo posicional en ese primer tiempo. El doble pivote, Nacho - Rivera, estaba totalmente desactivado, y la teórica superioridad en los carriles exteriores no se vio reflejada por el ordenamiento habitual del equipo con Cote y Hassan como únicos elementos exteriores en campo rival. Minutos totalmente planos con balón.

Doble pivote desbordado en fase defensiva

Similar cara de la moneda en fase defensiva. Toda la fluidez con balón del Zaragoza para encontrar al compañero liberado, fruto de una movilidad interior clave para generar triángulos interiores que favorecieran la circulación y combinación, fue la que le faltó al Sporting en todo momento. Y nuevamente desde esa superioridad numérica por dentro. Los maños pudieron hacer lo que buscaban, llegar en combinación a asentarse en campo rival y ser capaz de girar el juego a su antojo, combinando y acumulando gente en un sector para buscar el cambio de orientación hacia la zona libre, habitualmente de derecha a izquierda.

El Sporting sufrió en esa fase defensiva para robar antes de que los locales pudieran llegar a campo rival con mucha gente por delante de balón. Con el doble pivote desbordado, los centrales (desfavorecidos en línea de 2) tuvieron que abandonar su posición más de lo deseable, lo que obligó a ajustes en la línea que acababan descubriendo deficiencias por los costados, tanto en la basculación como también ante la falta de ayudas. El cóctel perfecto para que el Zaragoza generase peligro. No apuntaba a ser una noche catastrófica ante lo que parecía una correcta defensa del área, pero nada más lejos de la realidad.

Errores individuales fatales

Lo cierto es que tras pasar el mal trago de la primera parte, con marcado dominio en el juego por parte de los locales, Rubén Yáñez tampoco se había visto especialmente exigido. Aun así, fruto de una acción mal defendida a la que se sumó la pizca necesaria de mala suerte y una pérdida evitable, el Sporting ya iba por debajo en el marcador. Fueron errores individuales los que terminaron de decantar la balanza, precisamente en el mejor momento de los rojiblancos. Un pase horizontal en el entorno del área propia tras recuperar o una cesión con un desenlace fatal fueron errores con valor gol suficientes para poder explicar el 3-0.

Cuando el partido podía haber cambiado, se pasó del 1-1 y en tendencia positiva al 3-0 en un abrir y cerrar de ojos. Todo a partir del error propio. Justamente el Sporting venía siendo muy competitivo este año, en buena parte, a partir de ahí, de saber convivir y minimizar el error propio por partido. Ayer se los devolvieron todos de golpe.

Sin soluciones desde el juego directo

Los mejores minutos del Sporting volvieron a darse cuando fue capaz de asentar sus posesiones, estando en campo contrario para recuperar rápido y atacar en posicional. Empujados por el marcador en contra, al equipo se le notó con ese plus de agresividad en los desmarques para generar situaciones propicias de centro o pase atrás. A partir de ahí faltó lo de siempre, ese remate - finalización y el toque de frialdad en los últimos metros tan necesario. Antes de eso, el plan -más por obligación que por devoción- pasó por el juego directo sobre los puntas.

Djuka y Otero, ante la línea de 3 centrales maña, no tuvieron nada que hacer. Ni en la recepción y descarga como tampoco en el duelo aéreo. Cada una de estas situaciones, en permanente desventaja y sin que tampoco el equipo acompañara posicionalmente como es debido, cayó del lado de los locales. Algo que evidenció también la cantidad de duelos perdidos en términos individuales, que también alimentaron a un Zaragoza mucho más activo en cada zona del campo. Llamó la atención que apenas se buscaran los espacios en este tipo de duelos, siempre enfocados al duelo individual. Pero fue la constatación de que ayer no salía nada.

Los cambios

Villalba, Mesa y Mario por Méndez, Hassan y Djuka. Triple cambio preparado durante la debacle y que se terminó haciendo ya con el 3-0 en un contexto insalvable.

Christian Joel por Yáñez. Sustitución obligada por lesión también con el 3-0 ya en el marcador. Aun así, el cubano destacó con diversas intervenciones de mérito que impidieron un resultado más abultado con un equipo ya rendido a su mala noche y que seguía cometiendo errores de bulto.

Varane por Rivera. Cambio en los últimos minutos sin incidencia en el juego.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Insuficiente. Posiblemente de los más claros de la temporada. El plan de inicio, desde el sistema táctico, se vio claramente superado. El Sporting firmó una primera parte nula con balón y desbordado en fase defensiva. Con el marcador en contra -y el contexto que ello conlleva- y tras los ajustes al descanso, la cara del equipo mejoró, y genera curiosidad pensar qué hubiera ocurrido con el plan de partido en caso de lograr la igualada en botas de Cote, pero eso no sucedió -también el Zaragoza tuvo una clara para el 2-0 minutos antes-.

Los errores propios penalizaron duramente al equipo siendo una losa demasiado grande que añadir a una mochila que ya contaba con 45 minutos de muy bajo nivel. No sé si viene el mejor rival posible en el momento propicio, pero sí que este partido debe servir para sacar muchas conclusiones que traigan consigo un cambio de tendencia que en el juego comienza a dejar tintes preocupantes.