«Las 4 claves de la dura derrota del Sporting y del suspenso a Ramírez contra el Villarreal B»

Dani Souto

SPORTING 1905

Ramírez
Ramírez LaLiga

Análisis

29 abr 2024 . Actualizado a las 10:58 h.

El día de la marmota. Cada nueva decepción genera una serie de sentimientos en el aficionado del Real Sporting de Gijón que tienen su punto comparativa con chascos anteriores. Sin embargo, hoy volvemos a hablar de si el último partido de los rojiblancos es el peor de la temporada o no. Y no sé cuántas veces van ya con ese debate interno.

Los de Miguel Ángel Ramírez fueron claramente superados en juego y marcador por un Villarreal 'B' que empequeñeció a ese mismo Sporting que tantas ilusiones ha generado y que en El Molinón se creía casi insuperable. Nada más lejos de la realidad vivida ayer. Analizamos en 4 claves destacadas los motivos de la derrota rojiblanca:

Dificultades de inicio desde la salida de balón

El plan de partido del Sporting quedó definido desde un inicio en la búsqueda de construir sus ataques en combinación desde atrás, tratando de sacar tajada con el pase de los riesgos asumidos por el Villarreal 'B' para adelantar su bloque y presionar alto.

Sin embargo, el planteamiento de Miguel Álvarez, emparejando de forma individual la presión sobre las dos primeras líneas rojiblancas, sumado a la buena coordinación colectiva al respecto, supuso un hueso demasiado duro de roer para un Sporting incapaz de encontrar líneas de pase en vertical. Los amarillos permitían apenas unos 3 pases por cada circulación para acabar ahogando a los locales, saltando con atrevimiento sobre el posible receptor de espaldas y sobre todo encimando a los apoyos cercanos sin que los asturianos mostraran la movilidad suficiente para generar espacios o encontrar un hombre libre. Un plan pensado desde el balón en un partido -sobre todo el primer tiempo dado el contexto- sin el adecuado criterio para ejecutarlo.

Pérdidas en campo propio y debilidad en los duelos

Además de la mala ejecución colectiva del plan con balón desde el ordenamiento del equipo y la incapacidad para superar la presión rival, también hubo deficiencias a nivel técnico, de lectura y físico. El Sporting sumó varias pérdidas en campo propio en la primera mitad por errores en la entrega, malas decisiones y/o dudas, así como por la falta de intensidad en los muchos duelos que se dieron al intentar sobre todo verticalizar las jugadas.

La acción más clara seguramente sea la del segundo gol, en el que una pérdida se tradujo en el caldo de cultivo perfecto para en tres pases acabar con Ontiveros en situación clara de remate liberado en el interior del área. Con mayor o menor castigo, fue una constante que penalizó a la continuidad en el juego de los locales.

Desajustes defensivos en amplitud y en las transiciones

Si bien los duelos citados anteriormente fueron claves también en sentido defensivo, a nivel colectivo el Sporting mostró diversos desajustes que dejaron a la luz un estado de clara vulnerabilidad. Los de Miguel Ángel Ramírez estuvieron especialmente mal preparados ante la pérdida. La defensa en amplitud no fue adecuada, especialmente en cuanto a las ayudas por los carriles exteriores. Fue especialmente visual por el costado zurdo de la zaga rojiblanca, pero se repitió en varias ocasiones, con ejemplos de máximo castigo tanto en el primer gol como, nuevamente, en el segundo.

El equipo fue demasiado estrecho por momentos, además de ofrecer excesivos espacios por la separación entre sus líneas en fase defensiva, con una presión que nuevamente dejó a deber en su coordinación y ejecución. Unos problemas sin balón que quedaron patentes también en "las vueltas"; esos famosos repliegues en transición defensiva a los que el Villarreal supo sacar tajada amenazando con varios contragolpes que acabaron en gol -el tercero- o en ocasión manifiesta.

Sin plan alternativo ni capacidad de reacción

Tras unos primeros 45 minutos en los que el equipo volvió a verse superado en el juego y marcador, yendo 2 goles por debajo tal y como ocurría una semana atrás, Ramírez realizó un movimiento desde el banquillo reemplazando a Pascanu por Guille Rosas. Un cambio de perfil tantas veces buscado cuando se pretende y/o se necesita un paso al frente en ataque. Con el lateral, el Sporting renuncia a cierto equilibrio defensivo al cerrar habitualmente con un efectivo menos, pero en contraprestación gana llegada y amenaza exterior.

Más allá de esto, las entradas de Varane y Villalba sí alteraron más el dibujo con ambos siendo prácticamente interiores con mucha libertad de movimiento. Aun así, en un contexto de partido diferente por la ventaja que el rival quería guardar, el Sporting pudo ser protagonista en campo rival sin la presión alta de su adversario, pero no tuvo la suficiente capacidad para generar dificultades relevantes a la defensa amarilla. Sí tuvo sus ocasiones, especialmente representadas en la figura de Mario González como finalizador, pero a los rojiblancos en general les faltó esa pegada que sí tuvo su rival para aprovechar una última ocasión -y concesión- que sentenciaría el partido.

Los cambios

Guille Rosas por Pascanu. Cambio de perfil en el costado diestro de la defensa para sumar más presencia ofensiva, lo cual se logró, aunque sin especial incidencia o relevancia.

Diego Sánchez y Villalba por Insua y Queipo. Corrección en el sector izquierdo de la defensa a la hora de plantear ayudas al costado que más peligro había generado hasta entonces y cambio de perfil en ataque buscando mayor capacidad para incidir desde el pase y la verticalidad con la entrada de Villalba.

Varane por Nacho Méndez. Nuevamente diferente perfil, pero con el ajuste táctico de mayor impacto desde el banquillo. Varane tuvo un papel eminentemente ofensivo, prácticamente como un interior muy adelantado, y sumó presencia hacia el último tercio junto a Villalba y Gaspar con la acumulación de jugadores por dentro.

Álex Lozano por Roque Mesa. Quemó todas las naves Ramírez sin coartar especialmente la libertad de Varane y Villalba, sumando a un jugador más de perfil claramente ofensivo, aunque apenas logró entrar en juego.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Insuficiente. No supone un disparate hablar del peor partido de la temporada, algo tan categórico que empuja lógicamente a repartir culpas. Más allá de la responsabilidad de los jugadores, muy lejos en líneas generales de ofrecer un rendimiento individual adecuado, el papel del míster y sus técnicos en este partido también queda claramente marcado.

Desde el planteamiento inicial el Sporting fue superado claramente por su rival en lo colectivo, mientras que los ajustes y el intento de reacción tampoco tuvieron el efecto deseado. Un mal día para todos los presentes en el césped y el banquillo, con la gravedad de lo que hay en juego y el escaso margen que resta. Un tiempo que apenas permite concesión al error y menos de tal magnitud, ofreciendo la peor versión en el momento clave de toda la temporada.