«Las 4 claves de la derrota del Sporting y del suspenso a Ramírez»

Dani Souto

SPORTING 1905

Miguel Ángel Ramírez
Miguel Ángel Ramírez LaLiga

Texto de análisis

19 may 2024 . Actualizado a las 23:14 h.

Dolorosa derrota del Real Sporting de Gijón en campo del CD Leganés por diferentes aspectos. Tanto por el juego, con sensaciones contrapuestas a lo largo del encuentro, por el cómo, incluyendo polémicas arbitrales que nunca son de buen recibo, como por el significado, pues deja a los rojiblancos fuera del Playoff esta jornada y, ahora sí, obligado a ganar las dos citas que quedan dependiendo del tropiezo de terceros. Un mal sabor de boca en un partido con muchas fases diferenciadas que analizar, todo ello a partir de las siguientes 4 claves:

Fragilidad defensiva individual y colectiva

Si hay un aspecto que marcó el partido y el marcador fue la actuación defensiva del Sporting. Las concesiones en área propia, con marcados errores individuales y falta de contundencia como ocurrió en el primer gol, aplicable también al segundo tanto y otras ocasiones del conjunto local en las que consiguieron superar a su par con excesiva facilidad, junto con errores de concepto en las ayudas -especialmente por fuera- y en basculaciones en el centro del campo hicieron que los rojiblancos mostraran una versión muy poco sólida y competitiva en defensa.

Al menos así fue en acciones clave que no por casualidad se decantaron en favor de los pepineros, que además supieron sacar tajada de ello. Un punto en que valorar también el trabajo en los retornos y transiciones en la segunda parte que analizaremos más en detalle en otra de las claves.

Dificultades para romper líneas de presión

El Sporting, con Miguel Ángel Ramírez a la cabeza por sus declaraciones del viernes, era consciente de que el partido pasaría por un mayor control de balón y largas posesiones de los rojiblancos. Así fue desde un inicio, con una disposición calcada al plan habitual con Guille Rosas haciendo prácticamente las funciones ofensivas que suele ejecutar Pascanu. Con el canterano cerrado formando la línea de 3 con los dos centrales, el cuadro asturiano se ordenó en un 1-3-5-2 para organizar la construcción de sus ataques. Con esa disposición el equipo pasó a depender en exceso de envíos verticales al apoyo de alguno de los puntas -especialmente a Otero-, algo que combinaban con otros pases directos a la espalda de la línea defensiva rival. Ninguna de las dos vías conseguía tener la precisión necesaria para poder avanzar con solvencia a campo rival.

El Leganés, priorizando cerrar el pase interior y saltando a la presión una vez el Sporting daba un pase atrás nuevamente hacia sus centrales, prácticamente no se vio superado más que en algunas jugadas contadas en la primera mitad en este tipo de jugadas. Ya con el 1-0 en el marcador y el desgaste que los rojiblancos iban ejerciendo con sus largas circulaciones, permitieron que los asturianos asentaran su bloque prácticamente en campo rival antes del paso por vestuarios, restando relevancia a una salida de balón que apenas consiguió traducirse en ventajas para los visitantes en todo el encuentro.

Ajuste táctico de los laterales para sumar presencia ofensiva

El ajuste táctico que ya se dio en el tramo final del primer tiempo y que se asentó tras el paso por vestuarios sí permitió crecer ofensivamente al Sporting, sumando presencia en último tercio, cambiando de sitio y zona de influencia a algunas piezas para desajustar el reparto de marcas del Leganés y le dio más herramientas para avanzar combinando. Básicamente, Ramírez decidió cambiar de banda a Hassan, atacando en amplitud desde la izquierda a pie natural, esto empujó a Cote hacia posiciones más interiores y le dio el carril diestro a un Guille Rosas mucho más liberado para incorporarse al ataque.

Por ese costado Fran Villalba o Juan Otero se dejaban caer con frecuencia para ofrecer un apoyo, aunque el propio Guille lo desestimó en alguna acción concreta como la del gol, que sorprendió a propios y extraños con ese disparo de zurda desde la frontal en una jugada que fue buen reflejo del ajuste táctico y las nuevas zonas a ocupar por los teóricos ocupantes de los costados. La presencia interior de Rosas y Cote dio más y mejores opciones por dentro para conectar al equipo con balón.

Gestión del contexto de partido sin alternativas

El paso de los minutos, ya con el marcador nuevamente igualado, no benefició al Sporting. Los rojiblancos crecieron tras el gol de Guille, pero sin más alternativa que el incesante goteo de centros al área pepinera. Es cierto que sirven de pretexto para que puedan suceder cosas, incluso un error del rival que no llegó, pero el equipo se mostró falto de ideas en el último tercio. Algo que se fue pronunciando en tono negativo cuando, a causa de la insistencia rojiblanca y de su presencia en campo rival, más desprotegido desde el ajuste antes citado, los espacios aparecieron para que el Leganés, en un contexto predilecto, tuviera opciones de transitar y amenazar a la contra.

Un Sporting igual de necesitado pero más volcado no supo gestionar desde el juego esa situación de partido viendo que poco a poco se le escapaba de su control hacia lo que el rival quería. Tampoco los cambios desde el banquillo buscaron ese ajuste. Juntando todo ello se dio el caldo de cultivo perfecto para que el Leganés tuviera las suyas. Así fue, y así acabó llevándose el gato al agua. No es la primera vez que ocurre.

Los cambios

Rivera por Méndez. Cambio obligado por lesión del luanquín al inicio del partido. Por perfil, algo más próximo a la base de la jugada, no hizo un mal papel con balón aunque sin él no estuvo al grado suficiente de compromiso.

Queipo por Hassan. Cambio de perfil para el costado zurdo, devolviendo más amplitud a Cote para compensar con un Queipo que podía dar más que Hassan por dentro. Aun así, no tuvo el efecto deseado que sí logró en otras ocasiones.

Zarfino, Mesa y Gaspar por Rivera, Villalba y Mario. Cambios ya con el marcador en contra sin mucho más de 10 minutos más prolongación por delante. Toda la carne en el asador sin que desde lo colectivo ni lo individual se lograra revertir un partido ya complicado.

Nota a Miguel Ángel Ramírez y el resto del cuerpo técnico

Insuficiente. El desempeño defensivo del equipo, más allá de individualidades, junto con los problemas con balón en el primer y último tercio en diferentes fases del encuentro marcaron las dificultades del Sporting en Butarque. Hay que poner en valor el ajuste táctico, ya meditado en el primer tiempo, que permitió virar el rumbo del partido, con incidencia directa en la acción del empate. Aun así, la gestión del contexto de partido en el tramo final del mismo tampoco benefició esta vez.

Una oportunidad que se compitió por momentos, pero para la que se necesita mayor grado de consistencia. Puede entenderse que es tarde para lograrla, pero mientras la matemática lo permita, toca confiar en que a 90 minutos se dé ante el Eibar en apenas una semana, en lo que será una final con un papel destacado para El Molinón y su gente. Ahora, queda que los del verde correspondan.