Las 4 claves del empate del Sporting y del aprobado a Albés en la batalla táctica contra José Alberto

Dani Souto

SPORTING 1905

Rubén Albés
Rubén Albés LaLiga

Texto de análisis

09 mar 2025 . Actualizado a las 11:37 h.

Empate, otra vez. El Real Sporting de Gijón volvió a quedarse a las puertas de una nueva victoria en una sensación ya muy repetida esta temporada. Lo hizo ante un Racing de Santander que llegaba como líder a esta jornada, dirigido por un José Alberto convertido en 'bestia negra' de los rojiblancos. Nuevamente, la falta de acierto privó al equipo de sumar el máximo botín en un encuentro con la balanza decantada en una gran primera mitad y equilibrada e incluso contraria en la segunda. Analizamos en base a 4 claves destacadas el empate de los asturianos:

Ajuste desde el sistema para cerrar pasillos interiores

Tal y como mencionó Albés en rueda de prensa tras el partido, el sistema que mejor representaba al Sporting sobre el terreno de juego era un 5-3-2 nunca antes tan marcado en sus centrocampistas. Un quinto elemento en la línea de retaguardia que dependía de la altura a la que se situara Nico Serrano, que repitió como carrilero ofensivo. Todo ello con la premisa de que, en fase defensiva, los rojiblancos acumularan mucha gente en el pasillo central, empezando por Diego Sánchez y pasando por los 3 mediocampistas, que priorizaron la defensa por dentro y basculaban todos ellos cuando tocaba ofrecer ayudas por fuera. Todo ello para minimizar el impacto de un Racing muy estrecho que plantea asociaciones muy en corto con gran movilidad de sus hombres de arriba. El Sporting, lejos de distribuir marcas individuales, decidió defenderlo en zona y por acumulación, sabiendo del peligro dentro de los teóricos extremos racinguistas como Iñigo Vicente y Andrés Martín, que se suman a mediocampistas y punta por ese pasillo.

Desajuste en la presión para el gol en contra

Dentro del planteamiento, diferente a lo habitual, el Sporting no diseñó una presión tan alta como acostumbra. Más bien se situó en un bloque medio - alto en diversas fases, con Dubasin y Campuzano trabajando sobre la salida de 3 que forma el Racing, por incomodar y orientar la jugada hacia fuera, donde sí había la orden de apretar en busca del robo. Sin embargo, esa relativa renuncia a la presión alta hizo que aflorasen dudas en momentos puntuales, uno de los cuales fue el germen del tanto del empate. Como explicó Albés en sala de prensa, el equipo estuvo muy estirado por su sector diestro a la hora de defender esas combinaciones tan en corto que citábamos anteriormente. Algo que el Racing aprovechó a las mil maravillas con una jugada asociativa de otro nivel en cuanto a velocidad de ejecución y precisión. El Sporting fue a remolque en toda la jugada, dudando de cuándo saltar y cómo hacerlo, lo que generó una mínima desventaja que penalizó con el peor castigo posible.

Peligro en transición volcando el juego al lado fuerte

Respecto a la posesión de balón, el Sporting tuvo dos fases bien diferenciadas entre una parte y otra. En el primer tiempo encadenó posesiones más largas, consiguiendo asentarse en campo rival tras ganar los duelos derivados del primer envío en largo, logrando así una importante continuidad en el juego. En el segundo tiempo, por contra, pasó más rato sin balón, y por momentos parapetado en el entorno de su área. En un contexto y en otro, aunque en el de los primeros 45 minutos tuviera un gran peso el juego posicional, el Sporting se mostró toda su amenaza a través de las transiciones. Con Nico Serrano constantemente como primer receptor, ya fuera para conducir la contra o para atacar la espalda de Michelín, lo cual buscó incesantemente mientras le duro el depósito de gasolina, el extremo fue protagonista en varias de las acciones de peligro que se generaron por esta vía, encontrando los espacios que esperaba obtener por la atrevida propuesta defensiva del Racing y siendo muy verticales para conseguir situaciones de alta probabilidad de gol.

Falta de acierto en la definición

Unas veces no se genera lo suficiente, otras hay acercamientos pero cuesta materializarlas en ocasiones, pero hay días en los que sí se generan buenas situaciones de finalización. Otra cosa es acertar en ellas, y ahí el Sporting tiene un problema gordo. 4 situaciones claras de gol desaprovecharon los rojiblancos en el día de ayer, más allá de un gol que se dio en el primer acercamiento de todos. Todas ellas finalizaron con remates desde el interior del área, con desenlaces de toda índole; un tiro demasiado cruzado de Serrano en un mano a mano, protagonizando poco antes un disparo de zurda al palo corto que salvó Ezkieta, una picadita de Dubasin que intentó la más difícil pero bonita estéticamente, una contra de Otero que no llegó ni a dirigir a portería un chut taponado por un zaguero por su falta de velocidad con balón... Demasiadas situaciones perdonadas como para haber logrado algo más. De nuevo, el lastre del desacierto.

Los cambios

Pablo García, Gelabert y Kevin por Serrano, Dotor y Rosas. Triple cambio con el que Albés retocó sobre todo los laterales, cuyo despliegue les había pasado factura. Más por izquierda, donde Nico ya no podía aportar el mismo recorrido, dando entrada a un Pablo que se amoldaba mejor que Gaspar al rol de carrilero ofensivo, pudiendo ayudar abajo y llegar arriba. Por derecha, a pesar del desgaste de Guille, sí fue más un cambio de pieza por pieza, motivado en parte por ese desajuste en la acción del empate. Por su parte, Gelabert y Dotor venían a cumplir el mismo rol, siendo un cambio de refresco.

Otero por Campuzano. Cambio de pieza y perfil en la punta del ataque en los últimos minutos. A pesar de mostrar su explosividad habitual, el colombiano hizo notar su inactividad reciente, lo que le pesó en su ocasión más clara en una jugada que se había trabajado bien en lo físico cuerpeando a su para ganar la primera acción.

Nota a Rubén Albés y el resto del cuerpo técnico

Bien. La buena primera parte del equipo respondió especialmente al cambio de propuesta táctica desde el dibujo, sobre todo en el plano defensivo. Además, el equipo detectó y trató de explotar una potencial debilidad del Racing atacando la espalda de su sector diestro, siendo especialmente incisivos en transición. La segunda parte, sin embargo, el desgaste fue haciendo mella y el equipo tuvo una menor capacidad de reacción, sin mejorar de forma palpable desde los cambios en el banquillo, los cuales ni siquiera llegó a agotar. Sea por efectivos o por decisión técnica, el Sporting fue irremediablemente de más a menos tras una primera parte de un gran nivel. Un día más con la sensación de que se quiere, pero no se puede.