Son prendas que generalmente no se ven pero que cobran especial importancia ya no solo en estética sino también en salud. ¿Sabías que prácticamente la totalidad de las mujeres que usan sujetador lo llevan mal puesto?

Forman parte de nuestro día a día, en todas las estaciones del año y en todas las etapas de nuestra vida. Hablamos de la ropa interior, prendas textiles que apenas se ven más allá de quien las usa pero que cobran especial relevancia si de verdad se supiese la trascendencia que tiene elegir un tipo u otro de prenda. Con el paso del tiempo, cada vez hay menos tabúes sobre conversaciones de bragas, sujetadores o calzoncillos pero ¿realmente sabemos de qué manera afecta a nuestra salud la elección de nuestras prendas íntimas?

Sin menospreciar en absoluto a la masculina, la ropa interior femenina tiene un abanico tan amplio de opciones y combinaciones que es muy fácil que a las consumidoras se les pasen por alto ciertos detalles que van más allá del color o el diseño. ¿Sabías que una talla equivocada de sujetador puede causar migrañas o problemas digestivos? La intención del dato no es asustar sino concienciarnos de que igual que nos detenemos a escoger concienzudamente una vivienda en la que habitar, es más importante aún hacerlo pensando en el cuerpo que habitamos cada día.

Los sujetadores son una de las prendas que más curiosidades y dudas suscita. Hay muchos factores a tener en cuenta a la hora de escoger el que mejor se adapta a cada cuerpo y a cada forma. Porque hay tantos pechos diferentes como personas: cuerpos delgados con pechos grandes, pero también cuerpos más anchos con pecho pequeño. Además, el sujetador es la única prenda que tiene dos tallas: la mama y la estructura corporal. Por un lado, la copa, que se indica en letras (A, B, C, D…) y que hace referencia a la capacidad de las mamas, mientras que el torso (80, 85, 90…) se refiere al contorno debajo del pecho, que es el que afecta a la sujeción.

¡Pero hay más! También es importante prestar atención al aro y al tirante. La función del aro es moldear la grasa que rodea la mama, mientras que la copa es la que sujeta ese grasa. El peso es soportado por el contorno mientras que el tirante sirve para dar un apoyo adicional a las copas pero ¡ojo! Nunca debería apretar. Eso sí, tengamos el tamaño de pecho que tengamos es conveniente vestir siempre un sujetador por el simple hecho de que la glándula mamaria va rodeada de grasa y al movernos continuamente esta se va desprendiendo y poco a poco se va produciendo el efecto de “pechos caídos”.

Tanto el cuerpo como el tipo de pecho que tenemos afecta a otras funciones decisivas como es caminar o hacer la digestión. ¿En qué sentido? Pues en que las mujeres tienen un peso añadido en la parte frontal del cuerpo y eso hay que equilibrarlo. Si no lo haces, estás dejando que el intestino no tenga su espacio. Si lo haces, ese peso de la mama ya no te inclina hacia delante y el pie logra el equilibrio que se debe tener.

¿Y qué ocurre con las bragas? Aunque tengan menos variables a analizar que el sujetador, son igualmente importante sobre todo en el tema de la talla. En España, las mujeres tienden a elegir bragas que son de una talla inferior a la que deberían usar y esto causa rojeces en la piel y rozaduras evitables. No tiene que ver el tipo de cuerpo, sino la mala elección del tallaje. Las bragas, a diferencia del sujetador, juegan un papel más estético en el sentido de que la forma que elijamos en ocasiones responde más a una cuestión de estética y gusto que de salud. Aunque creamos que la braguita común es la más utilizada, la braga brasileña -la que dejan entrever parte de las nalgas- o el tanga -que deja los glúteos completamente al descubierto- tienen mucho más protagonismo del que podamos pensar. Y las de tipo culotte, por ejemplo, no son de las preferidas pero sí las ideales para quienes quieren dar más cobertura a la zona de la cintura y evitar posibles marcas en los glúteos ya que los cubre enteros.

Donde sí hay una decisión funcional a la hora de decantarse por una braga u otra es en el caso de las reductoras, las deportivas o las de premamá. Las reductoras ayudan a que la ropa nos siente mejor y se adapte mejor a nuestra figura, incluso ayudando a aparentar una talla menos. En las deportivas, más que la forma, es decisivo que sean de un tejido que transpire como el algodón, mientras que las bragas premamá tienen la función de adaptarse a un cuerpo que varía día tras día por lo que deben ser relativamente elásticas pero no apretar y, también, preferiblemente sin costuras para que se adapten lo mejor posible a un vientre que está en constante crecimiento.