
Un Seat 131 Supermirafiori que sigue sorprendiendo a quienes lo ven: «Es impresionante»
02 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Jacinto Manuel Menéndez, ex taxista y vinculado a Casa Belarmino, el restaurante familiar que ahora regenta su hija en Manzaneda (Gozón), guarda como un tesoro un Seat 131 Supermirafiori con una matrícula que no se volverá a ver.
En 1978, Menéndez, tomó una decisión que le marcaría: esperó pacientemente a que saliera la letra «O» para matricular su nuevo coche. No quería repetir la letra «N» que ya lucía otro vehículo familiar. Lo que no imaginaba es que esa espera le daría la matrícula más curiosa de España: O-0000-O.
El vehículo trabajó como taxi durante cuatro o cinco años, y después pasó a ser de uso particular. Hoy, sigue en funcionamiento. Aunque ya no lo conduce a diario, lo mantiene en perfecto estado: «Exactamente original como vino de la casa. Aquí está para ver». Cada cierto tiempo pasa la ITV sin mayores complicaciones, gracias al cuidado constante: «Hay que estar encima de él, hay que limpiarlo, hay que mirar el aceite, hay mil cosas que hacer». Aunque hoy prefiere usar su vieja furgoneta Inca, ya que cuenta con dirección asistida, el Seat 131 todavía sale a la carretera de vez en cuando, especialmente cuando va con su nieto: «Todavía la semana pasada salimos, fuimos a Avilés, lo lavamos, fuimos a dar unas vueltas con el».
La matrícula no pasa desapercibida. «Muchísima gente viene preguntando que cómo fue, que cómo la conseguí». El coche se ha convertido en una atracción improvisada en la zona, ya que además está aparcado junto al restaurante familiar y se acercan con curiosidad: «Bastante gente va a verlo. Vienen a comer y sacan muchísimas fotografías», señaló Jacinto. «Nunca vimos esta matrícula. Es impresionante», le dicen.

Tal es la singularidad de la matrícula que llegaron a ofrecerle un coche nuevo a cambio: «Hubo un señor de Vigo, de la SEA de Vigo que me daba un Audi por él». Su respuesta fue siempre la misma: «No lo vendo, es una matrícula muy original que no la hay nunca más».
Una de las anécdotas más surrealistas ocurrió hace más de 15 años, cuando comenzaron a llegarle multas desde Barcelona. «Me vinieron 40 multas de Barcelona. Y nunca estuve en Barcelona con el coche. Había multas que venían de la misma calle dos veces».La confusión, que se debió a un error en el sistema informático que gestionaba las matrículas, fue tal que casi acaba con un embargo, pero logró demostrar que su coche estaba aparcado en Avilés. «Mandamos un escrito y todo quedó en nada», recordó.
La gente sigue sorprendiéndose por la coincidencia y la historia que la acompaña. Y aunque ya no es utilizado a diario, sigue siendo parte de la vida cotidiana de Jacinto y su familia. «Mañana viene mi nieto y saldremos a dar una vuelta por ahí a tomar unos cafés. Le gusta y sale mucho con él, porque llama mucho la atención. Tendrá más de 100.000 fotografías», concluyó entre risas.