Recién ingresada en la Real Academia Galega de Ciencias, asegura que tuvo que luchar y no poco para poder trabajar en Galicia cuando le sobraban empleos en Estados Unidos
A Pontenova, Rábade y Outeiro fueron las localidades en las que el hombre, de 50 años, pasó su vida. Tuvo varios talleres por la provincia y sus conocidos lo recuerdan como un «gran trabajador»