«El submarino, por sus condiciones, no solo puede aplicarse como arma de defensa». Así se refería Isaac Peral, en una entrevista publicada en La Voz en 1889, a aquel proyecto culminado con éxito que lo había convertido en un «influencer» de su época. Pero ni siquiera el ingenio de este pionero alcanzaría a imaginar el uso que le darían al sumergible los narcos cuyas singladuras leemos ahora en el periódico
Jesus Flores