La televisión pública no salió bien parada de la primera edición de los galardones, que premian lo peor de la televisión. Se fue a casa con cuatro ladrillos dorados
Los magacines televisivos han multiplicado sus espectadores con los detalles más sórdidos del crimen de Santiago. Incontables horas de programas en directo han alimentado rumores, difundido noticias falsas e impulsado juicios populares paralelos con datos aún sin contrastar