La Ley de Extranjería obliga a deportar a los extranjeros condenados con penas inferiores a seis años Mike Dominis, ese hombre de color con trastornos mentales, una ficha policial hecha un culebrón, que vive en un barco abandonado y dice ser hijo de Neptuno, se lo ha puesto muy negro a la fiscalía, que pide su deportación. Peor que eso. Ya lo han intentado otros fiscales, dos veces, y no lo han conseguido, en Sevilla y Las Palmas, donde vivió antes de establecer su residencia en un cascarón en el puerto. Les dio puerta a todos porque nadie sabe de dónde diablos es, si de Jamaica, Ghana o Sierra Leona.
ALBERTO MAHÍA