El atentado de Estambul desacredita la política de seguridad de Erdogan

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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BULENT KILIC | afp

El Gobierno niega fallos en el aeropuerto, pese a que había una alerta de inteligencia

30 jun 2016 . Actualizado a las 08:28 h.

Turquía se hunde en una espiral de violencia y con el triple ataque suicida contra el aeropuerto Atatürk de Estambul el terrorismo ha alcanzado una nueva dimensión. El presidente Recep Tayyip Erdogan lleva meses intentando vender el éxito de su lucha antiterrorista, después de prometer que golpearía «con puño de hierro» a los extremistas. Pero el último baño de sangre no corrobora sus promesas y los habitantes de Ankara y Estambul ven como el terror se vuelve igual de habitual en sus calles que en la zona kurda o en la frontera con Siria.

Como suele ser habitual cuando se producen atentados, el Gobierno impuso un bloqueo informativo. Algo que irrita a muchos ciudadanos, además de a los partidos opositores. El país vivió ayer una jornada de luto nacional, pero la consigna era volver lo más rápido posible a la normalidad, empezando por la reapertura del aeropuerto.

El ataque más mortífero en la metrópolis turca deja al menos 41 muertos -de los identificados 23 son turcos y trece extranjeros, el grupo más numeroso lo forman cinco ciudadanos saudíes-. De los 239 heridos, unos 130 siguen hospitalizados. Ningún grupo se ha atribuido la autoría de la masacre, pero el primer ministro turco, Binali Yildirim, anunció poco después de producirse el ataque que «todos los indicios apuntan al Daesh [acrónimo en árabe del Estado Islámico]», teoría que corroboró ayer la CIA.

Un comando «extranjero»

De la investigación solo ha trascendido que los miembros del comando llegaron en taxi a la terminal, que el chófer ya ha sido interrogado y que se ha practicado la autopsia a los cuerpos, que serían de «extranjeros», según reveló la agencia turca Dogan.

Yildirim se atrevió a asegurar que «no se puede hablar de un fallo de seguridad ni en la zona de salidas ni de llegadas del aeropuerto». Nada dijo de que la inteligencia turca habían alertado a comienzos de mes sobre un plan de los seguidores del califa para atentar en el aeropuerto.

La versión oficial es que tres atacantes suicidas llegaron en taxi al aeropuerto, uno de ellos se hizo volar por los aires en el aparcamiento y el segundo fuera de la zona de llegadas de vuelos internacionales. El tercero fue abatido en el control de seguridad en la entrada de la terminal. Según esta versión, ningún terrorista consiguió burlar al personal de seguridad. Pero los testimonios recogidas por la agencia DPA de algunas personas presentes, de reporteros y trabajadores del aeropuerto, apuntan a que por lo menos uno de los atacantes lo habría logrado.

Extensión del califato

Turquía se convierte en una especie de extensión del califato instaurado hace dos años en las vecinas Siria e Irak. Mientras que el grupo pierde terreno físico ante el empuje de los ejércitos de Irak, Siria, Rusia y la alianza que lidera Estados Unidos, ha logrado globalizar el terror a base de ataques como los de Túnez, Egipto, Francia, Bélgica y Turquía. Pierde espacio físico, pero gana presencia global con este tipo de operaciones kamikazes y siempre contra objetivos civiles.

Barack Obama ofreció a Ankara ayuda en la investigación del atentado, durante una conversación por teléfono con Erdogan. También fue el día elegido por Vladimir Putin para poner fin a siete meses de tensiones con Turquía tras el derribo de un caza ruso en la frontera turco-siria, que Moscú castigó con sanciones económicas y cancelación de proyectos conjuntos.

El presidente de Rusia dio luz verde a la normalización de las relaciones con Ankara, que supondrá reanudar las relaciones comerciales y levantar las sanciones turísticas, tras una conversación telefónica con su homólogo turco, la primera desde el inicio de la crisis. Además quedaron en reunirse durante el G20 que se celebrará en China a principios de septiembre.

Un «annus horribilis» para el turismo turco

El turismo en Turquía, ya en caída libre por los atentados previos y el boicot ruso, puede tocar fondo este año después del golpe que supone el triple ataque suicida del martes. El sector pilar de la economía turca ya da por perdida la temporada. El aeropuerto Atatürk es un objetivo de gran valor simbólico e importancia económica para Turquía. La terminal aérea, que lleva el nombre del fundador del Estado turco, representa el despegue económico del país euroasiático. Por su instalaciones pasan una cantidad de pasajeros similar al del aeropuerto alemán de Fráncfort (más de 60 millones de pasajeros en el 2015). Su destino va ligado a la compañía Turkish Airlines, centro de la industria del turismo con una de las flotas más avanzadas y buque insignia de la Turquía moderna del presidente Recep Tayyip Erdogan.

Más que un aeropuerto

El Estado Islámico, si su responsabilidad se confirma, «acaba de atacar el segundo lugar más emblemático en Estambul después de la plaza Taksim», señala a la agencia AFP Soner Cagaptay, director del programa de investigación sobre Turquía en el Washington Institute.

Desde hace un año, Estambul y Ankara han sido blanco de varios atentados que han dejado cerca de 200 muertos y cientos de heridos. Estos ataques han hecho huir masivamente a los turistas. En mayo se produjo la mayor disminución de visitas en 22 años, con una caída de casi 35 % de turistas extranjeros, a 2,5 millones de visitantes. El turismo llegó a suponer el 5 % del PIB turco.

La Organización Mundial de Turismo (OMT) pidió ayer a la comunidad internacional que no aísle al país euroasiático como destino turístico porque se trata de «un destino turístico líder y estamos seguros de que seguirá siendo así; ahora es el momento de apoyar a Turquía», dijo el secretario general de la OMT, Taleb Rifai. El Ministerio de Asuntos Exteriores de España informó de que no había víctimas españolas y recomendó viajar con extrema precaución a Turquía.