La UE y Turquía, amigos forzosos

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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SEDAT SUNA | Efe

El último deseo de Bruselas es que la inestabilidad política se extienda a un socio clave en la región

17 jul 2016 . Actualizado a las 12:16 h.

El golpe de Estado ha fracasado. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan ha tomado las riendas del país y avanza duras represalias contra los rebeldes. El nuevo tablero turco refuerza la posición del gerifalte otomano, al que nadie se atreverá a reprochar sus maniobras autoritarias. Tras los críticos políticos y los periodistas, ahora llegan las milicias. «Este golpe es una bendición de Alá porque nos permitirá purgar al Ejército», reconoció tras arribar a Estambul. Los líderes europeos tardaron en reaccionar y apoyar la continuidad de Erdogan. ¿Por qué? No es ningún secreto la falta de simpatía que despierta el líder turco al otro lado del Bósforo, pero es un mal necesario que la UE cree que debe digerir para garantizar la estabilidad en la región. «La UE necesita a Turquía y Turquía nos necesita», aseguraba esta semana el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. La colaboración de Ankara, socia de la OTAN, es vital para garantizar la seguridad de los 28 en el flanco oriental. El fracaso del golpe aleja la incertidumbre, pero el refuerzo de Erdogan dificultará las siempre tensas negociaciones.

Migración 

Cualquier vuelco constitucional habría echado por tierra los enormes esfuerzos y el frágil equilibrio en torno al plan migratorio entre la UE y Turquía que permite expulsar al país otomano a los refugiados que atraviesan de forma irregular la frontera externa de la Unión y sumar esfuerzos en la lucha contra las redes de tráfico de personas. En cualquier caso, el intento frustrado de golpe de Estado podría cambiar la naturaleza del acuerdo. ¿Seguirá la UE considerando al país vecino un lugar seguro para retornar a los migrantes? Los sucesos de la noche del viernes también refuerzan los argumentos de quienes consideran que no se debería acelerar la adhesión de Turquía a la UE. Si Erdogan cumple su promesa de mostrar más mano dura contra sus opositores, podría alejar a su país todavía más del ingreso en una Unión muy recelosa de su despotismo. 

Terrorismo 

La colaboración de las autoridades turcas a la hora de detener e informar de los movimientos de sospechosos yihadistas es crucial para mantener a los servicios de seguridad europeos en alerta. El Estado Islámico usa el país otomano como trampolín. El refuerzo de su frontera con Siria y el control en el flanco europeo es vital. También su posición en la región convierte a Turquía en un vecino que conviene mantener estable. Como socio de la OTAN es el primer gran muro de contención frente a Rusia en el Mar Negro.