Los bombardeos de Damasco sobre los kurdos abren un nuevo frente de guerra

Laura Fernández Palomo AMÁN / CORRESPONSAL

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HANDOUT | Reuters

Estados Unidos ha enviado aviones para proteger a sus aliados atacados por Al Asad

20 ago 2016 . Actualizado a las 09:17 h.

Las alianzas geopolíticas registradas tras el golpe de Estado frustrado en Turquía han abierto un nuevo frente en la guerra de Siria: el de los kurdos, hasta ahora intocables para las fuerzas del régimen de Bachar al Asad. Los choques entre las tropas gubernamentales y las kurdas de las Unidades de Protección Popular (YPG) en el noreste del país suceden tras el acercamiento de la Turquía postgolpe a Rusia e Irán, aliados de Damasco. Una aproximación aparentemente incompresible dado que Ankara apoyó desde el principio a la insurgencia contra Al Asad, pero que ahora parece cobrar sentido. Las fuerzas del régimen golpearon el jueves por primera vez el bastión kurdo de Al Hasaka, capital de uno de los tres cantones que forman el Kurdistán sirio. Como respuesta, EE.UU. ha ordenado el envío de aviones para proteger a las fuerzas kurdas asediadas, entre los que están empotradas fuerzas especiales estadounidenses.

Las milicias kurdas, con apoyo de Washington, han resultado ser las tropas más efectivas contra los terroristas del Estado Islámico (EI), tanto en Siria como en Irak.

La semana pasada consiguieron recuperar la ciudad siria de Manbij, en su camino hacia Raqa, la capital del califato. En su huida de Manbij, los yihadistas organizaron una caravana de más de cien vehículos y, además de familiares y fieles, se llevaron a vecinos para usarlos como escudos humanos y evitar así posibles ataques aéreos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) elevó a 2.000 el número de rehenes que se llevó el EI en su huida hacia el norte.

Los bombardeos y la intensificación de los combates obligaron ayer las YPG a evacuar a los civiles de Hasaka, en su mayoría mujeres y niños, para contener el número de bajas. Los violentos choques provocaron la muerte de trece civiles (entre ellos cuatro son menores y tres mujeres), además de decenas de bajas entre los dos bandos.

Siria y Turquía comparten una frontera de mayoría kurda, cuya milicia ha intentado ganar terreno durante estos años de caos. El 17 de marzo, los kurdos declararon un sistema federal en esta área, decisión que fue rechazada por Damasco y la opositora Coalición Nacional Siria, y que también disgusta a Ankara, que considera a la YPG el brazo sirio del PKK.

Tras el fallido golpe de Estado en Turquía y la retórica antioccidental de Erdogan, Ankara mira ahora hacia Oriente tras la reuniones con Putin y Rohani.

Sin tregua a la vista en las ciudades asediadas

Todos están de acuerdo en que la situación en la ciudad de Alepo es insostenible y hasta Rusia llegó a aceptar la tregua humanitaria de 48 horas semanales exigida por la comunidad internacional, pero ayer nadie silenció las armas. Moscú se desvinculó de los bombardeos que habrían herido al pequeño Omran, cuya foto con el rostro ensangrentado dio la vuelta al mundo, aunque la Red Siria por los Derechos Humanos (SNHR) recordó que los bombardeos rusos en apoyo a Bachar al Asad se han cobrado más vidas que las del Estado Islámico.

No hay fecha establecida para el alto el fuego que debería permitir la llegada de ayuda humanitaria a las zonas asediadas que llevan más de un mes sin recibir alimentos ni medicinas. En la sitiada Madaya, cerca de la frontera libanesa, al menos 18 civiles, entre ellos 13 niños enfermos, fueron que ser evacuados por la Media Luna Roja.

Dos navíos rusos desplegados en el Mediterráneo oriental dispararon tres misiles Calibre contra posiciones en Alepo del Frente al Nusra. Esta filial de Al Qaida que en julio se desvinculó del grupo terrorista y pasó a llamarse Frente Fateh al Sham para intentar unificar todas las fuerzas insurgentes contra Al Asad. Abu Mohamad al Golani volvió a llamar a la unidad de los insurgentes para ganar la guerra a Damasco. El sesgo salafista de estas fuerzas crea todo tipo de dudas para la comunidad internacional.