La peregrinación del Hach levanta chispas de nuevo entre Irán y Arabia Saudí

laura fernández palomo AMÁN / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

AHMED JADALLAH | REUTERS

Riad niega los visados de entrada a los peregrinos iraníes y el ayatolá Jamenei maldice a la dinastía saudí

08 sep 2016 . Actualizado a las 08:53 h.

Las dos teocracias de Oriente Medio, que luchan desde hace décadas por la supremacía política en la región, aprovecharon la conmemoración religiosa del Hach, peregrinación a la Meca, para retarse. No es la primera vez. El año pasado una estampida que terminó con la vida de miles de fieles sirvió de excusa para que volvieran los reproches desde Teherán. Ahora, la ruptura de las relaciones diplomáticas desde enero ha provocado que miles de iraníes no hayan conseguido visado para entrar, lo que ha desencadenado una nueva batalla verbal que ha subido de tono.

Cada musulmán debe peregrinar a la Meca, al menos, una vez en la vida, pero es la primera vez que los iraníes no podrán participar porque las dos potencias enfrentadas no alcanzaron un acuerdo desde el distanciamiento de este año. El ayatolá Jamenei acusó a Arabia Saudí de haber «asesinado» peregrinos en la anterior peregrinación, y el gran muftí saudí, el jeque Abdel Aziz al Sheij, ha respondido que los iraníes son «enemigos del islam». Las declaraciones que se sirven de las dos ramas enfrentadas del islam [el chiísmo de Irán y el sunismo de Arabia Saudí] han encendido la mecha de nuevo.

La tensión aumentó hasta tal punto que Jamenei declaró que los saudíes no merecen gestionar los lugares sagrados, en alusión a su custodia de La Meca, la ciudad santa más importante para los musulmanes que estos días recibirá millones de creyentes. Por su parte, Irán acusó a las autoridades de Riad de «blasfemos, carentes de fe, dependientes y materialistas», además de responsabilizarles de la inestabilidad regional.

Y es que los dos países batallan, a su vez, en Siria apoyando los diferentes bandos del conflicto. Riad financia a los grupos rebeldes yihadistas y Teherán refuerza la capacidad bélica del régimen de Damasco. «Si el problema con el Gobierno saudí se limitara al Hach, quizá habríamos hallado una solución. Este Gobierno, con los crímenes que comete y su apoyo al terrorismo, derrama la sangre de musulmanes en Irak, en Siria, en Yemen y bombardea a diario salvajemente a mujeres y niños yemeníes», dijo Jamenei en relación a la intervención saudí en los diversos conflictos de Oriente Medio. No se privó de pedir «un esfuerzo» para «castigar» lo que calificó como «crímenes».

El año pasado, una estampida en el Hach terminó con la vida de 7.000 personas, entre ellas 464 peregrinos iraníes, según Teherán, aunque las autoridades saudíes solo han reconocido 769 muertes. «Esta catástrofe muestra una vez más que esta descendencia maldita maléfica no merece gestionar los lugares santos» del islam, declaró Jamenei en alusión a la dinastía saudí, en su opinión «incompetente». El ataque verbal busca deslegitimar al país del Golfo en su gestión del lugar más importante del islam con el fin de pedir su administración por parte de una coalición de estados musulmanes. «Debido al comportamiento represivo de los gobernantes saudíes hacia los huéspedes de Dios, el mundo musulmán debe reconsiderar la gestión de los lugares santos y la cuestión del Haj», propuso.

La tensión aumentó a principios de año tras el ataque a la embajada saudí de Teherán por manifestantes que protestaban contra la ejecución del religioso chií, Nimr al Nimr, en Arabia Saudí. Una excusa que representó la materialización del enfrentamiento político que arrastraban y que continúa incendiando la región.