El misil que derribó el avión MH17 en Ucrania fue transportado desde Rusia

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ANASTASIA VLASOVA | Efe

Holanda exige a Moscú que extradite a los acusados para llevarlos ante la Justicia

29 sep 2016 . Actualizado a las 01:59 h.

Dos años ha tardado el Equipo Internacional de Investigación en encajar todas las claves del rompecabezas del MH17. Dos años de espera que se ha hecho eterna para las familias de las 298 pasajeros que aquel fatídico 17 de julio de 2014 perdieron sus vidas a bordo del Boeing 777 de Malasya Airlines que debía llevarles desde Amsterdam a Kuala Lumpur. 

Ninguno de ellos llegó a salir de territorio europeo. La señal de la aeronave se perdió en pleno vuelo. Al rastrear la última posición del avión saltaron las alarmas. Sobrevolaba la región de Donetsk, territorio controlado por los separatistas pro rusos en el este de Ucrania

Los peores presagios se cumplieron y de inmediato el Gobierno holandés anunció que pondría en marcha una investigación para esclarecer los hechos. De forma paralela, expertos internacionales (policías y fiscales) de Ucrania, Bélgica, Australia, Malasia y Holanda han tratado de dilucidar desde entonces qué ocurrió realmente aquel día recopilando miles de pruebas, análisis, datos de radar, escuchas telefónicas y centenares de testimonios.

Las conclusiones se dieron a conocer ayer y son demoledoras. Según el equipo de investigación, el avión fue derribado por un misil Buk 9M38 transportado desde Rusia a bordo de un remolque militar camuflado hasta la zona desde donde se estima que fue lanzado el artefacto. Ese mismo vehículo aparece en múltiples fotografías tomando el camino de vuelta hacia la frontera rusa con la lanzadera y sin el misil. Las indagaciones han permitido elaborar una lista de más de 100 sospechosos que podrían estar involucrados de forma directa o indirecta en la tragedia. 

Pero, ¿cuáles son los nombres y apellidos de los culpables? Es lo que ahora se preguntan las familias. Quieren que los responsables rindan cuentas ante la Justicia. Por el momento no han trascendido identidades porque existe una causa penal en marcha y se podría entorpecer el proceso. Lo que sí se sabe es que debiera ser alguien con un perfil muy concreto pues el uso de este tipo de armamento solo se le presupone a individuos con conocimientos militares.

La indignación y la presión pública y política de un país devastado por aquella tragedia llevó ayer al primer ministro holandés, Mark Rutte, a exigir públicamente a Rusia que no siga entorpeciendo la investigación y se comprometa a extraditar a los acusados cuando termine el proceso. «Debe actuar en consonancia con las resoluciones del Consejo de Seguridad y hacer todo lo posible para garantizar que se encontrarán a los culpables y se les llevará ante la Justicia», afirmó. Algunos miembros del Parlamento sugirieron dar rienda suelta a nuevas sanciones económicas o comerciales si el Gobierno de Vladimir Putin se niega a cooperar.

La situación se ha tensado en las últimas horas. Moscú tachó de «sesgada» la investigación y ninguneó el trabajo de los expertos al considerar que las conclusiones eran meras «especulaciones». «Se ha convertido en una norma para los occidentales buscar culpables de forma arbitraria», se lamentó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Lo cierto es que Moscú lleva dos años cambiando alternativamente la versión de los hechos,  incurriendo en contradicciones constantes.