Amnistía Internacional denuncia el uso de armas químicas por el Gobierno en Darfur

Europa Press

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La ONG estima que hasta 250 personas podrían haber muerto, en su mayoría niños, en la zona de Jebel Marra

30 sep 2016 . Actualizado a las 01:54 h.

Una investigación llevada a cabo por Amnnistía Internacional (AI) ha permitido recabar pruebas del uso reiterado de presuntas armas químicas contra civiles, incluidos niños de corta edad, por parte de las fuerzas gubernamentales sudanesas en la remota región de Jebrel Mara, en Darfur, en los últimos ocho meses.

De acuerdo con los resultados de la investigación, para la que se usaron imágenes de satélite y se realizaron más de 200 entrevistas a supervivientes y expertos que analizaron imágenes de personas con lesiones, desde enero de 2016 en Jebel Marra se han producido al menos 30 ataques en los que probablemente se emplearon armas químicas, el más reciente de los cuales tuvo lugar el pasado 9 de septiembre.

«La magnitud y la brutalidad de estos ataques es difícil de expresar con palabras», ha reconocido la directora de Investigación sobre Crisis de AI, Tirana Hassan, explicando que las imágenes y vídeos que han visto «son realmente impactantes». «En uno se ve a un niño pequeño gritando de dolor antes de morir, y en muchas fotografías aparecen niños y niñas de corta edad cubiertos de lesiones y ampollas. Algunos no podían respirar y vomitaban sangre», ha precisado en un comunicado.

«Es difícil exagerar lo crueles que son los efectos de estos productos químicos cuando entran en contacto con el cuerpo humano. Hace décadas que se prohibieron las armas químicas en reconocimiento de que el grado de sufrimiento que causan nunca es justificable», ha lamentado. En este sentido, Hassan ha defendido que «el hecho de que el Gobierno de Sudán esté usándolas reiteradamente contra su propio pueblo es algo que no se puede pasar por alto y exige una respuesta activa».

En base a los testimonios recabados por la organización, AI calcula que entre 200 y 250 personas, muchas de ellas, o la mayoría, menores de edad, podrían haber muerto por exposición a los agentes químicos.

Además, varios centenares que se vieron expuestas desarrollaron en los días posteriores síntomas como afecciones gastrointestinales graves con diarrea y vómitos con sangre; ampollas y erupciones en la piel que se endurecía, cambiaba de color y acababa cayéndose; problemas oculares, incluida la pérdida total de la visión, y problemas respiratorios que eran la causa de muerte más habitual.

Humo azul

Una mujer que estaba con sus hijos en su casa, en la aldea de Burro, vio como salía humo negro de varias bombas que después se volvió azul durante un ataque. «Casi todos mis hijos están enfermos por el humo del bombardeo (...) Se pusieron enfermos el mismo día del ataque (...). Empezaron a vomitar y les dio diarrea (...). Tosían mucho (...). La piel se les puso oscura, como si estuviera quemada», ha relatado.

Muchas de las víctimas dijeron a Amnistía Internacional que no tenían acceso a medicamentos y que las estaban tratando con una combinación de sal, limas y plantas medicinales de la zona. Según contó un hombre que lleva ayudando a las víctimas del conflicto en la zona desde el 2003, nunca en todo este tiempo había visto dolencias similares.

De las personas a las que atendió, murieron un total de 19, incluidos niños y niñas, durante el mes siguiente a la exposición, y todas ellas experimentaron alteraciones cutáneas importantes, indicó el testigo, precisando que aproximadamente la mitad presentaba heridas que adquirieron un tono verdoso y a la otra mitad se les desprendió la piel y les salieron ampollas exudativas.

Lanzados por cohetes y desde aviones

Según la información recabada por Amnistía, los agentes químicos se diseminaron mediante cohetes y bombas lanzadas desde aviones. La inmensa mayoría de los supervivientes dijo que el humo que se liberaba al estallar la bomba o cohete y cambiaba de color entre 5 y 20 minutos después, además de tener un olor nocivo. De acuerdo con la mayoría de los testigos, empezaba siendo muy oscuro e iba volviéndose cada vez más claro.

Los dos expertos a los que Amnistía ha presentado sus pruebas han concluido que apuntan claramente a la exposición a sustancias vesicantes (causantes de ampollas) como la lewisita, la mostaza sulfurada o la mostaza nitrogenada, todos ellos agentes químicos empleados como armas de guerra.

«El presunto uso de armas químicas no sólo representa una nueva mancha en el catálogo de crímenes de Derecho Internacional cometidos por el Ejército sudanés contra civiles en Darfur, sino que muestra también el grado de altanería desconocido del que hace gala el Gobierno frente la comunidad internacional», ha incidido Hassan.

La investigadora de Amnistía ha recordado que «utilizar armas químicas es un crimen de guerra». «Los indicios que hemos reunido son creíbles y pintan el retrato de un régimen decidido a atacar directamente a la población civil de Darfur sin ningún temor a sufrir represalias internacionales», ha añadido.

Ofensiva contra Jebel Marra

Los presuntos ataques con armas químicas se han producido en el marco de una ofensiva militar a gran escala iniciada en enero de 2016 por las fuerzas armadas de Sudán en Jebel Marra contra la facción del Ejército de Liberación de Sudán liderada por Abdul Wahid, a la que acusan de emboscar convoyes militares y atacar a la población civil.

Desde entonces, Amnistía ha documentado decenas de casos de ataques intencionados contra la población civil. En este sentido, supervivientes y observadores de Derechos Humanos han aportado los nombres de 367 civiles, 95 de ellos menores de edad, que murieron a manos de las fuerzas gubernamentales en Jebel Marra durante la primera mitad del año.

Además, ha precisado la organización, muchas más personas, niños y niñas incluidos, murieron de hambre, de deshidratación o por falta de atención médica en el periodo posterior a los ataques.

Imágenes de satélite han permitido confirmar a la organización que 171 aldeas han sufrido o han sido destruidas en los últimos ocho meses, sin que en la mayoría de ellas hubiera presencia formal de la oposición armada en el momento del ataque.

Según Tirana Hassan, el Gobierno de Omar Hassan al Bashir sigue «cometiendo los mismos crímenes de guerra que se cometían en Darfur en 2004, cuando el mundo cobró conciencia por primera vez de lo que estaba sucediendo» y ha citado entre ellos «tierra arrasada, violaciones en masa, homicidios y bombardeos».

«Esta región lleva más de 13 años atrapada en un ciclo catastrófico de violencia; nada ha cambiado, excepto que el mundo ha dejado de mirar», ha lamentado, denunciando que no se hayan tomado medidas efectivas para proteger a la población civil pese a que existe una fuerza de paz híbrida de la Unión Africana y la ONU (UNAMID). «Hasta ahora, la respuesta de la comunidad internacional ha sido deplorable. No puede seguir mirando hacia otro lado ante estos horribles e interminables abusos», ha defendido.

Así las cosas, Amnistía ha instado al Consejo de Seguridad de la ONU a que presione al Gobierno sudanés «con la intensidad suficiente para lograr que las agencias humanitarias y de mantenimiento de la paz puedan acceder a poblaciones remotas, como las de Jebel Marra».

Asimismo, le pide que garantice que el embargo de armas vigente se aplica con rigor y se amplía a todo el país y que investigue urgentemente el uso de armas químicas y, si existen indicios admisibles suficientes, procese a todas las personas sospechosas de ser responsables.