El latino que dejó a Obama por Trump

María Cedrón LAS VEGAS

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Nevada

Aunque el voto anticipado de esa comunidad parece escorar a favor de Clinton en Nevada, Luis Velázquez defiende al empresario pese a todo

07 nov 2016 . Actualizado a las 07:32 h.

Cuando Luis Velázquez habla de Donald Trump no le llama candidato, ni magnate, ni empresario, ni republicano. Le llama «el señor». Lo mismo que cuando se refiere a Hillary Clinton, dice «la señora». Luis Velázquez trabaja en Las Vegas, en el sector inmobiliario (bienes raíces, como dicen en Estados Unidos). Nació en México, pero tiene doble nacionalidad porque «la mamá» vino al mundo en San Diego, en el sur de California.

El de su madre es un estado del que, pese a tener el mayor número de votos (55), apenas se habla, porque allí no han vuelto a ganar los republicanos desde 1988, cuando el candidato era George H. W. Bush. Lo que tienen claro los partidos es que en una campaña tan costosa como esta (la BBC, aludiendo a las estimaciones de una oenegé, habla de un coste de 2.651 millones de dólares) no hay que malgastar esfuerzos allí donde tanto rojos como azules tienen claro que no tienen nada que hacer.

Otra cosa ocurre en Las Vegas, en el condado de Clark (Nevada), donde vive Luis. No es de extrañar que en un lugar donde hay tragaperras hasta en el aeropuerto, los números puedan bailar tanto como lo hace una bola de ruleta. De momento, tras haber votado por anticipado más de la mitad de los electores de Nevada y después de haberse cerrado el plazo el viernes, la que juega con ventaja para llevarse la media docena de votos de ese estado parece ser «la señora».

Todo gracias a la elevada participación de los latinos que han ido a votar más que nunca por anticipado debido, dicen los analistas, al efecto anti-Trump.

Pero Luis Velázquez es la prueba de que también en política hay un efecto bumerán. Porque es uno de esos latinos que no la apoyará. Y no solo eso. Ha ido a los mítines para sostener a Trump. No estuvo en el de hace dos días, en el que tuvieron que evacuar al empresario unos minutos del escenario «porque -como dice- fue al norte del estado». Lo defiende pese a todo.

¿Cómo lo ha conquistado para incluso hacerse una foto con él durante un acto de campaña? «Votar a la señora sería como traicionar a mis padres, que abandonaron México con la idea de escapar de la corrupción y tener una vida mejor. Esa señora es una corrupta a la que únicamente le interesa hacer historia. No es que no sea válida. Lo es, pero quiere que la vean como la primera mujer presidenta de los Estados Unidos. Solo le interesa eso, no podría votarla», dice.

Por eso, después de haber dado su confianza a Obama en las dos últimas batallas por la Casa Blanca, ahora apoya a Donald Trump. «Excepto en las elecciones de 1992, la primera vez que voté, y que apoyé a los republicanos, luego fui demócrata. Apoyé a Obama dos veces. Pero no es una cuestión de sentimientos políticos».

La inmigración

Pero cómo puede un mexicano, que ha respaldado a Barack Obama, votar a un hombre que habla de construir un muro para evitar la llegada de emigrantes que, como su padre, solo buscan una vida mejor o escapar de la corruptela de la que él mismo habla. «El señor no es político. Lleva quince meses aprendiendo a serlo. No estudió para eso, no ha ido a programas donde aprender a saber qué decir en cada momento. Es empresario, y en el mundo empresarial lo blanco es blanco. No hay medias verdades. Desde luego que hay cosas que ha dicho que no son agradables. Entiendo que puedan sentar mal, pero repito que él no es político», responde rápido.

Además cree que como latino es un privilegiado, «pero los demócratas nos han fallado también. Hace ocho años, cuando Obama tenía el Congreso y el Senado, pudo ayudar a los latinos, pero optó por la salud, antes que por la inmigración». Y sentencia: «A estas alturas no tenemos nada que perder».