El mundo se alía para hacer frente a la amenaza climática de Donald Trump

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

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YOUSSEF BOUDLAL

El respaldo de China, erigida en nuevo líder, garantiza la viabilidad del Acuerdo de París

16 nov 2016 . Actualizado a las 07:49 h.

El Acuerdo de París contra el cambio climático sobrevivirá a Donald Trump, incluso si el nuevo presidente de Estados Unidos cumple su promesa electoral y decide la salida de su país del compromiso internacional, el primero en lograr de forma unánime el respaldo de 196 Estados de todo el planeta. Este fue el mensaje claro y nítido que salió de la Cumbre del Clima de Marraquech, que después de más de una semana de reuniones inició ayer las negociaciones al más alto nivel, con la llegada de 80 jefes de Estado y de Gobierno, incluido el presidente de España, Mariano Rajoy.

El más claro fue el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que expresó su confianza en que Trump entienda la «gravedad» y la «urgencia» del calentamiento global y que comprenda que librar al planeta de los gases de efecto invernadero es también una oportunidad de negocio. «Lo que una vez fue impensable se ha convertido en algo imparable», subrayó en su mensaje más contundente, en alusión a que el Acuerdo de París es irreversible.

Pero los discursos grandilocuentes son algo habitual en las conferencias climáticas. Todos los líderes mundiales reiteran, de una forma o de otra, la idea de que la humanidad está en peligro y que es necesario actuar cuanto antes y de forma conjunta para combatir la amenaza climática, porque en juego está el futuro de las nuevas generaciones. Nada nuevo. Lo hicieron ayer, en la inauguración de la reunión ministerial, y lo vienen haciendo machaconamente desde hace años. La verdadera diferencia, sin embargo, es que ahora existe un tratado mundial en vigor y, sobre todo, que Europa ya no está sola. Si la UE fue la que en anteriores ocasiones lideró el proceso para aplicar el raquítico -y ahora extinto- Protocolo de Kioto, en esta ocasión es China la que está decidida a asumir el protagonismo. Y su empuje es esencial, si se tiene en cuenta que es la segunda economía mundial y el principal contaminador, por encima de Estados Unidos. Su posición quedó clara ayer en boca del representante del gigante asiático en la cumbre, Xie Zhenhua, que aseguró que su Gobierno no se bajará del tren climático ni siquiera aunque Washington cambie de rumbo. Es la garantía de que el convoy internacional no descarrilará, pese a un posible abandono del tratado por parte de Estados Unidos.

Se diluye el efecto dominó

«Enfrentarse al reto del cambio climático es nuestra responsabilidad común y compartida», dejó zanjado Zhenhua. Este posicionamiento tiene un fuerte valor, ya que aunque los analistas coinciden en que la presencia de EE. UU. no es estrictamente necesaria para mantener el acuerdo, sí temían que la fuga de la primera potencial mundial trajese consigo un efecto dominó que arrastrase a otros países importantes, entre ellos la India, Rusia o la propia China.

Sin embargo, todas las buenas intenciones expresadas ayer deberán empezar a materializarse en un calendario y en unas reglas de aplicación del Acuerdo de París. Y ese es el gran objetivo de la cumbre de Marraquech, aunque es probable que aún sean necesarias varias conferencias más para ajustar la letra pequeña del compromiso global, especialmente las referidas a las cuotas que cada país asumirá para reducir las emisiones de efecto invernadero, ya que las presentadas en la ONU son muy insuficientes para conseguir el objetivo de limitar el aumento de temperaturas «muy por debajo» de los dos grados de aquí a fin de siglo con respecto a los niveles preindustriales. Y no menos importante será decidir la financiación de 90.000 millones de dólares anuales a partir del 2020 para el Fondo Verde del Clima y cómo se repartirá el dinero entre los países en desarrollo para mitigar y adaptarse a las consecuencias del cambio climático.

Llamamiento para que se respete el compromiso mundial

Los líderes mundiales que asistieron ayer a la inauguración de la fase ministerial de la cumbre del clima, entre ellos el presidente francés, François Hollande, y el español, Mariano Rajoy, pidieron a Donald Trump que recapacite sobre su promesa de retirarse del Acuerdo de París. «Estados Unidos, la mayor economía del mundo, el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero, debe respetar los compromisos que ha asumido. No es solamente su deber, es su interés», subrayó Hollande.

También hizo un llamamiento a la tranquilidad el director de la delegación estadounidense en Marrakech, Jonathan Pershing, aunque es verdad que todo el grupo forma parte de la Administración Obama. Reconoció, de hecho, que el equipo de Trump todavía no se había puesto en contacto con él para hablar sobre el tema y dijo no sentirse sorprendido por el fuerte compromiso de China. «Francamente, el acuerdo fue alcanzado sobre la base de las circunstancias nacionales. Claro que van a seguir adelante», manifestó.

Ya en un plano más oficial, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, propuso dejar de financiar las energías de carbono con un único fin: frenar su uso y así poder cumplir los objetivos del Acuerdo de París.

Pero los políticos no son los únicos que hablaron ayer. Coincidiendo con la celebración de la conferencia de Marraquech un grupo de 27 militares de alto grado y especialistas de seguridad del mundo entero publicaron una carta pública dirigida a los mandatarios de la reunión auspiciada por Naciones Unidas.

«El cambio climático hará que muchas de las complejas crisis mundiales actuales sean mucho más difíciles de resolver», según expone en la misiva el denominado Grupo de Trabajo sobre la Seguridad Climática.

Y desde el Vaticano también alzó ayer su voz el papa Francisco para pedir a la comunidad internacional que mantenga el pacto firmado hace un año en la capital francesa para mantener a raya el calentamiento global. «El Acuerdo de París ha mostrado un camino claro, que toda la comunidad internacional tiene que respetar», dijo el pontífice.