Arsenio Fernández de Mesa: «Han sido cinco años de tensión permanente. Es un cargo muy duro»

José Manuel Pan
josé manuel pan REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

PACO RODRÍGUEZ

El ex director general de la Guardia Civil aún no sabe cuál será su futuro. El político ferrolano asegura que «hay que esperar»

23 nov 2016 . Actualizado a las 07:59 h.

«Hay que esperar». Es la respuesta que da sobre su futuro inmediato el hombre que hasta hace unas horas tenía bajo su mando a 83.000 guardias civiles. Arsenio Fernández de Mesa (Ferrol, 1955) fue destituido como director general de la Guardia Civil en el Consejo de Ministros del pasado viernes, solo un día después de enterarse de que iba a ser relevado del cargo. En la primera entrevista que concede tras su cese asegura que «ha sido todo un privilegio dirigir un cuerpo tan noble como la Guardia Civil. Si en mi toma de posesión tenía como objetivo poder llegar a este día entregando el mando sin novedad, cinco años después así lo he hecho, que no es poco. Y siempre con Galicia y Ferrol en mi mente, en mi corazón y en mi trabajo».

-El nuevo ministro ha hecho una revolución en Interior. ¿A usted le habría gustado seguir en el cargo?

-No es cuestión de gustos. Mi cargo es como el de los jefes de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, que suelen estar cuatro años como máximo. Yo he estado cinco, y es un cargo muy duro, con muchas tensiones diarias, y es imprescindible el relevo. Yo puse mi cargo a disposición del ministro desde el primer momento y es muy comprensible que se rodee de gente de su confianza y, en este caso, también que esa gente venga de donde él ha hecho su carrera política.

-Dice usted que es un cargo con muchas tensiones.

-Muchísimas. La tensión que vive un director general de la Guardia Civil es tremenda. No hay ni una sola hora de descanso. En mi despacho no ha habido ni una conversación tranquila. Han sido cinco años de tensión permanente.

-¿Cómo ha sido entonces su etapa al frente de la Guardia Civil?

-Muy positiva. Llegué a una Guardia Civil que compartía dirección con la Policía Nacional y, por lo tanto, sus objetivos y planteamientos estaban bastante en el aire. Creo que en estos años se ha reforzado la voluntad de mantener su naturaleza militar, hemos conseguido incrementar nuestra presencia y prestigio internacional y ser un cuerpo policial, aunque de naturaleza militar, con todas sus consecuencias. Ahí están logros como la conexión directa con Europol y que su número dos y el número uno de la lucha contra el terrorismo en Europa sea un coronel de la Guardia Civil. Hoy somos acompañante preferente en todos los países del mundo. Primero porque somos muy buenos, como siempre. Pero además porque hemos sido capaces de contarlo sin complejos en todas partes, y eso no era así antes.

-¿Cómo deja a la Guardia Civil?

-Robusta, con más fuerza que nunca, pero escasa de plantilla. Hemos hecho cambios normativos muy importantes, como la Ley del Régimen de Personal, la Orden General de Jornada y Horarios que, por primera vez en la historia, permite a los guardias civiles programar su vida, sus vacaciones, sus descansos y sus días de trabajo; el acercamiento y normalización del funcionamiento del Consejo de la Guardia Civil y las asociaciones profesionales, que no sindicatos, ha ido en progresión ascendente, y se han consolidado. Cuando yo llegué las relaciones estaban rotas. Eso ya es pasado. Lo hecho ha sido útil, pero no acaba aquí.

-¿Le quedan cosas por hacer?

-Muchas cosas. La Guardia Civil será siempre una obra inacabada. El incremento de la plantilla, hasta llegar a los 95.000 guardias civiles es fundamental para poder atender todos nuestros compromisos nacionales e internacionales, y también para mejorar las condiciones de vida del personal. En temas operativos, el Estado Mayor de la Guardia Civil ha cumplido de largo nuestros objetivos, que no son otros que concluir con éxito cualquier misión que se nos encomiende. Son grandes profesionales y esto ha sido una constante.

-El accidente del Alvia, el crimen de Asunta, los problemas en la frontera. Todos esos casos han puesto y ponen a prueba a la Guardia Civil. ¿Cómo cree que ha respondido?

-Como siempre lo ha hecho la Guardia Civil, con todos los esfuerzos a su alcance. No olvidemos que este mismo año se han resuelto casos que estaban pendientes desde hace veinte. La perseverancia es una constante garantizada.

-Uno de los casos que sigue abierto es el de la desaparición de Diana Quer. ¿En qué estado se encuentra?

-Está avanzando, a pesar de lo difícil que es resolverlo. Estoy seguro de que lo resolverán, y pronto.

-Usted se ha visto salpicado por la polémica de un cuadro que le han hecho en el que aparece con varias condecoraciones. El asunto ha llegado al Congreso en forma de pregunta por parte del Grupo Socialista. ¿Qué tiene que decir?

-Esa polémica es una estupidez. Un guardia civil retirado, que lleva pintando muchos años, desde cuadros del rey hasta de sus propios compañeros, y sin cobrarles nunca un euro, me regaló uno a mí, sin pedirlo y sin posado, que quede claro. Punto final. ¿Y las condecoraciones? Oiga, pues las tengo todas, empezando por la Gran Cruz de la Orden del Mérito Naval, desde 1999, a la que le corresponde la banda con la bandera de España por debajo del frac y por encima del chaqué. Además de las de Francia, Portugal, Italia, de los carabinieri y de la Guarda di Finanza, ambas de oro. Y respecto a la de la Guardia di Finanza, soy el único civil extranjero al que se la han concedido. Y también las de México, Ecuador, Colombia, Perú, etcétera. Es todo un honor ser condecorado y esas condecoraciones están para usarlas, aunque puede extrañar más en civiles que en militares o guardias civiles y policías, que las usan con mucha frecuencia. De todas formas, tengo que decir, y es fácilmente comprobable, que nunca he llevado más de dos o tres condecoraciones a la vez.

-¿Sigue siendo ETA una amenaza para España?

-ETA tiene que disolverse y entregar las armas. Las últimas detenciones, las de Solozábal y Silva y la reciente de Irastorza, demuestran que la Guardia Civil no va a parar en su lucha contra ETA, porque, mientras no se disuelva y entregue las armas, nadie puede garantizar nada.

-Otra de las amenazas es la del terrorismo yihadista. España sigue en estado de alerta permanente. ¿Es un objetivo terrorista?

-Como lo es todo el mundo, y de manera especial Europa, donde los terroristas yihadistas han golpeado con fuerza en los últimos años.