La ministra, de nuevo, ante un problema del pasado del PP

G. B. MADRID / LA VOZ

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Sergio Barrenechea | efe

Las repetidas muestras de fidelidad de Cospedal a Mariano Rajoy refuerzan su posición en el partido

11 ene 2017 . Actualizado a las 07:48 h.

«Soy el señor Lobo, soluciono problemas». El personaje de Quentin Tarantino en la película Pulp Fiction arreglaba desaguisados cometidos por otros sin hacer demasiadas preguntas. Y esa parece ser también la especialidad de María Dolores de Cospedal, aunque está por ver si con la misma eficiencia que el personaje interpretado por Harvey Keitel. La secretaria general del PP ya tuvo que lidiar, casi en solitario, con el caso Bárcenas, un asunto en el que todos en el PP, incluyendo a Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, se pusieron de perfil. La complicada tarea de enfrentarse con Bárcenas le ganó la inquina de este, que la llevó incluso ante los tribunales. Pero la imposible labor de tratar de justificar ante la prensa por qué el PP seguía manteniendo en plantilla al extesorero una vez que se había destapado el escándalo tuvo también para ella un enorme coste político, incluso entre sus compañeros de partido, que estuvo a punto de costarle el cargo.

Rajoy premió esa muestra de fidelidad no solo manteniendo a De Cospedal en la secretaría general, en contra del criterio de muchos populares próximos al líder del PP, sino adjudicándole también una cartera de Estado como la de Defensa, lo que refuerza su posición en el partido.

Pero, apenas llegada al cargo, la ministra se enfrenta a otro grave asunto del pasado del que nadie quiere responsabilizarse en el PP. El informe del Consejo de Estado sobre el Yak-42 supone un serio problema para Rajoy, no solo porque devuelve a la actualidad un tema que creía superado, sino porque afecta a Trillo, un hombre con mucho poder e información en el PP, precisamente porque en el pasado fue él quien hizo de señor Lobo en asuntos comprometidos para el partido.

Después de que la ministra diera muestras ayer de no asumir ninguna deuda con su antecesor en el cargo, el duelo entre De Cospedal y Trillo promete ser tan duro como el que mantuvo con Bárcenas. A menos de un mes para que se celebre el congreso nacional del PP, será difícil que Rajoy, que sabe de qué habla porque él actuó también como limpiador de Aznar en asuntos muy complicados como el del Prestige, no premie con un nuevo servicio a la ministra manteniéndola en la secretaría general.