El frente legal contra el veto migratorio crece con Silicon Valley y ex altos cargos

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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Sean Rayford | AFP

El «impasse» es aprovechado por los viajeros afectados para llegar a EE. UU.

07 feb 2017 . Actualizado a las 08:09 h.

Silicon Valley ha decidido plantar cara a Donald Trump: «La orden representa una desviación del principio de equidad que ha gobernado el sistema de inmigración de EE.UU. desde hace más de 50 años». Estas palabras corresponden a 97 gigantes tecnológicos que ayer se unieron al frente legal contra el presidente de EE.UU. y su veto migratorio a siete países musulmanes. Así, compañías como Apple, Facebook, Google, Twitter, o Microsoft, han presentado sus alegaciones en el Tribunal de Apelaciones del Distrito Noveno, en San Francisco y han cargado contra un decreto que «inflige un daño importante a las empresas, la innovación y el crecimiento». Y es que hay que tener en cuenta que en el 2016, el 37,4 % de los empleados en Silicon Valley eran extranjeros.

La alianza se constituyó también entre ex altos cargos de la Administración de primer nivel, como los exsecretarios de Estado John Kerry y Madelaine Albright, así como el exjefe de la CIA y del Pentágono Leon Panetta. Todos ellos, entre otros muchos, presentaron otra declaración en la que argumentaron que el veto «pone en peligro a las tropas de Estados Unidos».

En paralelo, la Administración Trump presentó sus alegaciones de defensa. «Necesitamos programas más fuertes», defendió el republicano en su primer discurso ante las tropas como presidente y desde la base aérea de MacDill, en Tampa (Florida). El estado del sol se convirtió así en el nuevo escenario del alegato presidencial a favor del veto migratorio, bloqueado provisionalmente por la Justicia del país.

Ataques al juez federal

«Vamos a vencer al terrorismo islámico radical y no permitiremos que eche raíces aquí», dijo Trump tras defender un gran escrutinio a los que deseen entrar en EE.UU. En su alocución, el neoyorquino prescindió de los ataques que horas antes profería contra James Robart, el juez federal que tumbó sus intenciones de dejar fuera a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana: «No puedo creer que un juez haya puesto a nuestro país en peligro. Si algo pasa, la culpa será suya», cargó sin mesura el presidente. Su embestida fue apoyada por el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer: «El presidente tiene amplios poderes para mantener al país seguro y para limitar la entrada a gente que pudiera hacernos daño».

En medio del impasse sobre el decreto, cientos de viajeros de países afectados aprovechan para llegar a suelo estadounidense. Es el caso de Fuad Sharef. «Si tienes derechos, nunca hay que rendirse», dijo feliz el iraquí, a su llegada al aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.

Escenas similares se repitieron en aeropuertos de decenas de ciudades donde dieron la bienvenida a los recién llegados. «Sigue tu camino y comienza tu vida», le dijo un agente de aduanas a Nael Zaino, un refugiado sirio que el sábado pudo reunirse por fin con su hijo en Boston.

«Todos los sondeos negativos son noticias falsas», dice el presidente

Donald Trump volvió ayer a arremeter contra las encuestas que no le son favorables: «Todos los sondeos negativos son noticias falsas», cargó desde Twitter. Así comenzó su tercera semana como presidente de EE.UU., obviando los sondeos de varios canales de televisión que dibujan una caída de opinión sobre el veto migratorio, además de un descenso en su propia aprobación.

Trump, sin embargo, hizo oídos sordos y se mostró especialmente molesto con las últimas informaciones, que apuntan a cómo el inusitado poder acumulado por su fiel asesor, Steve Bannon, le estaría posicionando como el presidente de facto. «Tomo mis propias decisiones. Todo el mundo lo sabe. Muchas noticias falsas para marginarme ¡Mentiras!», cargó el mandatario.

Según The New York Times, la frustración del magnate por no haber sido completamente informado de los detalles de la orden ejecutiva que firmó, estaría provocando cambios de estrategia en la Casa Blanca, donde el caos continúa siendo el protagonista del Ala Oeste.

Nuevo cisma en el Partido Republicano a cuenta de Putin

La incontinencia verbal del presidente de EE.UU. ha vuelto a provocar un nuevo cisma en el Partido Republicano, cansado del aprecio que Donald Trump muestra sin reparos hacia Vladimir Putin. Sus últimos comentarios comparando el oscuro pasado del exespía del KGB con las actuaciones estadounidenses, han colmado la paciencia de varios pesos pesados del partido.

«No operamos de ninguna manera como los rusos», sentenció Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado y uno de los primeros en alzar la voz contra la desafortunada comparación que formuló Trump cuando el presentador Bill O’Reilly de la cadena Fox le preguntó por qué admiraba a Putin a pesar de que «es un asesino». «Hay muchos asesinos. Nosotros tenemos unos cuentos ¿Crees que nuestro país es inocente?», contestó el neoyorquino.

«Seamos claros ¿EE.UU. ha cometido errores? Claro ¿Es EE.UU. como el régimen de Putin? En absoluto. EE.UU. garantiza la libertad de expresión, Putin no es amigo de ella. Tampoco es amigo de la oposición política», recordó el senador republicano de Nebraska Ben Sasse. «¿Cuándo ha ocurrido que activistas políticos demócratas hayan sido envenenados por el Partido Republicano y viceversa? No somos lo mismo que Putin», sentenció con enfado el senador Marco Rubio.

Aunque por motivos bien distintos, las polémicas declaraciones no solo causaron molestia dentro de las fronteras estadounidenses. Desde el Kremlin se mostraron indignados por los comentarios «inaceptables y ofensivos» del periodista y exigieron una disculpa a Fox. «Queremos la disculpa del presidente de esa respetada organización», dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Las advertencias desde el Kremlin se produjeron también al hilo de los últimos encontronazos entre EE.UU. e Irán. «No intenten arreglar lo que no está roto», avisó el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, contrario a una revisión del acuerdo nuclear con Teherán. Para Moscú, si Trump reescribe ese pacto «estaría abriendo la caja de Pandora». «El presidente tomará una decisión en los próximos días», contestó el vicepresidente Mike Pence.

Cita en Bruselas

Las relaciones con Rusia preocupan a los aliados de la OTAN. Después de tachar a la Alianza «obsoleta», Trump ratificó en una conversación telefónica a su secretario general, Jens Stoltenberg, su «fuerte apoyo» a los «desafíos de seguridad» de la OTAN y confirmó que asistirá a la cumbre de mayo en Bruselas. Aún así, reiteró en Tampa su mensaje de campaña, al apremiar a los socios a una contribución financiera ·completa y adecuada».