Estados Unidos calma a la UE tras los feroces ataques vertidos por Trump

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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TIMOTHY A. CLARY | afp

Pence exige a los europeos que dupliquen la inversión militar en el plazo de un año

21 feb 2017 . Actualizado a las 09:13 h.

Bruselas quería recibir a Donald Trump, pero tuvo que conformarse con Mike Pence. El vicepresidente estadounidense aterrizó ayer en la capital europea con una misión: apagar el enorme incencio que prendió el magnate tras meses de continuas provocaciones, ofensas y ataques feroces a la Unión Europea

Nadie olvida su júbilo tras el triunfo del brexit, las burlas hacia la OTAN y el  desprecio hacia el proyecto común. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dio buena muestra de su disgusto al dispensar a Pence una bienvenida con cierto resentimiento: «Han pasado demasiadas cosas estos últimos meses como para fingir que todo sigue igual», le espetó a los pocos segundos de sacarse la foto. A pesar del golpe inicial, el polaco, que incluyó a Estados Unidos en su lista negra de amenazas, fue suavizando el tono hasta declararse «un incurable proamericano».

Bruselas y Washington saben que están condenadas a cooperar. Lo reconoció Pence, quien logró calmar las aguas extendiendo la mano a sus socios europeos: «En nombre de Trump, quiero expresar el fuerte compromiso de EE.UU. con una cooperación y asociación continuada con la UE», exclamó después de aceptar a regañadientes las tres demandas de Tusk: decir sí al orden internacional vigente, sí a reforzar la seguridad de los aliados y sí a apoyar el proyecto europeo. «Contamos con su apoyo inequívoco a la idea de una Europa unida», le recordó el polaco, quien no desaprovechó la ocasión de mandar un mensaje a Moscú: «Los anuncios de la muerte de Occidente han sido muy exagerados. La idea de la OTAN no está obsoleta», zanjó. 

A Pence le tocó desenredar el ovillo de ultrajes de Trump con las manos atadas y sin poder prometer grandes gestos. Al fin y al cabo nadie, ni él mismo, sabe de qué humor se levantará el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, no quiso entrar en polémicas tras su encuentro con Pence, al igual que la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini,  y se limitó a pedir a los socios europeos más unidad, aterrado por la idea de que eurófobos y populistas acaben rompiendo las costuras de la Unión.

¿Cómo será la UE postJuncker?

Lo único que está claro es que será una Unión más militarizada. Las amenazas de Estados Unidos de retirar su paraguas de protección si los europeos no colaboran para mantener la OTAN viva han dejado a algunas capitales temblando. Pence volvió a arremeter contra sus aliados: «La paciencia de los americanos no va a durar para siempre», espetó. El secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, no se arrugó y le recordó que la única vez que la organización acudió en ayuda de un aliado fue cuando Estados Unidos activó la cláusula de defensa colectiva tras los atentados del 11S.

¿Qué pasará a partir de ahora con el incipiente romance entre Trump y Putin? Los asesores del multimillonario quieren enfriar las muestras de complicidad: «EE.UU. seguirá pidiendo a Rusia que rinda cuentas y cumpla los acuerdos de Minsk», garantizó Pence.

La política internacional se está convirtiendo en un terreno de arenas movedizas para el nuevo equipo de Trump. No encuentra acomodo y por eso ayer no cerró las puertas a estrechar la mano con el Kremlin: «Creo que podemos encontrar un terreno común en el que entendernos», deslizó Mike Pence para poner el broche a su gira europea.