Colombia y Perú, sobrepasadas por la riada de muerte y destrucción de «El Niño Costero»

héctor estepa MOCOA / E. LA VOZ

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LUIS ROBAYO | Afp

Los Gobiernos de ambos países, señalados por la falta de medidas para prevenir la catástrofe

09 abr 2017 . Actualizado a las 09:33 h.

«Yo perdí a mi único hijo en la avalancha». Iván Rosero, víctima de las riadas mortales que destruyeron Mocoa hace una semana, cuenta su tragedia sin torcer el gesto. Mira a la cara, y habla sin titubeo. Se le han acabado las lágrimas. «Es tanto dolor que uno llora cada día. Todo recuerdo que te lastima te hace llorar tanto que parece que las lágrimas ya se agotan.  Te vas volviendo duro», relata mientras los operarios del cementerio municipal abren a paladas un hueco en el suelo donde será enterrado su cuñado, muerto también por las inundaciones.

Mientras en el camposanto de Mocoa los entierros se han programado esta semana de cuatro en cuatro, Colombia va poco a poco asimilando una catástrofe que deja 314 muertos, 102 de ellos menores de edad, centenares de heridos y miles y miles de personas sin hogar. No es el único país en duelo nacional. La temporada de lluvias ha causado grandes estragos en toda la región andina. Perú, al sur, llora los más de un centenar de muertos que han dejado las lluvias torrenciales caídas en el país desde el pasado diciembre.

Las grandes precipitaciones que ha sufrido la región han sido producidas por un fenómeno conocido como El Niño Costero, que se produce cuando el mar se calienta más de lo normal. La mayor evaporación de las aguas provoca los diluvios. Solo en la región del Piura, al norte, unas 300.000 personas se han visto forzadas a dejar sus casas inundadas. 

Pero el fenómeno meteorológico no es el único culpable de tanta muerte y destrucción. Tanto en Colombia como en Perú se ha denunciado falta de prevención. El presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, admitió en marzo que la tragedia había sorprendido a su Gobierno sin preparación. La de Mocoa era una catástrofe que había sido anunciada por algunas asociaciones, pero aun así no se hizo nada por prevenirla. Hay fuertes intereses en juego, junto a la deforestación y el uso inapropiado de los suelos, que pudieron haber aumentado los efectos de la riada.

Ambos países han sido criticados también por sufrir un déficit de infraestructuras para hacer frente a las catástrofes. En Ecuador, país situado entre Perú y Colombia, el Gobierno del todavía presidente Rafael Correa dice haber evitado tragedias similares a las vividas por sus vecinos gracias a la construcción de diques y otros elementos de contención. La gestión se nota en un balance más benigno: las lluvias han dejado allí 21 muertos y el desplazamiento de unas 1.400 personas.

Las infraestructuras fallaron en Mocoa. Quienes lo han perdido casi todo se refugian ahora en el coliseo de la ciudad y en el Instituto Tecnológico del Putumayo (ITP). Denuncian que parte de la ayuda no está llegando, aunque las autoridades aseguran lo contrario. «Aquí necesitamos de todo. En ocasiones nos han faltado los alimentos. También el agua», critica Fanny Burbano. Los afectados critican también el pillaje a la hora de recibir ayudas. A Mocoa están acudiendo personas no afectadas por el siniestro para reclamar víveres y enseres. «El lunes empezaron a dar colchonetas para dormir en el suelo. Yo mismo he visto cómo había gente que sacaba veinte colchonetas de este refugio», dice Pedro Patiño, usuario del albergue improvisado levantado en el ITP. El Gobierno ya ha puesto en marcha un registro único de damnificados para poner coto a estas situaciones. Decenas de excavadoras y operarios se afanan ahora para devolver la normalidad a una localidad que tardará tiempo en recuperarse de la tragedia.