Trump emplaza a Putin a dejar caer a Al Asad

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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LOUAI BESHARA | Afp

El Pentágono reitera que «no hay duda» de que Damasco es responsable por ataque químico

12 abr 2017 . Actualizado a las 07:40 h.

Rusia debe elegir para solucionar el conflicto de Siria: o apoya a Estados Unidos o al régimen de Bachar al Asad. Con este ultimátum aterrizó este martes el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson, en Moscú para reunirse con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov. Él será el destinatario de un mensaje que podría ser la antesala de la ruptura definitiva entre Washington y Moscú, mal que le pese a buena parte de la clase política rusa que en su momento recibió con euforia la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

«Esperamos que el Gobierno ruso llegue a la conclusión de que se han alineado con un socio no fiable como Bachar al Asad», declaró Tillerson. Sus palabras supusieron el punto y final a la cumbre del G7 en Lucca (Italia), en la que se acordó fomentar una solución «política y no militar» en Siria, con la activa participación rusa, pero se rechazó imponer sanciones a Moscú, como pedía el británico Boris Johnson. La exigencia al Kremlin a zanjar su alianza con el presidente sirio se quedó en mera recomendación. «Le decimos a Rusia: aproveche esta oportunidad para distanciarse del horror del régimen de Al Asad», afirmó el francés Jean-Marc Ayrault.

Un distanciamiento que no parece probable a juzgar por las palabras de Vladimir Putin. El presidente ruso no solo apoyó la versión de su aliado sobre el ataque con gas sarín a los civiles de Jan Sheijún, sino que además denunció que se están planificando montajes de nuevos ataques químicos en Siria para culpar a Damasco y justificar el aumento de la presión internacional.

Para reafirmar el ultimátum, el Pentágono aseguró que tiene pruebas de la responsabilidad de Al Asad en el ataque químico. «He revisado personalmente la información de inteligencia y no hay dudas de que el régimen sirio es responsable por la decisión de atacar y por el ataque en sí», dijo a la prensa el secretario de Defensa, James Mattis,

El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, protagonizó la polémica de la jornada al afear al presidente sirio el uso de armas químicas contra su población asegurando que ni Adolf Hitler «usó armas químicas de la misma manera que lo está haciendo Al Asad». Se le «olvidó» que millones de judíos murieron gaseados en los campos de concentración nazis.

Adhesión de Montenegro

Tal y como aseguró el Ministerio de Exteriores ruso «es evidente que las relaciones ruso-estadounidenses están pasando por su momento más difícil desde el final de la guerra fría». En nada ayudó que Trump firmara ayer el instrumento de ratificación que avala la adhesión de Montenegro a la OTAN, tras la aprobación del Senado el pasado 29 de marzo. Un paso que reafirma el compromiso del republicano con la Alianza Atlántica, a pesar de sus declaraciones en campaña, y que al mismo tiempo no ayuda precisamente a rebajar la tensión con Rusia.

El Kremlin siempre ha considerado una provocación la expansión de la alianza militar occidental hacia su esfera estratégica de influencia y Montenegro entra en ella. Además, el momento de la firma no pudo ser más significativo: mientras Tillerson aterrizaba en Moscú y a la vez que Vladimir Putin comparecía en rueda de prensa. Estados Unidos era uno de los pocos países de la OTAN que quedaban por ratificar la entrada de la nación balcánica, y ahora solo resta España para completar el proceso.

A la espera de conocer si Tillerson consigue alguna concesión de Rusia o no, los medios estadounidenses debaten sobre la influencia que tuvo Ivanka Trump en el bombardeo de 59 Tomahawk contra Siria. ¿Presionó o no Ivanka para que el ataque tuviera lugar? Uno de sus hermanos está convencido de que así fue. «Ivanka estaba destrozada e indignada. Es madre de tres hijos y por supuesto que tiene influencia», confesó Eric Trump en The Daily Telegraph.

Montenegro, otro foco de tensión entre Rusia y Occidente

Los Balcanes es otro de los focos de tensión en el contexto de lucha de influencia entre Rusia y Occidente. Moscú no va pasar por alto que una nación eslava se convierta en el miembro número 29 de la OTAN. Montenegro es uno de los países más pequeños del mundo (620.000 habitantes en 13.812 kilómetros cuadrado), pero ni a Rusia ni a Europa se le escapa su situación geoestratégica con salida al mar Adriático.

Esta exrepública yugoslava declaró la independencia de Serbia el 3 de junio del 2006, después de que un 55,5 % de los ciudadanos se pronunciara a favor de la secesión en un referendo. Milo Djukanovic, el padre de la independencia, emprendió el camino de la separación con Serbia en 1997 (único integrante de la Yugoslavia de Tito que quedaba tras la secesión cinco años antes de Bosnia, Croacia, Eslovenia y Macedonia) tras romper con su mentor, el entonces presidente Slobodan Milosevic.

Djukanovic cedió oficialmente el cargo de primer ministro el pasado año a su lugarteniente Dusko Markovic, con quien comparte el objetivo de la adhesión de la OTAN. Esta tendencia prooccidental no es del agrado de todos en el país. La invitación formal de la OTAN ya provocó manifestaciones en diciembre del 2015 y se temen se reanuden cuando el Parlamento se reúna para ratificar la adhesión esta primavera. Varios partidos de la oposición exigen llevar a referendo la pertenencia a la OTAN.

El 16 de octubre del pasado año, el día de las elecciones legislativas, el Gobierno de Podgorica acusó a Rusia de estar detrás de una intentona golpista y un plan para asesinar a Djukanovic, con el objetivo de que una coalición de partidos favorables a Moscú se hiciese con el Gobierno.

Corea del Norte asegura que está listo para la guerra

Donald Trump aseguró ayer que «Corea del Norte está buscando problemas» y avisó a China que «resolverá» la cuestión con o sin su ayuda, a pesar de la buena sintonía demostrada en su encuentro con el mandatario Xi Jinping el fin de semana en Florida. Fue su reacción al anuncio del régimen de Piongyang de que está listo para responder «ante cualquier forma de guerra», después de la decisión de Estados Unidos de enviar una flota de combate liderada por el portaviones nuclear, encabezado por el USS Carl Vinson a la península Corea.

La creciente tensión y nerviosismo a copado la atención de la Asamblea Suprema del Pueblo, convocado para coincidir con el quinto aniversario del liderazgo de Kim Jong-un. «Corea del Norte está buscando problemas», respondió Trump, en una serie de mensajes en Twitter en los que ha vuelto a deslizar la posibilidad de tomar represalias contra el régimen norcoreano. «Si China decide ayudar, sería genial. Si no, resolveremos el problema sin ellos», añadió, antes de volver a instar a Pekín a «resolver el problema norcoreano» si quieren aprovechar al máximo un hipotético acuerdo comercial con EE.UU.

Rusia expreso su «preocupación» ante la posibilidad de que la Administración estadounidense emprenda algún tipo de operación. En concreto, alertó de la posibilidad de que Trump opte por un «escenario militar unilateral», según un comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores unas horas de la visita de Rex Tillerson. El Gobierno ruso apeló, en cambio, a las «obligaciones colectivas» referentes a la desnuclearización de la península de Corea, recogidas en varias resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Las autoridades norcoreanas han anunciado que este mismo mes se producirá un ensayo con un misil balístico intercontinental, quizás el 15 de abril, cuando se cumplen 105 años del nacimiento del fundador del régimen norcoreano, Kim Il Sung. En el marco de esas especulaciones, el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., H.R. McMaster, dijo el domingo que Trump ha pedido «una gama completa de opciones para eliminar esa amenaza».