Maduro y los militares escenifican su apoyo mutuo en vísperas de la gran marcha opositora

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FEDERICO PARRA | Afp

«Amor con amor se paga, lealtad con lealtad se paga», dijo el presidente venezolano en un acto con la cúpula de la Fuerza Armada

17 abr 2017 . Actualizado a las 20:55 h.

A dos días de una gran marcha en su contra, el presidente venezolano Nicolás Maduro recibió este lunes la promesa de «lealtad incondicional» de la Fuerza Armada, a la que la oposición acusa de ser la única que sostiene al chavismo en el poder. «La Fuerza Armada Nacional Bolivariana preserva su unidad monolítica, granítica, y ratifica su lealtad incondicional al señor presidente», dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, en una concentración militar encabezada por Maduro en las afueras del Palacio de Miraflores, la sede del gobierno.

Ataviado con una gorra militar, Maduro agradeció el apoyo de la cúpula castrense: «Amor con amor se paga, lealtad con lealtad se paga», dijo al iniciar su discurso, en el acto que rinde homenaje a la milicia civil. En su discurso, el general Padrino López describió a Maduro como un «presidente auténticamente chavista que la Fuerza Armada admira profundamente» y a ésta como «radicalmente antiimperialista» y seguidora del líder socialista Hugo Chávez, fallecido en el 2013.

Flanqueado por el alto mando castrense, el presidente Maduro llegó a Miraflores a bordo de un jeep militar, en medio de miles de milicianos que lo ovacionaban con el puño en alto. «No es tiempo de traidores, no es tiempo de traición, no es tiempo de vacilantes; que cada quien se defina: si estamos con la patria o en contra de ella», advirtió Maduro al referirse a la creciente tensión que vive el país, entre protestas opositoras, desde hace dos semanas. La noche del domingo, el mandatario ordenó a los militares desfilar y salir a las calles este lunes para reafirmar la «unión cívico-militar» con que gobierna Venezuela y rendir honores a la milicia, creada hace siete años por Chávez.

Las demostraciones de fuerza ocurren en vísperas de la marcha que la oposición convocó para el miércoles, cuando se conmemora el primer grito independentista venezolano, a fin de exigir elecciones y respeto a la autonomía del Parlamento, único de los poderes públicos controlado por la oposición, para quien una salida del chavismo del poder es la única forma de resolver la grave crisis política y económica que sufre el país. Pero Maduro descarta un adelanto de los comicios presidenciales, pautados para diciembre del 2018.

La oposición promete que el miércoles será «el principio del fin» y «la madre de las marchas», pero el oficialismo también asegura que ese día colmará las calles de Caracas. La ola de protestas, en las que han fallecido cinco personas, decenas han sido heridas y más de un centenar detenidas, estalló el 1 de abril después de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) se adjudicara las funciones del Parlamento y levantara la inmunidad de los diputados, en lo que la oposición calificó de «golpe de Estado».

Aunque los fallos fueron anulados parcialmente tras fuerte presión internacional, la oposición se revitalizó y no cede en las protestas, que el presidente asegura promueven un «golpe de Estado». Padrino López acusó este lunes a la dirigencia opositora de ejecutar, con apoyo de grupos de «la derecha extrema» en el exterior, una «agenda criminal» que incluye «actos terroristas, disturbios, saqueos, vandalismo y distintas formas de violencia». Organizaciones no gubernamentales han denunciado una «fuerte represión», con bombas de gases lacrimógenos, perdigones e incluso armas de fuego. «No puede llamarse represión a la acción del Estado orientada a la restitución del orden público», respondió Padrino López.

La Fuerza Armada tenía amplio poder durante el gobierno de Chávez (1999-2013), pero su influencia ha crecido mucho más con Maduro, cuyo gobierno cuenta con un militar activo y diez en retiro en 11 de los 32 ministerios.  La Fuerza Armada, de 165.000 efectivos y 25.000 en reserva -a los que se unen miles de milicianos con entrenamiento militar-, controla la producción y distribución de alimentos básicos en grave escasez, además de una compañía petrolera, una televisora, un banco, una ensambladora de vehículos y una constructora.