Venezuela cae al abismo de la violencia

Pedro garcía otero CARACAS / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

MIGUEL GUTIERREZ | EFE

Una noche de disturbios y saqueos en Caracas se salda con 11 personas muertas

23 abr 2017 . Actualizado a las 01:44 h.

En una noche de represión y violencia que a algunos que la vivieron les pareció «una guerra» al menos 11 personas murieron en Caracas, la capital de un país que cada día que pasa se hunde más en el caos. Ocho de ellos perecieron cuando saqueaban una panadería y quedaron electrocutados. En la misma zona, conocida como El Valle, al menos otras dos personas murieron por balas; al igual que en Petare, el barrio marginal más grande de América Latina, donde fue asesinado Melvin Guitian, de 26 años, de un tiro en la cabeza.

Con estos muertos, ascienden a 21 las personas que perdieron la vida en las últimas tres semanas de protestas en Venezuela, en una espiral de violencia que se atribuyen mutuamente el Gobierno y la oposición. Testimonios de los familiares de varias víctimas parecen dejar claro, sin embargo, que es el Estado, especialmente a través de sus paramilitares, el que está generando los asesinatos.

«Mi hijo salió a buscar una carne en casa de una tía, y me lo asesinaron», señaló la madre de Guitian. Tuvo la mala suerte de hacerlo mientras algunos de sus vecinos cerraban la autopista que divide a Petare de la ciudad, y se enfrentaban a la Guardia Nacional y los colectivos paramilitares. «La médica que lo atendió me dijo que el tiro que lo mató era de fusil», agregó. La madre de Paola Ramírez, asesinada en la sureña ciudad de San Cristóbal en la manifestación del 19 de abril, desmintió por su parte al ministro de Interior, Néstor Reverol, quien atribuyó la muerte a un «activista del partido Vente Venezuela». «Ella me llamó y me dijo: ‘mamá, los colectivos están disparando’, pero yo estaba en Capacho (un pueblo en las afueras). Qué iba yo a hacer», señala con fatalismo.

El chavismo acusó a la oposición de «atacar» con piedras y balas el Hospital Materno-Infantil Hugo Chávez de El Valle, la zona donde se registraron los peores conflictos ayer en la capital, por lo cual «el presidente Maduro ordenó desalojarlo». Pero los médicos declararon que sacaron a los 54 neonatos de la institución por iniciativa propia, «porque los gases lacrimógenos eran insoportables y podían asfixiarse». «Los venezolanos tenemos claro quiénes generan violencia», indicó el dirigente opositor Henrique Capriles.

«Pasamos la noche más horrible de nuestras vidas», contó a La Voz Miroslava Pérez, residente de la calle 14 de El Valle, donde se registraron los peores enfrentamientos. Pérez, de 39 años, se encerró con sus dos hijos en un baño durante dos horas para evitar la lluvia de balas y de lacrimógenas que, al unísono, guardias nacionales y colectivos lanzaban contra los edificios de la zona. Desde la montaña anexa, poblada de viviendas inestables, les respondían también con balas y piedras. «Pensé que nos íbamos a morir», señaló. «Parecía una guerra. La guardia y la policía lanzaban gases, civiles armados disparaban contra los edificios. Mi familia y yo nos tiramos al piso. Fue horrible», narró un constructor.

Ocho personas murieron en la zona cuando, al saquear una panadería, pisaron un enorme charco de agua en el que reposaba un cable de 220 voltios. Sus cuerpos carbonizados fueron retirados ayer en la mañana entre el estupor de los vecinos, que veían los restos de una auténtica batalla campal. Al menos 20 negocios fueron saqueados en el sector.

El presidente venezolano está virtualmente aislado en la región luego de que el jueves en la noche se enajenara también la buena voluntad de sus vecinos colombianos, al calificar a ese país de «Estado fallido», tras un cruce de declaraciones con su homólogo Juan Manuel Santos.