Maduro anuncia una reforma de la Constitución que la oposición rechaza

pedro garcía otero CARACAS / CORRESPONSAL

ACTUALIDAD

RONALDO SCHEMIDT | AFP

Expertos y líderes opositores califican la propuesta de fraude y autogolpe

02 may 2017 . Actualizado a las 07:17 h.

Asediado por las protestas y por la exigencia, tanto local como internacional, de que realice las elecciones que están suspendidas en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro se sacó ayer, en Caracas, lo que piensa que es un as bajo la manga: la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente que será «profundamente comunal, profundamente obrera», según señaló a miles de sus seguidores traídos a la capital desde todos los rincones del país para escucharlo.

Mientras Maduro explicaba a sus seguidores cómo reemplazaría la actual Constitución, creada por su predecesor Hugo Chávez, miles de manifestantes sostenían una batalla campal con las fuerzas del orden para intentar llegar al Tribunal Supremo de Justicia y al Consejo Nacional Electoral, para exigir comicios y pedir que se deroguen las sentencias que han anulado al Parlamento, de mayoría opositora.

Los servicios médicos contabilizaron más de 30 heridos, entre arrollados, gaseados y golpeados con bombas lacrimógenas, entre ellos el diputado José Olivares, quien recibió el impacto de una bomba en la cabeza y acabó con 12 puntos de sutura. Todo ello mientras Maduro afirmaba que el país se debatía entre él y el caos, y que el chavismo «es la única garantía de paz».

En un mes de protestas han sido asesinadas 34 personas, casi todas manifestantes de la oposición, lo que llevó a Zeid Ra’ad Al Hussein, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, a exigir ayer respeto a la vida de los manifestantes en Venezuela, señalando que «la represión no acabará con la disidencia» y que la salida del Gobierno de Maduro de la Organización de Estados Americanos, ordenada por el presidente la semana recién finalizada, «tampoco es una estrategia para recuperar la estabilidad y la paz».

Fraude constitucional

A diferencia de la Constitución aprobada por Chávez, que fue convocada con una elección directa y con aprobación posterior con unas nuevas elecciones, Maduro pretende hacer una reforma con una parte de los constituyentes electos por los Consejos Comunales, y otra parte con obreros, dirigentes populares, etc., es decir, evitando la elección directa y secreta establecida en la Constitución venezolana.

A juzgar por las reacciones al anuncio de Maduro, la tensión en Venezuela no va a ceder, sino todo lo contrario. El líder opositor Henrique Capriles llamó a «desobedecer semejante locura», y calificó de «fraude constitucional» y «autogolpe» la convocatoria a una Constituyente en los términos en los que la está realizando el presidente venezolano.

En iguales términos se expresó uno de los abogados constitucionalistas más prestigiosos del país, José Ignacio Hernández, señalando que «el fraude es claro: pretende convocarse una constituyente popular sin elecciones, que concentre todas las funciones y profundice el golpe de Estado». La mayoría de sus colegas coincidieron con esta opinión a través de las redes sociales.

Maduro, además, se enfrenta a un creciente aislamiento internacional. Alejado de la OEA cuando 19 países del grupo decidieron convocar una reunión de cancilleres para discutir la crisis venezolana, confiaba en obtener un respaldo en la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe, Celac, cuyos cancilleres (todos miembros de la OEA) se reunirían hoy en El Salvador. Este encuentro debió ser suspendido cuando solo cuatro anunciaron que concurrirían, informó Luis Florido, presidente de la Comisión de Exteriores del Parlamento.