Un espía rompe la paz entre Berlín y Berna

Patricia Baelo BERLÍN

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FRIEDEMANN VOGEL | EFE

Investigaba cómo adquiría Hacienda listas de clientes de bancos suizos

08 may 2017 . Actualizado a las 07:32 h.

Suiza envía un agente secreto a Berlín para espiar durante años a los funcionarios del Ministerio de Finanzas y a otros expertos del sector financiero. El objetivo: recopilar información sobre cómo las autoridades alemanas investigan y detectan a los evasores de impuestos que intentan defraudar al fisco ocultando sus cuentas en bancos helvéticos. Bien podría parecer el argumento de la última entrega de la archiconocida serie cinematográfica del agente 007, James Bond. Sin embargo, el episodio ha ocurrido en realidad y está a punto de provocar un auténtico cisma entre ambos países.

Daniel M., de nacionalidad suiza y 54 años de edad, fue detenido el 28 de abril en la ciudad alemana de Fráncfort. El antiguo policía ejercía de detective privado y asesor de seguridad cuando la cúpula de los servicios de inteligencia helvéticos decidió contratarlo en el 2012, dos años después de que se supiera que el departamento de Hacienda del estado federado de Renania del Norte-Westfalia había comprado, por la nada despreciable suma de 2,5 millones de euros, un cedé repleto de información personal de clientes de la entidad Credit Suisse.

También en Liechtenstein

Anteriormente, las autoridades fiscales de otros länder habían hecho lo propio con datos de bancos en Liechtenstein, actuando así al margen de la ley alemana, que contempla que es delito adquirir ese tipo de información de manera activa, pero no lo es si las autoridades han llegado hasta ella porque alguien se la ha ofrecido.

La misión del espía consistía en esclarecer quién había sido el vendedor de los datos y en qué circunstancias se había producido la compra de esos discos, que revelaban cómo las entidades de esos dos países vecinos colaboraban sistemáticamente contra la evasión de impuestos de contribuyentes alemanes. A cambio de unos 60.000 euros, Daniel debía completar una lista con nombres de inspectores de Hacienda, para lo cual recibió ayuda de otro antiguo policía y de un segundo colaborador, que aún no han sido identificados.

«Si se demuestra que Suiza ha espiado a Alemania, sería inaceptable», afirmó hace unos días el ministro de Justicia, Heiko Maas, en una entrevista al Rheinischen Post. Desde entonces, el conflicto no ha hecho más que agravarse. Políticos de la gran coalición de Gobierno liderada por Angela Merkel exigen responsabilidades por lo que calificaron como un doble escándalo. «Por una parte, el servicio secreto helvético ataca la soberanía de Berlín y, por otra, se entiende que el objetivo era torpedear las inspecciones fiscales de Renania del Norte-Westfalia, un land que desde hace años se esfuerza en detectar a los grandes evasores fiscales del país», subrayó el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Thomas Oppermann, en declaraciones al Süddeutsche Zeitung.

«Las relaciones entre ambos países se encuentran ahora en su peor momento histórico», sostiene Thomas Kutschaty, titular de Justicia de Renania del Norte-Westfalia, donde los servicios de Daniel provocaron que las autoridades de Berna detuvieran a varios inspectores implicados en la compra de discos compactos y los acusaran de violación del secreto bancario y espionaje económico. El embajador suizo en Berlín, Tim Guldimann, considera «ilegítima» la actuación de ambos departamentos de inteligencia, y advierte de los riesgos de una escalada de la tensión diplomática.