Venezuela, cuando la cruda realidad se impone

Julio Á. Fariñas REDACCIÓN

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Cristian Hernández | Efe

Después de cuatro agitados meses de presión popular en las calle con un saldo de más de un centenar de víctimas mortales, varios detenidos y miles de heridos, la cruda realidad se impone. Los más realistas ya vislumbran en el horizonte una reedición del régimen cubano adaptada a los nuevos tiempos

06 ago 2017 . Actualizado a las 22:24 h.

No juegan de farol. El pasado viernes arrancó la socorrida Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de Maduro y ya han cumplido uno de sus principales objetivos: sacarse de en medio a la Fiscal General de la República, una incómoda cuña del mismo palo chavista que, por despecho o por un comprensible afán de supervivencia, optó por abandonar el barco a tiempo.

Las esperanzas suscitadas por el anuncio del aplazamiento del acto constitutivo de la ANC, previsto inicialmente para el jueves, se desvanecieron  rápidamente. Tanto en cuanto las sanciones económicas con las que les habían amenazado si seguían adelante con la Constituyente se quedaron en más de lo mismo y poco más.

El Imperio -así se refieren los chavistas a EE.UU.- se resiste a cerrarles el grifo de los petrodólares, sin los cuales la asfixia económica del régimen será inminente. A lo máximo a que ha llegado, al menos hasta el momento, el actual inquilino de la Casa Blanca ha sido congelar las cuentas que pudieran tener Maduro y familia en EE.UU. y a prohibirle la entrada en el país. Lo que nadie ha precisado es si existen esas cuentas -al menos a su nombre- ni si le han frustrado algún plan de viaje.

Okupas

La ANC ilegítima que casi nadie ha recibido a nivel internacional se instaló de okupa en la sede de la Asamblea Nacional, el Parlamento, que fue legítima y masivamente elegido por los venezolanos en diciembre de 2015. Así arrancó la maquinaria paralegal diseñada para elaborar el manual para el ejercicio legal de la represión.

A los mandos de la misma, la flor y nata del chavismo-madurismo más desquiciado y radicalizado: la chillona Delcy Eloina Rodríguez, hasta hace cuatro días ministra de Relaciones Exteriores; Diosdado Cabello, la principal pesadilla de los venezolanos, incluido el propio Maduro; Julián Isaías Rodríguez, el poeta del régimen, ex fiscal general y ex embajador en España e Italia, y el todoterreno Aristóbolo Isturiz, maestro de profesión y millonario de la politica, que ya ejerció de vicepresidente con Maduro.

Para sacar adelante su encomienda se han marcado un plazo de dos años en los cuales están dotados de un suprapoder sobre todas las instituciones del Estado.

Caramelo envenenado

Y por si todo lo anterior no fuese suficiente, lanzan un caramelo envenenado: la convocatoria de las aplazadas elecciones a gobernadores regionales que ya tenían que haberse celebrado el año pasado y las habían suspendido sine die, porque las daban por perdidas.

Con todo este panorama, la oposición, que ha sabido mantener el tipo y liderar las protestas callejeras de los últimos meses, se encuentra de pronto paralizada, enzarzada en conflictos y divisiones internas y con graves errores de comunicación.

Algún gerifalte opositor como el veterano Antonio Ledezma, aquejado de incontinencia verbal, no pudo evitar salir a las redes sociales en un vídeo colgado en Youtube, en el que se despacha a gusto contra los suyos. Lanzó críticas sobre diferentes cuestiones. En algunas tal vez no le falte razón, pero son muchos los que piensan que airearlas públicamente, en vez de debatirlas a nivel interno, beneficia al madurismo y presta un flaco servicio a los que se juegan el físico a diario en la calle.

A otros como el viejo adeco Henry Ramos, que había perdido protagonismo mediático desde que le llegó el relevo en la presidencia de la cámara legislativa, le faltó tiempo para, sin consultar con el resto, subirse al carro de las regionales, que son una auténtica trampa cazabobos.

A pesar de este negro panorama, a día de hoy aún no se puede decir que la suerte esté echada. El gallinero militar está cada día más revuelto, a la gente no le faltan razones para salir a protestar. Lo que pareciera que faltan son ánimos y, sobre todo, coordinación y liderazgo. “La vaina está muy jodida para todos”, resumía muy acertadamente el escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón  en un tuit publicado estos días.