Corea del Norte endurece su amenaza y detalla un plan de ataque a Guam

Sara R. Estella PEKÍN / E. LA VOZ

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STR | AFP

El escudo defensivo de EE.UU. desplegado en la isla podría no ser eficaz al 100 %

11 ago 2017 . Actualizado a las 07:52 h.

La última espiral de tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte amenaza con pasar de las palabras a la acción. Eso es al menos lo que anunció ayer a bombo y platillo la prensa oficial del régimen norcoreano al presentar un plan específico de ataque a la isla de Guam. La próxima semana el Ejército comunicará a Kim Jong-un los detalles de esta operación que podría ejecutar en cualquier momento.

Piongyang asegura que planea lanzar hacia ese enclave estratégico del Pacífico, cuatro misiles Hwansong-12 con un alcance de entre 3.000 y 6.000 kilómetros. Los proyectiles sobrevolarán Japón antes de caer a una distancia de entre 30 y 40 kilómetros de la costa de Guam, por lo que el plan no es golpear la isla. Los cohetes recorrerán 3.356 kilómetros en un tiempo aproximado de 18 minutos, según la agencia oficial de noticias KCNA.

«Este plan tiene varios objetivos. Por un lado lanza un mensaje muy contundente contra las sanciones de la ONU y contra los vuelos de los cazabombarderos B-1B que parten de Guam. El segundo objetivo es probar la trayectoria real de los misiles para seguir mejorándolos», explicó a La Voz Tong Zhao, experto en Corea del Norte del centro Canergie-Tsinghua en Pekín.

Las fechas en las que el régimen norcoreano entregará el plan a Kim Jong-un coincide con el inicio de las maniobras militares que cada año por estas fechas llevan a cabo EE.UU. y Corea del Sur en la zona. Piongyang siempre interpreta esos ejercicios como un ensayo para un futuro intento de invasión de su territorio y suele responder exhibiendo músculo con pruebas balísticas.

Tensión sin control

«Que Kim Jong-un decida ejecutar o no ese plan dependerá de la reacción de Estados Unidos a partir de ahora. Quizás podría aprovechar la tensión de las maniobras como excusa para lanzar sus proyectiles hacia Guam», añade el analista. Aunque la operación no contempla alcanzar la isla sino sus aguas, los analistas coinciden en que Washington no tolerará una amenaza de tal calibre. «Estados Unidos tiene que responder. El escudo antimisiles de Guam no puede parar cuatro misiles a la vez», precisa Tong. «Otra opción es destruir los misiles antes de su lanzamiento. Ante eso Corea del Norte reaccionaría con furia y acabaría en un conflicto militar», añade.

Este aumento del nivel de amenaza norcoreana llega después de que el presidente Donald Trump advirtiera a Piongyang con sumergirlo en «un fuego y una furia que el mundo no ha visto antes» y de alardear en Twitter de su poderío nuclear. Unas palabras que la KCNA, con su rimbombante retórica habitual, calificó de «sin sentido» para acto seguido calificar a Trump de «senil», «un tipo sin razón» con el que «solamente funciona la fuerza bruta».

Ante este desafío militar, el ministro de Defensa japonés, Itsunori Onodera, insinuó de que su país puede interceptar alguno de los misiles. Por su parte, Corea del Sur advirtió a Kim Jong-un que de ejecutar ese plan de ataque a Guam se enfrentará a fuertes represalias de sus aliados.

La peor crisis desde la de los misiles de Cuba

Mercedes gallego

Las televisiones emiten desde los centros de emergencia de Hawái, adonde una bomba nuclear de Corea del Norte podría llegar en 20 minutos. Las autoridades resucitan los simulacros para probar las sirenas que no se han usado desde la guerra fría. Los bañistas en las playas miran el horizonte inquietos. Congresistas como el demócrata Brendan Boyle, del Comité de Exteriores, confirman la opinión de los expertos: «Esta es la mayor crisis nuclear que vivimos desde octubre de 1962», en los que John F. Kennedy logró abortar la crisis de los misiles en Cuba, desoyendo a los militares.

En la Casa Blanca de Trump la voz de los generales es mucho más poderosa que en el reino de Camelot. Incluso el poderoso Steve Bannon y varios de sus asociados han sido desplazados de las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional por el general McMaster, que aguanta la furia de sus seguidores en las redes sociales bajo la etiqueta #FireMcMaster gracias al firme apoyo del comandante en jefe.

Juego de roles

Bannon es partidario de la línea dura contra Irán, pero no contra Corea del Norte, que considera «un subconjunto de China». En el Departamento de Estado, Rex Tillerson también busca desactivar la crisis. El resultado es una suerte de juego de roles en el que Tillerson es el poli bueno» y Trump, el malo. Según el análisis de Eurasia Group, hay un 10 % de posibilidades de que la tensión acabe en ataque militar, mientras que las esperanzas de una solución diplomática llegan al 70 %.

El historiador Thomas Ricks recomendó al presidente que siga el ejemplo de Churchill: «Habla con suavidad pero lleva contigo un gran palo». Con dos locos al volante, es difícil predecir el resultado. Trump está acostumbrado a intimidar a sus rivales y actúa con Kim Jong-un como si estuviera en el negocio de los casinos. Ni siquiera sus asesores sabían lo que iba a salir de su boca. Tampoco avisó previamente de sus declaraciones a Seúl y Japón como es habitual. Al menos uno de estos generales, John Kelly, recién nombrado jefe del Gabinete, quedó horrorizado, según The New York Times.