La mayoría silenciada inunda Barcelona

La Voz

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La plataforma convocante, Sociedad Civil Catalana, cifra en 950 mil los asistentes a la marcha contra el independentismo. La Guardia Urbana de Barcelona da otra valoración: 350.000

09 oct 2017 . Actualizado a las 07:24 h.

Con proclamas de «Yo soy español, español», vivas a la Guardia Civil y a la Policía, a Cataluña y España, y lemas como «No somos fachas, somos españoles», «No nos engañan, Cataluña es España», «Este sí es el pueblo catalán», cientos de miles de personas -un millón, según los organizadores, y 350.000, según la Guardia Urbana-, colapsaron ayer el centro de Barcelona para reclamar la unidad de España y exigir sensatez a los independentistas. Las cifras invertidas coinciden con las de la Diada, cuando la Guardia Urbana habló de un millón de asistentes y la Delegación del Gobierno, de 350.000.

La marcha multitudinaria contra la independencia de Cataluña estaba convocada por Sociedad Civil Catalana (SCC) con el lema «¡Basta! Recuperemos el seny [sensatez]». Asistieron numerosos representantes del PP, Ciudadanos y socialistas, y gente del mundo de la cultura y la empresa. Pero también miles de catalanes desplazados desde toda la comunidad, en 60 autobuses, vehículos particulares y trenes. Fueron arropados por otros miles de personas que viajaron desde todos los rincones de España.

La manifestación, aunque estaba convocada en la céntrica plaza de Urquinaona a las doce, comenzó antes de las diez en la parte alta de la ciudad, frente a la Comandancia de la Guardia Civil, donde cientos de concentrados vitorearon a las fuerzas y cuerpos de seguridad, pero también dieron vivas a España y a Cataluña. Durante la movilización, que transcurrió sin incidentes, los manifestantes que portaban multitud de banderas de España, de Cataluña y de la Unión Europea, se dirigieron en la calle Córcega a los vecinos de algunos balcones de los que colgaban esteladas para gritar «esos son los amigos de Otegi», «esa estelada, aquí no pinta nada» y «¿dónde está TV3?», en alusión a la falta de imparcialidad de la cadena autonómica.

Al ya numeroso grupo, que teñía la calle Bailén de rojo y amarillo, se unieron auténticos torrentes humanos desde vías transversales, paseo de Gracia, Rambla de Cataluña y la plaza Universidad. Ya entonces era prácticamente imposible acercarse a la plaza Urquinaona, completamente repleta a las doce, pero también a la plaza Cataluña. Todos querían bajar por vía Laietana, donde está la sede de la Jefatura Superior de Policía, que sufrió escraches de independentistas días atrás. Allí, los manifestantes saludaron, abrazaron y besaron a los policías nacionales que formaron en la acera. «No estáis solos», les hicieron saber.

ALBERT GEA | Reuters

Cuando la cabecera de la marcha llegó a la estación de Francia eran las dos de la tarde. En las primeras filas estaban la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat; la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes; y el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo. Aunque también García Albiol, Arenas y Pablo Casado; Albert Rivera, Inés Arrimadas, Villegas y Carrizosa; el exministro Celestino Corbacho y el secretario de Organización del PSC, Salvador Illa. Otros que no faltaron fueron el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo, el presidente de la Cámara de España y de Freixenet, Josep Lluís Bonet; y el presidente de Naturhouse, Félix Revuelta.

El presidente de SCC, Mariano Gomà, admitió que estaban desbordados por la multitudinaria asistencia. «Luego diréis que somos cinco o seis», gritaban los congregados.

La mayor movilización habida en Cataluña por la unidad de España, celebrada en un ambiente festivo, con cánticos de «Que viva España» y «Puigdemont, a prisión», concluyó con los discursos del expresidente del Europarlamento, Josep Borrell, y Mario Vargas Llosa. Pidieron tender puentes para resolver la situación política y que se tenga en cuenta a los catalanes silenciosos y silenciados que ayer salieron a la calle por la unidad de España.

Aplausos y abrazos para los policías y los guardias civiles

Muchos de los participantes en la multitudinaria manifestación de Societat Civil Catalana (SCC) en Barcelona aprovecharon la euforia del momento para saludar calurosamente a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que se encontraban durante la marcha por las calles del corazón de Barcelona.

LLUIS GENE | AFP

Las fotografías y abrazos se sucedieron a lo largo de todo el trayecto, pero especialmente a su paso por la Jefatura que está en la Via Laietana, la calle principal del recorrido de los ciudadanos que se manifestaban por la unidad de España y contra la independencia de Cataluña.

Al llegar a la puerta de este edificio, los manifestantes se acercaron para dar la mano e incluso abrazar y besar a los agentes que forman ante la sede de la Jefatura, en señal de apoyo, a los policías nacionales. La escena se repetía a lo largo de todo el trayecto con los agentes que se iban encontrando.

Los gritos de apoyo y los vivas se sucedían como forma de desagravio. «Gracias por estar aquí y protegernos. No os vayáis, os necesitamos», se oía a lo largo de todo el trazado de la protesta.