Los partidos catalanes preparan ya el 21D

Sara Carreira Piñeiro
SARA CARREIRA LA VOZ EN BARCELONA

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Alejandro García | EFE

Las fuerzas soberanistas explotan el victimismo de los presos mientras debaten la candidatura unitaria entre recelos mutuos intentado mejorar las expectativas de cada grupo

05 nov 2017 . Actualizado a las 08:36 h.

Quedan poco más de 48 horas de plazo para que se presenten las coaliciones electorales y los partidos independentistas se centran en encontrar el lugar que más les conviene. A la llamada a la lista unitaria, «de país», del PDECat, corroborada a bombo y platillo por el expresidente Carles Puigdemont desde Bruselas, se contrapone sin que lo parezca la propuesta de Esquerra: juntos sí, pero no Junts pel Sí, sino dejando claro que ERC es el importante e incluyendo a la CUP e incluso a la parte de Podem (Podemos) que hace guiños al independentismo, a los Demòcrates (antigua Unió) y a los escindidos del PSC. Con tantos partidos y tan poco tiempo, la maniobra podría ser solo un gesto para que nadie los tache en el futuro de ir a la suya.

La suya es sacar todo el partido a unas «elecciones ilegales e inconstitucionales», según las definen. Y, superando la contradicción de participar en algo así, que habían amenazado con boicotear, Esquerra perfiló ayer su campaña: entre el victimismo y la amenaza. Ayer, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, presidió el consejo nacional y en un discurso inaugural largo, apasionado y bien hilado, salpicado de las aliteraciones que tanto gustan en su formación, habló de la culpabilidad de su compañeros encarcelados, que para ella se limita a «cumplir el mandato de las urnas, ejercer la democracia». Los «presos políticos» estarán muy presentes en la campaña, mucho más que si fuesen libres, y un ejemplo se pudo ver ayer en el consejo, con las sillas de los detenidos vacías en las primeras filas de la reunión.

Frente a «la virtud civil republicana» de los exconsejeros detenidos, Rovira pintó un Estado opresor, antidemocrático, que presionó a las empresas para abandonar Cataluña y que persigue con toda su maquinaria las ideas diferentes a las suyas. Llegó a decir incluso que este Estado «se ha cargado el Estatut y la Constitución». Y aunque aseguró que ante tanto exceso los de Esquerra solo han respondido de forma pacífica y con ofertas de diálogo, no tuvo reparo en lanzar unos cuantos avisos al Gobierno de Madrid: «Supongo que son conscientes -dijo- de que necesitan a los ayuntamientos del país para que colaboren con los espacios electorales (...); supongo que son conscientes de que necesitan que la gente no haga insumisión, ciudadanos que consientan ir a las mesas (...), comunidades educativas que cedan los colegios en un día lectivo (...), urnas que están custodiadas en los ayuntamientos (...) y una participación mínima para que las elecciones sean legítimas». La llave, recalcó Rovira, la tiene Esquerra. Por eso repitió que «las elecciones del 21D se harán si nosotros decidimos que se hagan», y de un modo muy poco claro vinculó la salida de la cárcel de todos los detenidos con esa participación que «dará legitimidad» a los comicios.

En la CUP, por su parte, la mirada es muy otra. La portavoz del secretariado nacional, Núria Gibert, reunida ayer en Perpiñán para el consejo político, dijo que no hay nada decidido sobre su participación el 21D y que hasta el próximo domingo, día 12, cuando se celebre la asamblea nacional, no lo habrá. Como el tiempo apremia, sí confirmó que el grupo está buscando alternativas para no quedar excluidos de una hipotética lista unitaria, y se haría mediante una «marca blanca». De este modo, mantienen todas las opciones abiertas.

Finalmente, tampoco hay nada decidido en las filas de la antigua Catalunya Sí que es Pot. Por una parte, los comunes (Catalunya en Comú) se reúnen hoy para decidir qué hacer pero es reacio apoyar la independencia a cualquier precio. Y en Podem (Podemos) se fragua una verdadera escisión con su todavía secretario general, Albano-Dante Fachin, apoyando al independentismo contra las tesis de Pablo Iglesias.

Los constitucionalistas esperan ampliar la base electoral

Ampliar la base socialista hacia la izquierda y a la derecha. Ese es el objetivo de Miquel Iceta, que por una parte está viendo cómo algunos concejales de su formación se están descolgando tras las detenciones de la pasada semana. Pero él cree que en general el partido está bien situado para aglutinar al nacionalismo que se podría llamar moderado, ese que teniendo claro su espíritu federal no quiere verse arrastrado por ERC o incluso la CUP, como ocurrió en la pasada legislatura. «Quiero tender la mano a la izquierda y al centro, quiero un gran acuerdo que suponga una gran victoria para Cataluña: necesitamos amplias mayorías para el acuerdo y el cambio de un pacto de Estado para Cataluña que implique más autogobierno y mejor financiación», dijo ayer el veterano socialista, quien recalcó que quieren «convencer a mucha gente que quizá no nos ha votado nunca y que quizá nunca se ha planteado apoyarnos». Su idea, que repetirá a lo largo de la campaña, es «tender puentes, no cavar trincheras».

Inés Arrimadas, segura candidata de Ciudadanos, ha pedido una vez más que el bloque constitucionalista se comprometa a apoyar la lista más votada, que espera sea la suya. Como muestra de su firme decisión política, Ciudadanos tuvo un acto en San Andrés de Llavaneras, municipio que declaró a Arrimadas persona non grata y donde ayer apareció quemada parte de la instalación eléctrica necesaria para el encuentro político.

Por su parte, el PP catalán, con Xavier García Albiol, cuenta con que el 21D acudan a las urnas muchos ciudadanos que habían tirado la toalla en las elecciones autonómicas. El líder popular habló de Puigdemont, aunque dijo estar convencido de que no debe hacerlo: «Tenemos que dejar de hablar de él, porque es lo que merece una persona que ha hecho tanto daño a Cataluña».