El horror que padecen los niños refugiados rohinyá

Laura Inés Penayo Ramos
Laura Penayo REDACCIÓN

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NAVESH CHITRAKAR

Según Save the Children, no se había registrado una ola migratoria tan grande en tan poco tiempo desde el genocidio de Ruanda de 1994

16 nov 2017 . Actualizado a las 17:21 h.

Un soldado que rocía con gasolina a una embarazada y le prende fuego. Otro que arranca a un bebé de los brazos de su madre y lo tira al fuego; un grupo que viola a tres mujeres en sus casas. Este es el escenario que describen quienes sobrevivieron a las persecuciones en el estado de Rakhine o Arakan, en el oeste de Myanmar (la antigua Birmania) para el informe «Horrores que nunca olvidaré».

Los rohinyás llevan décadas marginados y perseguidos en Myanmar, de mayoría budista, que no les reconoce como una de sus 135 etnias oficiales pese a vivir desde hace siglos en el estado occidental de Rajine (hoy conocido como Arakan), limítrofe con Bangladés.

Desde que Myanmar les negó la ciudadanía en 1982, empezó la persecución a esta minoría con la privación de derechos básicos como educación o empleo. Pero desde el pasado 25 de agosto, cuando rebeldes del llamado Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan lanzaron una ofensiva contra cuarteles militares y de policía birmanos, también son masacrados en respuesta, lo que el Gobierno de Myanmar defiende como una campaña contra «fuerzas terroristas».

Para la ONU, esto es considerado como «una limpieza étnica de manual» y estima que alrededor de 1.000 personas han perdido la vida y que más de 600.000 han cruzado a Bangladés desde entonces.

De acuerdo a medios de la región, la próxima semana se reunirán en Myamar en un foro los ministros de Exteriores de países como Japón, Suecia y China. Save the Children pide a esos ministros que presionen al Gobierno de Myanmar para que investigue los crímenes cometidos contra los rohinyá y permita el acceso ilimitado de ayuda humanitaria. También exigen que se sienten las condiciones para que los refugiados puedan volver voluntariamente y de forma segura.

Según Save the Children, no se había registrado una ola migratoria tan grande en tan poco tiempo desde el genocidio de Ruanda de 1994. Según la ONG, algunos de los refugiados que consiguieron llevarse sus ahorros se orientan «en dirección al mar Mediterráneo». Entre los más pobres hay quienes se plantean suicidarse si se les obliga a volver a Myanmar.

Piden ayuda a EEUU

Este miércoles, en una rueda de prensa en Naypyidaw (capital birmana) junto a la líder de facto del país, la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, Tillerson pidió a el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, una investigación «imparcial y creíble» de las operaciones contra los rohinyá.

Si bien, Tillerson  trató el tema con prudencia y aseguró que Estados Unidos aún evalúa en qué términos referirse sobre la crisis, aseguró que las «escenas de lo que está ocurriendo son simplemente horribles».