Luz verde de Peña Nieto a su ministro de Hacienda para ser candidato del PRI

Laura García del Valle
laura g. del valle REDACCIÓN / LA VOZ

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José Méndez | efe

México remodela el Gobierno para lanzar a Meade en la carrera por la Presidencia

28 nov 2017 . Actualizado a las 07:39 h.

La carrera por las presidenciales en México comenzó ayer de manera extraoficial en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). La noticia de la renuncia de José Antonio Meade como ministro de Hacienda, y su solicitud como precandidato del partido, llegaba a solo seis días de que el partido del Gobierno abra la convocatoria para elegir a su aspirante para las elecciones de julio del 2018. Y sin lugar para las sorpresas. Todas las quinielas apuntaban a que Peña Nieto iba a apostar en firme por este reputado economista y abogado de corte conservador, que intentará atraer a las filas de la formación tricolor a aquellos sectores tradicionales descontentos con el Partido Acción Nacional (PAN).

«Voy a solicitar mi registro como precandidato a la Presidencia de la República con el PRI, lo hago tras 20 años de servir a mi país de manera ininterrumpida, con integridad y honradez», dijo Meade una vez dio por finalizada su labor al frente de la cartera de Hacienda. Que, por cierto, no ha sido la única que ha gestionado. Acumula una amplia trayectoria política que no le ha obligado a casarse con ninguna formación. Exministro de Exteriores también con el PRI, estuvo al frente del departamento de Energía con el PAN entre el 2006 y el 2012.

Meade, de 48 años, no está adscrito a ninguna formación política, lo que le impedía postularse como candidato por el partido de centro a las presidenciales del 1 de julio. Sin embargo, en agosto, Peña Nieta dio un giro que no pasó inadvertido y que allanaba el camino a Meade de cara a las presidenciales: cambió los estatutos de la agrupación para que, por primera vez en la historia, un no militante del PRI pudiera entrar en Los Pinos.

La fecha clave: el 18 de febrero

Ahora bien, habrá que esperar hasta el 18 de febrero para saber qué candidato sale elegido de la convención de delegados del partido -tantas veces criticada por simular una decisión pactada como defendida por Peña Nieto- para medir sus fuerzas con el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Aunque el nombre de Meade es el que pisa con más fuerza, también suenan otros tres miembros en las filas priistas: los ministros José Narro (Sanidad); Aurelio Nuño (Educación) y Miguel Ángel Osorio (Interior). Sea cual sea la resolución, el candidato va a necesitar de grandes proyectos y armas de seducción para revertir lo que hasta la fecha dicen los sondeos, que dan como favorito al centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador, que se registrará el día 12 de diciembre como precandidato del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para conseguir que «a la tercera vaya la vencida» y acabar con «el hartazgo de la gente ante la crisis económica, social y la inseguridad», como explicó la semana pasada.

«El regreso del dedazo»

Tras descubrirse el objetivo de la maniobra del presidente mexicano en agosto, tras modificar el reglamento del PRI, candidatos de otros partidos manifestaron su descontento ante lo que califican como «el regreso del dedazo». La candidata independiente Margarita Zavala acusó al PRI de dejar claro que el método de selección del aspirante del partido del Gobierno está una vez más supeditado a la tradición del tapado. «La verdad es que no deja de ser un dedazo. Es un retraso también del reloj de la democracia que no sorprende».

Y añadió: «Esa es la enorme diferencia entre depender de una sola persona o depender de los ciudadanos, y yo dependo de los ciudadanos», apuntó. El mandatario del tricolor, sin embargo, siempre ha defendido que es un ritual del partido y comentaba esta semana quitándole hierro: «Hasta la elección del papa es por voto secreto».