Alabama trunca la agenda de Trump

Mercedes gallego NUEVA YORK / COLPISA

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MARVIN GENTRY | Reuters

El voto negro propició la derrota republicana que deja al Senado con una frágil mayoría

14 dic 2017 . Actualizado a las 08:36 h.

El estrecho margen de los republicanos en el Senado de EE.UU. sufrió el martes el mayor varapalo posible, «y nadie está más contento que los propios republicanos», contó divertido el exvicepresidente Joe Biden, que ha hecho campaña en Alabama por su correligionario demócrata Doug Jones. Su observación no necesitaba lupa. El senador republicano Bob Corker dijo estar «muy, muy contento» por la derrota de su partido en ese estado sureño, al igual que otros muchos legisladores. Así de extremo era el juez Roy Moore, candidato de Donald Trump. Sus propios compañeros de partido temían trabajar con él. Han respirado aliviados, pese a que sin ese escaño será mucho más difícil aprobar la agenda conservadora.

El exjuez del Supremo de Alabama que quería ilegalizar la homosexualidad y prohibir a los musulmanes que sirvieran en política fue a votar en caballo y con sombrero de cowboy, seguido de su esposa vestida en atuendo similar. Kayla Moore intentó echar un capote a su marido para demostrar que no es ni pervertido ni racista, frente a las acusaciones de nueve mujeres con las que mantuvo relaciones cuando ellas eran menores. «Tenemos un abogado judío y hasta algunos amigos negros», afirmó. Con ello solo logró aumentar las sospechas de sus vínculos supremacistas.

Su rival demócrata no necesitaba credenciales. En 1998, Doug Jones logró la condena de los últimos dos miembros del Ku Klux Klan implicados en los atentados de 1963 contra una iglesia de Birmingham. Mientras el 68 % de los blancos votó por el juez, el 96 % de los negros apoyó a Jones, en un estado que no había votado por un senador demócrata en casi un cuarto de siglo. El asiento que se disputaba en estos comicios especiales es el que dejó vacante Jeff Sessions, al que Trump nombró fiscal general convencido de que los conservadores no podían perder Alabama, donde él ganó por 28 puntos -incluso Obama perdió por más de 20 puntos-.

El expresidente no quiso incendiar a sus enemigos presentándose en este estado sureño, como hiciera Trump el viernes al otro lado de la frontera con Florida, pero grabó un mensaje que muchos votantes recibieron por teléfono. «Estas elecciones son muy importantes, no puedes quedarte sentado», les conminó.

Varios legisladores republicanos no ocultaron su alegría por la derrota del ultra Roy Moore Con todo, nadie tenía confianza en la población afroamericana, que ha demostrado mayor apatía política que otros grupos demográficos. En una encuesta de The New York Times, seis de cada diez votantes de color interrogados en un centro comercial ni siquiera sabían que había elecciones. Sin embargo, el martes hicieron largas colas para votar y catapultaron al demócrata hasta el Senado, donde tendrá la posibilidad de frenar la agenda de Trump. Con su mayoría reducida a 51-49, los republicanos no podrán permitirse perder más de dos votos. De ahí que antes de que empiece el año, y asuma Jones su escaño, pretendan aprobar la reforma fiscal con los mayores recortes de impuestos de la historia.

Un socio menos para el muro

Trump había dicho que necesitaba al juez Moore para construir su muro en la frontera y aprobar una reforma migratoria «que garantice la seguridad del país». Islamófobo, homófobo, racista y ultraconservador religioso, Moore le había prometido eso y más. El presidente intentó ayer hacer pasar la derrota por un fracaso personal de Roy Moore. «Tenía razón», tuiteó al recordar que apoyó en las primarias a su rival.

Su derrota es también la derrota de Steve Bannon, que ha prometido arengar a los sectores más extremistas en contra de los legisladores republicanos si no apoyan la agenda del presidente.

El exasesor de la Casa Blanca y fundador de Breitbart News llegó a atacar a Ivanka Trump por criticar los actos sexuales del juez con adolescentes. «Hay un lugar especial en el infierno», la parafraseó hace dos días, «¡para los republicanos que no sepan mejor lo que hacen!», dijo en apoyo de Moore. El partido espera que ahora haya un lugar especial en el infierno para los que quieran forzar una agenda extremista. O en palabras de Meghan McCain, hija del emblemático senador de ese apellido: «Cómete esa, Bannon».

La Casa Blanca desmiente una vez más a Tillerson y aclara que no habrá negociaciones con Corea del Norte

El jefe de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, anunció un cambio radical de la política de su país respecto a Corea del Norte, al afirmar que Washington estaba dispuesto a conversar con Piongyang «sin condiciones previas». Tras un año de amenazas e insultos entre Donald Trump y Kim Jong-Un, los analistas se preguntaba si era un presagio de una disminución de las tensiones, que celebraron rápidamente China y Rusia. Nada más lejos de la realidad. Una vez más, y ya van unas cuantas, la Casa Blanca desmentía ayer lo dicho por su cuestionado secretario de Estado, cuyos días en el Gabinete están contados. «En vista de la última prueba de misil, claramente ahora no es el momento», explicó a Reuters un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Presidencia estadounidense. Así, no habrá negociaciones «hasta que el régimen mejore sustancialmente su comportamiento». La fuente de la Casa Blanca ha querido dejar claro que todo el Gobierno está «unido» en su defensa de que no habrá negociación si antes Piongyang no realiza algún gesto. El régimen norcoreano, en cualquier caso, ha mostrado durante estos últimos meses que no entablará ningún diálogo con Estados Unidos por el momento y, de hecho, ha seguido con sus particulares desafíos armamentísticos. Hace dos semanas probó de nuevo un misil balístico intercontinental que cayó en aguas de Japón.

Tillerson realizó las declaraciones durante un discurso la noche del martes en el instituto de investigación Atlantic Council. «Estamos dispuestos a una primera reunión sin condiciones. Simplemente reunámonos», dijo.

El don de la oportunidad que rompe la estadística

Laura g. del valle

Tiene una extraña habilidad para estar en el lugar correcto en el momento adecuado. Greg Hawley, socio del nuevo senador de Alabama en un despacho de abogados, no se equivoca ni un ápice en sus declaraciones. Aunque al Gabinete de la Casa Blanca el don de la oportunidad de Jones le genere más problemas que Trump tuiteando a primera hora de la mañana. Este licenciado en Derecho de 63 años todavía no se creía ayer su victoria, en la que pocos confiaban antes del recuento de votos. No se trataba solo de una cuestión de probabilidad -25 años con republicanos sentados en el escaño de Alabama son muchos años-, también de tablas.

Jones nunca antes se había presentado a un cargo político, pero eso fue irrelevante a ojos de parte del electorado ante lo que tenía que ofrecer el otro candidato. Por eso, a aquellos que crean que en los comicios ha imperado eso de que en el reino de los ciegos el tuerto es el rey, este oriundo de Alabama les responde con hechos: nombrado fiscal para el distrito norte de este estado por el entonces presidente Bill Clinton, consiguió la cadena perpetua para dos miembros del Ku Klux Klan que hicieron estallar una bomba en una iglesia de feligreses negros de Birmingham (Alabama) en 1963, que causó la muerte de cuatro niñas. «Puede que la justicia llegue tarde», comentó en aquel momento. Podrá resarcirse de la tardanza ahora desde su nueva posición, o al menos intentarlo, con la defensa del aborto y la lucha por frenar el cambio climático, dos de las causas que más preocupan a este padre de familia numerosa.

«Le mostramos a este país la manera en que podemos estar unidos», aseguró tras enterarse del resultado electoral. Sin duda hay unión, no es para menos. Demócratas de todo el país se movilizaron en las últimas semanas para aupar a Doug Jones a la Cámara Alta, hartos de tanto escándalo sexual en las filas republicanas. Entonces, comenzaron a enviar dinero para la campaña de su candidato con el fin de financiar anuncios de televisión en busca del voto del electorado negro. La justicia, pensará ahora Jones, no llegó tarde.