Todos los bulos sobre el 21D: ni Indra puede manipular los resultados ni se ha inflado el censo

La Voz

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PACO RODRÍGUEZ

Partidos independentistas y ciudadanos ponen en tela de juicio la fiabilidad de los comicios. Pero, ¿se pueden manipular? La respuesta es «no»

14 dic 2017 . Actualizado a las 13:08 h.

No es fácil para el secesionismo aceptar unos comicios convocados por el presidente del Gobierno central y no por el de la Generalitat. Por esa razón, desde el primer día, el independentismo ha puesto en duda la validez de las elecciones del 21D, que considera «ilegítimas e ilegales», aunque los tres partidos que impulsaron la proclamación de la república decidieran presentarse para no dejarle el terreno libre a Ciudadanos. Primero fue ERC, que anunció que incrementaría el número de apoderados (hasta 8.000) para hacer un «recuento electoral paralelo» ante su temor de un «pucherazo». Días después, avivaron la desconfianza electoral la Asamblea Nacional Catalana, junto con los Comités de Defensa de la República y la CUP, que anunciaron con la campaña «Tú votas, tú cuentas», otro recuento paralelo, ante una posible «manipulación» de los resultados.

Una estrategia de desacreditación de los comicios sobre la que ha vuelto a poner la voz de alarma la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que en las últimas horas ha defendido la necesidad de «armarse» ante las injerencias y los intentos de desinformación que buscan cuestionar las democracias europeas y el recuento «absolutamente contrastable» de elecciones como las que se celebrarán el próximo 21 de diciembre en Cataluña.

La vicepresidenta, que informa este jueves en el Congreso a puerta cerrada sobre las injerencias rusas en Cataluña, subraya el «trabajo muy intenso» -sin precisar si hay mayor o menor riesgo que en otras ocasiones- que se viene realizando por diferentes ministerios y organismos estatales para «poder anticiparse ante problemas que puedan surgir y armarse ante intentos de desinformación».

Unos imprevistos que los expertos no niegan (como la de la posibilidad que de un ataque coordinado pueda tumbar temporalmente la web que publica los resultados electorales, lo que retrasaría su publicación) pero que no alterarían el resultado de unas elecciones en España, algo imposible. Por ello, no son pocos los que alertan sobre dos bulos que llenan estos días las redes sociales.

¿Tarjetas censales erróneas? 

Desde que arrancó la campaña catalana han circulado por Facebook, Twitter y Whatsapp varios mensajes de personas que aseguran haber recibido tarjetas censales erróneas. También se suceden las sospechas sobre una hipotética alteración del censo con el empadronamiento en Cataluña de gente no residente en la comunidad y que votaría a las fuerzas constitucionalistas. 

Una denuncia que ha cosechado un gran eco pero a la que se contraponen los datos oficiales. El censo quedó cerrado el 1 de agosto del 2017, día en que no sabía que se iban a convocar elecciones. 

Uno de los mensajes relacionados con este tesis, y más compartidos, fue uno escrito, supuestamente, por Pilar Rahola, defensora de las tesis más independentistas. En él se denunciaba un aumento repentino del censo de más de 210.000 nuevos votantes. Un comentario que tanto la web Maldito Bulo como la exdiputada de ERC han desmentido.

Como otro recelo independentista también ha saltado a las redes la posibilidad de que el voto de los catalanes residentes en el extranjero pueda ser manipulado tras llegar a Madrid, algo, de nuevo, falso. Las encargadas del recuento son las juntas electorales provinciales de Barcelona, Lérida, Tarragona y Gerona.

¿Se pueden manipular los resultados electorales?

Una petición inscrita en Change.org y firmada por más de 50.000 personas pide que sean tres empresas distintas (y que una de ellas sea foránea) las que recuenten los votos de las elecciones catalanas del 21-D. Específicamente, se pide que no sea Indra («cuyo programa se sospecha discrimina los votos del partido que se quiere perjudicar y una parte -programada- se envía a la abstención», llegan a sostener en la petición) la que se encargue del recuento de votos, un dato que ya encierra una falsedad. Indra, empresa seleccionada por la Generalitat para el proceso, no es la encargada del recuento de los votos. Solo distribuye los datos electorales.

La ley electoral general, de aplicación en Cataluña, aclara que una vez que se cierra el colegio electoral (a las 20.00 horas), son los miembros de la mesa -elegidos al azar entre los integrantes del censo-, los encargados del escrutinio. Cuentan los votos en voz alta y supervisados en todo momento por los interventores de los partidos políticos presentes. Terminado el recuento y comprobado que no hay discrepancias, se rellena el acta de escrutinio. Una copia se entrega a los interventores, otra a un representante de la administración para que envíe los datos para acelerar su publicación y una última para entregar en los Juzgados de Primera instancia o de Paz. Son esos resultados provisionales los que se facilitan a Indra para que los distribuya al centro de datos y a los medios de comunicación. Los partidos políticos tienen copia de ese acta para comprobar que Indra, a partir de un proceso tasado y seguro, está dando bien los resultados.

El resultado oficial lo establece la junta electoral correspondiente después de repasar las actas mesa a mesa, documentación recogida en sobres (no en soportes electrónicos), en un proceso que se produce entre el tercer y el sexto día después de la votación.