Trump pretende acabar con Internet

Sandra Faginas Souto
sandra faginas REDACCIÓN / LA VOZ

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YURI GRIPAS | Reuters

El Gobierno deroga la norma de neutralidad, que prohibía a los proveedores bloquear o ralentizar páginas o servicios, y abre una brecha entre usuarios ricos y pobres

18 dic 2017 . Actualizado a las 08:54 h.

El jueves pasado la Comisión Federal de Comunicaciones votó a favor de rescindir las regulaciones en Internet en Estados Unidos. Es decir, la mayoría republicana liquidó lo que se conoce como la neutralidad en Internet, una norma implantada por la Administración Obama en el 2015, que establecía que todos los usuarios y plataformas son iguales, y por lo tanto ningún proveedor o compañía de telecomunicaciones puede dar prioridad a una red o a un servicio que a otro. De este modo, se evitaba, por ejemplo, que si alguien tiene contratado Telefónica, en casa o en el móvil, no le deje ver Netflix o le dificulte la conexión a esta plataforma. Obama puso fin a esa mala práctica y favoreció la neutralidad, pero ahora el presidente Trump ha vuelto a permitirla. Un hecho que supone para muchos activistas y miembros del Partido Demócrata la desaparición real de Internet como una red abierta, dado que nació como una infraestructura descentralizada para conectar ordenadores dispersos por todo el planeta y no como un espacio comercial.

Lo que está haciendo Trump, según se señala en Business Insider, incide en su clave política, puesto que consigue concentrar el dinero, el poder y la influencia en un pequeñísimo grupo de grandes fortunas. Hoy Internet está dominado por un puñado de grandes operadores que permitirán que haya muchas menos posibilidades de elección y precios mucho más altos para los usuarios, lo que se interpreta como una buena noticia para Facebook, Google o Amazon y otras grandes compañías, que sí podrán pagar cualquier peaje que exijan los proveedores.

El acceso a Netflix, un privilegio

El fin de la neutralidad puede afectar a tres aspectos relevantes: el bloqueo de contenidos, de tal manera que las empresas impongan sus normas para el acceso a algunos determinados; la ralentización de servicios para priorizar aquellos por los que se pague una cantidad adicional, abriendo una brecha entre el Internet de los ricos y el de los pobres, y convirtiendo en un privilegio el acceso a servicios como Netflix o Movistar.

En un detallado análisis sobre el fin de la neutralidad, el periódico The New York Times indica que, aunque los grandes proveedores de Estados Unidos -Comcast y AT&T- han prometido que no pasará nada y que serán cuidadosos con los cambios de planes y tarifas, lo cierto es que se van a producir modificaciones significativas, como que AT&T podrá cobrar más a plataformas como Etsy o Netflix, y, al revés, podrá dar más velocidad a las suyas. Así pretenden privilegiar su propia oferta, en lugar de servir como autopistas a sus competidores, una realidad obligada en la etapa de Obama, en que se tenía que tratar por igual a todos y dar acceso libre y de calidad a todos los sites.

En principio, el cambio de normativa en Estados Unidos no afecta a Europa, pero puede sentar un precedente sobre una nueva forma de legislar en Internet. Y a pesar de que la Unión Europea aprobó en el 2016 una regulación para la neutralidad de la Red, el fantasma de que los proveedores quieran hacer lo mismo está ahí. Si en Estados Unidos se impone, se corre el riesgo de que Internet deje de ser una red abierta y que los usuarios solo tengan acceso a la parte que se contrate, algo que sería catastrófico para todos.