Assange se compromete por escrito a no meterse más en el conflicto catalán

Europa Press

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LEON NEAL | efe

«Su condición de asilado no le permite opinar» sobre la política ecuatoriana ni de países amigos, defiende el presidente ecuatoriano Lenín Moreno

19 dic 2017 . Actualizado a las 13:48 h.

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, anunció este martes que el ciberactivista Julian Assange, refugiado desde hace cinco años en el embajada ecuatoriana en Londres ha firmado un «compromiso» de no inmiscuirse en la crisis desatada en Cataluña por el referendo secesionista del 1 de octubre porque «su condición de asilado no le permite opinar» sobre la política ecuatoriana ni de países amigos.

«Inclusive ha firmado un compromiso de no hacerlo, entiendo yo», dijo Moreno durante su participación en una tribuna informativa con motivo de su visita oficial a Madrid. A su modo de ver, el Gobierno de Ecuador ha sido «extremadamente generoso» con Assange, de manera que espera «correspondencia a ese comportamiento».

Assange fue muy activo en los días anteriores y posteriores al 1-O, a pesar de que el propio Moreno le había dirigido una advertencia pública en septiembre, e incluso llegó a reunirse con un colaborador del expresidente Carles Puigdemont en la embajada ecuatoriana en Londres. Ello motivó gestiones de las autoridades españolas y la exigencia de Ecuador de cesar en esas actividades.

Sobre la crisis abierta en Cataluña, Lenín Moreno argumentó que él cree «en la autodeterminación», es decir, «en que cada pueblo tiene derecho a solucionar sus problemas» sin que nadie intervenga «en la casa del vecino», y admitió que le preocupa la confrontación, relatando que, en sus reuniones con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con el rey, les dijo que en su «humilde punto de vista» el problema es que se está hablando «demasiado del pasado» cuando sería mejor «empezar a hablar del futuro».

Moreno también consideró que España no es una democracia consolidada porque «no hay en el mundo ninguna que lo sea»: «Qué aburrido, no habría nada que hacer», dijo, antes de añadir que España es una democracia «linda», de gente «afectuosa y hospitalaria». «Acóstumbrémonos a la idea de que no somos perfectos», remachó.

Recalcó además el presidente ecuatoriano que ese derecho a la no injerencia que él practica para España lo reclama también para Venezuela, y que las «observaciones» de otros Gobiernos se expresen en los foros adecuados -la UE, la ONU o UNASUR-, pero sin «derecho a interferir». «Los presidentes haríamos bien en respetar el derecho de los países a tomar sus propias decisiones, los pueblos siempre encuentran su camino, aunque a veces sea drástico», resumió.

Con todo, admitió que todo el mundo tiene «la sensación» de que en el país hay «demasiados presos políticos» y ha habido «demasiados muertos»: «Un ser humano muerto ya es bastante, más de cien son demasiados». Moreno hizo gala de estilo heterodoxo y sentido del humor, un humor que, dice, le ayudó a superar el dolor tras el asalto que sufrió en 1998 y que le dejó parapléjico, postrado cuatro años en una cama.