IU señala el «preocupante desgaste» de Podemos

Europa Press MADRID

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BENITO ORDOÑEZ

Alberto Garzón, preocupado por la pérdida de simpatía de la formación morada, reprocha a los de Iglesias «la falta de un relato homogéneo» en Cataluña

11 ene 2018 . Actualizado a las 12:16 h.

En Izquierda Unida han saltado las alarmas a un año y medio de las elecciones autonómicas y municipales del 2019. Su coordinador general, Alberto Garzón, está preocupado por el «desgaste» y la «pérdida de simpatía» de su principal aliado, Podemos, y quiere cerrar cuanto antes un nuevo pacto que redefina el equilibrio de fuerzas actual. 

Garzón expondrá esta postura el próximo sábado durante la reunión que celebrará la Coordinadora Federal de IU -el máximo órgano ejecutivo de dirección-, según el análisis político que está ultimando.

La portavoz adjunta de Podemos en el Congreso, Ione Belarra, ha negado este jueves que su formación esté sufriendo un «desgaste preocupante». Eso sí, ha reconocido que «siempre existen altibajos en el proceso de construcción del cambio» como el que «lideran», y que tras las elecciones catalanas pasan por «un momento complejo».

En el documento de Garzón, en el que repasa el 2017, analiza la bajada de Unidos Podemos en las encuestas, y hace autocrítica de los resultados en las elecciones catalanas, Garzón identifica como posible solución a la pérdida de apoyos de la izquierda la construcción de «espacios ricos y vivos» de confluencia.

«Es imposible pretender que se mantengan las cosas como hasta ahora»

«Nuestra apuesta por la confluencia es tan firme como mayoritaria. Pero es necesario que empiece a concretarse el cómo lo antes posible para beneficio de la izquierda y como una rápida reacción ante el nuevo contexto», asegura Garzón en su informe, en el que también señala que ese nuevo contexto «obliga a cambiar». «Es imposible pretender que se mantengan las cosas como hasta ahora», advierte.

A su juicio, «lo óptimo» sería cerrar el acuerdo-marco para confluir en Comunidades Autónomas y municipios «dentro del primer trimestre de 2018, para iniciar el año previo a las elecciones con un horizonte claro y bien definido» -las elecciones municipales están previstas para mayo de 2019-.

Eso sí, avisa de que «cualquier propuesta de confluencia debe partir del trabajo colectivo, desde abajo», y garantizar «la visibilidad justa de todos los actores», haciendo alusión a una de las peticiones que IU ya puso de manifiesto en el ámbito estatal, en el grupo parlamentario de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea que comparten con el partido morado y las confluencias catalana y gallega.

Izquierda Unida y Podemos iniciaron en verano sus conversaciones para reeditar en las municipales y autonómicas de 2019 la alianza que ya alcanzaron para concurrir juntos en las elecciones generales de junio de 2016, en el conocido como pacto de los botellines -con los que posaron entonces el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y Garzón tras anunciar su acuerdo-. Tanto en las generales de diciembre 2015 como en las locales de mayo de ese año, ambas formaciones habían concurrido por separado en casi todo el país.

Ahora, con el comienzo del nuevo año, IU se ha marcado como objetivo prioritario cerrar cuanto antes este acuerdo-marco, para poder comenzar a estudiar, tras las vacaciones de Semana Santa, aquellos casos que por sus características particulares requieran ser tomados como una excepción, según fuentes de la coalición de izquierdas.

Además, tal y como señala en su informe, Garzón considera que preparar esta confluencia para que sea sólida es clave para hacer frente a la pérdida de apoyos que está sufriendo su espacio político. «El espacio político de Unidos Podemos y las confluencias se está estrechando, si bien es especialmente gravoso en lo que se refiere al espacio de Unidos Podemos», advierte.

«Es preocupante que, según todas las encuestas, los porcentajes de fidelidad a Unidos Podemos han descendido hasta situarse como los peores de todas las grandes fuerzas. Aun siendo conscientes de las dificultades estructurales que nuestro espacio tiene, ya analizadas en el informe anual, tenemos la obligación de reaccionar para revertir esta tendencia», reclama.

Pérdida de simpatía de Podemos

Garzón muestra especial preocupación por la situación de Podemos, ya que, según las encuestas, «la simpatía» hacia sus socios «ha descendido de forma significativa en los dos últimos años, mientras que la de IU se ha mantenido estable en niveles más bajos».

«Este no es un indicador de cómo se distribuirían los apoyos en una hipotética competición electoral, pero refleja un cierto y preocupante desgaste de nuestro aliado. Estos elementos deben constituir el fundamento de nuestra apuesta política, no pudiendo ignorarse en ningún caso», señala.

En su análisis de la pérdida de apoyos, Garzón también analiza en concreto los resultados de las elecciones catalanas, y señala que el propio conflicto en esa Comunidad ha sido «un factor potencialmente desestabilizador» que ha tenido «efectos perjudiciales» para el espacio político que representan, «y para la izquierda en general».

«Falta de un discurso homogéneo»

Eso sí, también señala que además de esos «factores de fondo», es preciso tener en cuenta «la gestión de la situación en Cataluña» ya que, a su juicio, «probablemente ha contribuido a consolidar» dicha tendencia a la baja.

En concreto, Garzón afirma que el espacio de Catalunya En Comú-Podem «ha mantenido una posición política correcta y adecuada durante la campaña electoral, con un candidato excelente como Xavi Domènech, acentuando el conflicto de clase y la cuestión social».

«Sin embargo, el cambio de acento se ha producido demasiado tarde y sin la existencia de un relato homogéneo mantenido en el tiempo. No se trata sólo de situar la cuestión social encima de la mesa sino también de ofrecer una propuesta clara y en positivo a la cuestión territorial y que todo ello sea coherente en el tiempo», defiende.

En este contexto, el líder de IU concluye que trabajar cuanto antes para consolidar espacios de confluencia para las municipales y autonómicas es fundamental, en la medida en que «una mayor fragmentación de las fuerzas de izquierdas puede ser demoledora para el futuro del país».