Putin se apropia de la victoria en Stalingrado para su campaña

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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MAXIM SHEMETOV | Reuters

Celebró el 75 aniversario de la batalla decisiva contra los nazis

03 feb 2018 . Actualizado a las 09:24 h.

Rusia conmemoró ayer los 75 años de la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la batalla de Stalingrado, símbolo del orgullo y patriotismo que quiere encarnar Vladimir Putin en plena campaña para lograr un cuarto mandato. El presidente ruso se desplazó a Volgogrado, antaño Stalingrado, para hacer una ofrenda floral en Mamáev Kurgán, la colina donde perecieron miles de soviéticos y nazis y donde se erige un memorial y la gigantesca estatua de la Madre Patria de 85 metros de altura.

«El destino de la patria, de todo el mundo, se decidió entonces en Stalingrado. Aquí surgió el carácter indestructible de nuestro pueblo, que luchó por cada casa, por la vida de sus hijos. Defendió Stalingrado y salvó la patria», dijo durante el acto. Putin no quiso desaprovechar el aniversario de cara a la campaña a las presidenciales del 18 de marzo, que le están llevando a mostrarse a diario junto a obreros o estudiantes. El presidente ruso ya acudió el 18 de enero a las conmemoraciones del 75 º. aniversario del final del sitio en Leningrado (hoy San Petersburgo).

Poco antes, miles de habitantes, abrigados para el intenso frío de las estepas del sur de Rusia, asistieron en Volgogrado al impresionante desfile militar que movilizó a 1.500 soldados, vehículos blindados, aviones y a los legendarios tanques T-34, símbolo de la victoria contra Hitler.

Los salvadores de Europa

Esta batalla, una de las más sangrientas de la historia con dos millones de muertos en ambos bandos, cambió el curso de la guerra. En julio de 1942, la ciudad estaba a punto de caer en manos de los alemanes, por lo que Moscú utilizo a cientos de miles de jóvenes e inexpertos reclutas como carne de cañón. «Ni un paso atrás», rezaba la famosa arenga de Iósif Stalin. El 2 de febrero de 1943, las tropas del mariscal alemán Friedrich Paulus capitularon ante el Ejército Rojo, tras 200 días y noches de lucha sin cuartel a orillas del Volga. Era la primera rendición del Ejército nazi, por ello los rusos se consideran que fueron ellos y nos los aliados los que liberaron a Europa.

«El patriotismo en Rusia se ha convertido prácticamente en una ideología de Estado» comenta a la AFP el analista político Konstantin Kalachev. En un contexto de malas relaciones con Occidente, el Kremlin «necesitan símbolos» como la batalla de Stalingrado «para promover la imagen de un país que es capaz de grandes proezas y de derrotar tarde o temprano a sus enemigos», afirma. Putin deja el mensaje de que Rusia puede hacer frente a las agresiones extranjeras igual que hizo hace 75 años.