La flota europea perdió 2.500 millones en 8 años por no pescar todos los cupos

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

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PEPA LOSADA

Armadores reclaman un sistema de alquiler o cesión para explotar ese sobrante

29 mar 2018 . Actualizado a las 08:22 h.

A España no le llega la merluza con la que cada diciembre regresa de Bruselas. Tampoco tiene suficiente rape ni rapante. Eso por no hablar ya de la xarda. Al mismo tiempo, Francia no tiene suficiente anchoa y algunos años ha tenido que pedir a España cuota de bonito del norte. A Dinamarca le falta maruca. A Holanda no hay arenque que le llegue y sufre para que la cuota de eglefino pase de septiembre. Alemania hace números para tener bacalao todo el año y Bélgica no llega a diciembre con lenguado.

Con todas esas estrecheces que afrontan unos y otros, resulta que, algunos años, en el conjunto de los Veintiocho han quedado sin pescar, por ejemplo, 58 toneladas de merluza, el 12 % del total admisible de capturas (TAC), 63 de rape (17 %), 28 de eglefino (10%), 88 de espadín (16 %), 11 de bacalao (33 %) y, para asombro de arrastre, cerco y artes menores de Galicia, 6 toneladas de caballa (un 2 %).

Son los efectos colaterales de la denominada estabilidad relativa, la clave de reparto fijada en 1983, antes de la entrada en la UE de España y Portugal, y que otorga una cantidad determinada a cada país sin tener en cuenta las necesidades de su flota. Un desequilibrio que, según la actualización del estudio La puesta al día de TAC y cuotas ante la prohibición de descartes realizado hace unos años por la Cooperativa de Armadores de Vigo (Arvi), se ha ido agudizando desde el 2008, hasta el punto de que, calculan, la flota europea ha asumido unas pérdidas de 2.444 millones de euros por las cuotas infrautilizadas entre el 2008 y el 2016.

 Echando cuentas, la brecha entre las cantidades que se reparten en diciembre y las que se desembarcan en los puertos durante el ejercicio siguiente arroja una diferencia de 1,3 millones de toneladas, que se corresponde con el volumen de pescado que se ha quedado «varado en los despachos» de los Estados miembros en esos ocho años, los que van del 2008 al 2016. Esto supone que anualmente quedan sin capturar 154.000 toneladas de posibilidades de pesca.

Pérdida de barcos y de empleo

El desajuste podría quedar en simple anécdota si no fuese porque en ese mismo período se han desguazado cientos de buques pesqueros por falta de cuotas, paralizaciones definitivas que se han pagado con ayudas públicas por un importe de 623 millones de euros. Y lo peor: la pérdida de 31.000 empleos, contando solo los de a bordo de los barcos, dejando ya al margen los puestos de trabajo indirectos.

A juicio de Arvi, es hora de atajar esta paradoja que tanto perjuicio está causando a la flota comunitaria, ya no solo a la gallega. La agrupación cree que es necesaria una revisión del actual sistema de gestión pesquera y que se modificar el criterio de reparto por TAC y cuotas para evitar esos desequilibrios. Pero también es posible eliminar esa brecha sin renunciar a la estabilidad relativa. Bastaría, señala Arvi, con que la Comisión estableciese una norma que permitiese completar las cuotas adicionales de los Estados miembros mediante sistemas anuales de alquiler o cesión voluntaria de cupos no utilizados.

El sistema de chárter o cesión flexibilizaría el veto a los descartes sin mover la clave de reparto

Bélgica pescó en el 2016 lenguado de más en aguas francesas de Gran Sol (VIIIa y b) y vio descontadas 6 toneladas en su cuota del año siguiente. Francia no agotó su cupo de aquel pez plano y sobrepescó besugo, por lo que tuvo que ceder dos toneladas de las posibilidades para el 2017. España pagó por el fletán, por la raya, por el bacalao, por el alfonsino y hasta por el bonito del norte, cuando cerró el año con cuota de especies que bien podrían aprovechar otros países. De no instaurar un sistema ágil para intercambiar cuotas, la flota europea se expone a «nuevos desguaces, más pérdida de empleo y la continuación de un reparto no solidario» ante las dificultades añadidas que trae la inminente obligación de desembarque. Según Arvi, la reiterada negativa del Consejo a modificar el criterio de reparto de cuotas mantiene a la política pesquera común (PCP) en el mismo punto desde el que partió y las sucesivas revisiones, en concreto al última de 2013, ha evitado el fondo del problema y optado por la flexibilidad (como el mínimo de descarte permitido, las especies de alta supervivencia o el porcentaje de una cuota que se puede descontar contra otra), para no mover la estabilidad relativa. Claro que ahora de cómo se interpreten los límites de esa flexibilidad «depende el futuro de la pesca europea». En ese escenario se incardina la petición a Bruselas de fijar un sistema de chárter o cesión de cuotas.